/ sábado 6 de julio de 2019

The Jesus and Mary Chain encendió El Plaza Condesa

El grupo The Jesus and Mary Chain encendió el ánimo en un show íntimo

Más de tres décadas de trayectoria son suficientes para justificar por qué The Jesus and Mary Chain es una de las bandas más representativas e influyentes del indie. Y esa muestra la ofrecieron el jueves con su concierto en El Plaza Condesa, donde la banda escocesa liderada por los hermanos Jim y William Reid dio un repaso por su música.

Similar al show que ofrecieron en el Corona Capital el año pasado, el grupo inició su velada de lleno con la tanda de éxitos. El grupo encendió el ritmo Amputation, el sencillo de su disco Damage and joy que los trajo de vuelta a la música después de no lanzar nuevo material durante casi dos décadas. Y también, el primer tema que interpretaron durante la velada.

“¡Hey! ¿Cómo están?”, fue la sencilla bienvenida que Jim Reid, vocalista de la banda ofreció a los presentes para continuar con April sky, su mayor éxito en el Reino Unido lanzado en 1987; así como Head on, sencillo noventero que puso de pie a los asistentes de la zona alta de recinto.

Los de abajo se acomodaban poco a poco, porque había pocos espacios para quedarse quieto. Entre la larga fila de los chavos ansiosos por cerveza y los que pretendían llegar hasta adelante aunque hubieran llegado tarde, la masa no dejó de moverse en ningún instante mientras sonaba Moon rider o Black and blues.

Los fans cuarentones no saltaban ni se empujaban, pero sí ponían ceño rudo mientras agitaban la cabeza de un lado a otro, sostenían sus cervezas y se acomodaban las chamarras de piel, moviendo los labios y siguiendo la letra de Between pla ets y The living end, acompañados de su pareja o sus mejores amigos.

Con Some candy talking la Banda demostró por qué es uno de los grupos más influyentes desde hace cuatro décadas con la explosión de su guitarra que terminó por explotar al público algunas vasos volaron y los gritos de sorpresa y emoción llegaron a su máximo.

Pero pronto el ánimo se volcó en gritos que pedían más, pues apenas se había cumplido una hora de iniciado el show cuando la banda hizo una pausa anunciando su próxima despedida. Pero un “Gracias” y el beat de la batería daban el preámbulo para Just like honey, donde las manos arriba y el canto apasionado de los fans seguían el tema paso a paso.

La noche continuó con otras cuatro canciones: Cracking up, In a hole y War on peace, donde el ánimo se tornó en melancolía y los fans escucharon atentos. Mientras unos cuantos comenzaron a retirarse ante el anunciado cierre que llegó con I hate rock and roll, cono que el grupo dijo adiós.

Más de tres décadas de trayectoria son suficientes para justificar por qué The Jesus and Mary Chain es una de las bandas más representativas e influyentes del indie. Y esa muestra la ofrecieron el jueves con su concierto en El Plaza Condesa, donde la banda escocesa liderada por los hermanos Jim y William Reid dio un repaso por su música.

Similar al show que ofrecieron en el Corona Capital el año pasado, el grupo inició su velada de lleno con la tanda de éxitos. El grupo encendió el ritmo Amputation, el sencillo de su disco Damage and joy que los trajo de vuelta a la música después de no lanzar nuevo material durante casi dos décadas. Y también, el primer tema que interpretaron durante la velada.

“¡Hey! ¿Cómo están?”, fue la sencilla bienvenida que Jim Reid, vocalista de la banda ofreció a los presentes para continuar con April sky, su mayor éxito en el Reino Unido lanzado en 1987; así como Head on, sencillo noventero que puso de pie a los asistentes de la zona alta de recinto.

Los de abajo se acomodaban poco a poco, porque había pocos espacios para quedarse quieto. Entre la larga fila de los chavos ansiosos por cerveza y los que pretendían llegar hasta adelante aunque hubieran llegado tarde, la masa no dejó de moverse en ningún instante mientras sonaba Moon rider o Black and blues.

Los fans cuarentones no saltaban ni se empujaban, pero sí ponían ceño rudo mientras agitaban la cabeza de un lado a otro, sostenían sus cervezas y se acomodaban las chamarras de piel, moviendo los labios y siguiendo la letra de Between pla ets y The living end, acompañados de su pareja o sus mejores amigos.

Con Some candy talking la Banda demostró por qué es uno de los grupos más influyentes desde hace cuatro décadas con la explosión de su guitarra que terminó por explotar al público algunas vasos volaron y los gritos de sorpresa y emoción llegaron a su máximo.

Pero pronto el ánimo se volcó en gritos que pedían más, pues apenas se había cumplido una hora de iniciado el show cuando la banda hizo una pausa anunciando su próxima despedida. Pero un “Gracias” y el beat de la batería daban el preámbulo para Just like honey, donde las manos arriba y el canto apasionado de los fans seguían el tema paso a paso.

La noche continuó con otras cuatro canciones: Cracking up, In a hole y War on peace, donde el ánimo se tornó en melancolía y los fans escucharon atentos. Mientras unos cuantos comenzaron a retirarse ante el anunciado cierre que llegó con I hate rock and roll, cono que el grupo dijo adiós.

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