No es raro que una niña de 12 años entienda, casi a la perfección, el mismo sentimiento que invadió a Fher Olvera, el vocalista de Maná, cuando se enteró que su padre había muerto.
Esa niña se llama Mabel y también sabe lo que es la ausencia paterna: sus padres se separaron cuando era muy chica. Una sensación que también conoce Fher, quien desde los siete años aprendió a vivir con el gran estigma que ensombrece el imaginario colectivo del mexicano, desde el mito de Hernán Cortés hasta Pedro Páramo, pasando por el dato duro de que en 4 de cada 10 hogares mexicanos el padre está ausente.
La semana pasada, los Premios Billboard Latinos fueron el escenario de esta sinergia de generaciones que se materializó en la interpretación de Reloj Cucú, uno de los mayores éxitos de Maná y cuya letra no tiene fecha de caducidad.
“La verdad conocí a Maná por mi abuelita”, se sincera Mabel cuando se le pregunta sobre cómo conoció a la banda de rock mexicano que más discos ha vendido alrededor del mundo. “Me siento muy bien porque sé que ha sido una gran oportunidad cantar con ellos”, dice esta chica que concursó en el programa de televisión, La Voz Kids.
Al escuchar esta nueva versión de Reloj Cucú —la cual ya puede escucharse en Spotify y hasta ya tiene un video en YouTube—, pareciera que la voz de Mabel emana de un cuerpo adulto. Su timbre, de pronto, no corresponde al de una niña de 12 años. Son los colores de su voz los que la han vuelto tan famosa en redes sociales.
Según Fher, Mabel “canta desde las vísceras, desde el corazón”, pero no por ello desestima su técnica vocal.
“Llegó muy lejos en el programa, con una voz extraordinaria. Pocas veces he escuchado una voz así, y mira que tengo muchos años escuchando a muchos cantantes”, afirma el líder de Maná en un video que subió el grupo a YouTube.
Mabel está segura que quiere dedicar su vida a la música. Una de sus artistas favoritas es Billie Eilish, de quien admira su capacidad interpretativa. Canta desde los cuatro años y sus primeros intentos vocales fueron cantando las introducciones de caricaturas que le gustaban. Sólo tomó clases profesionales una vez y no le gustó: “me aburrí mucho”.
Además, confiesa que, a diferencia del resto de su generación, el reguetón no le llama la atención. “Siento que sus letras son vulgares”, dice. “Lo mío son las baladas pop”.