/ viernes 8 de noviembre de 2019

The Wall, el muro de Pink Floyd

Uno de los álbumes más icónicos de la banda inglesa cumplirá 40 años el 30 de noviembre, una década más que la caída del Muro de Berlín

9 de noviembre de 1989. Los ojos del mundo estaban puestos sobre el Muro de Berlín, esos tabiques que uno encima de otro separaban a la República Federal Alemana de la República Democrática Alemana; capitalismo y comunismo confrontados en el punto más tenso de la Guerra Fría y que ese día se reencontraron con la caída del muro que los dividió por casi tres décadas.

Diez años antes, Pink Floyd preparaba los últimos detalles para el lanzamiento de lo que sería The Wall. Se trataba de su onceavo álbum de estudio, el cual se volvería al poco tiempo un referente del rock y para algunos una predicción a la caída de “la pared” que dividió la Alemania Este y Oeste por 28 años.

Aunque no era una referencia directa sobre este conflicto político y social en Alemania, The Wall fue adoptado por la población de ambas repúblicas gracias a los mensajes de hartazgo que cargaban las letras del álbum, pero que en realidad tenían un significado totalmente distinto.

The Wall era en realidad un disco conceptual doble de ópera rock que contaba la historia de Pink, una estrella de rock harta de la realidad que vivía y que para sobrellevarla comienza a crear una pared alrededor suyo como protección. Cada canción era un momento en la vida de ese personaje y representaba un ladrillo, lo que en conjunto creaba un muro que lo resguardaba.

La historia de Pink, el protagonista del disco, era una mezcla de las vivencias de Roger Waters y principalmente de Syd Barrett, fundador y miembro de la banda por nueve años.

Para 1979, Pink Floyd ya había lanzado al mercado sus discos más icónicos: The Dark Side of the Moon (1973) y Wish you Were Here (1975), además se habían convertido en una banda de escala mundial con giras monumentales –el Dark side of the Moon tour tuvo más de 130 fechas y duró casi 18 meses–.

Este éxito fue sinónimo de cansancio y hartazgo para Roger Waters, bajista y compositor de la banda. El 6 de julio de 1977 en el Estadio Olímpico de Montreal, durante el último concierto del In the Flesh Tour, el músico escupió a un fan que causó un alborotó al frente del escenario.

Aquello terminó en caos, tanto que se dice, Waters deseó la existencia de una pared que separara al público de la banda durante los conciertos; ello se volvió la semilla que dio nacimiento al concepto de The Wall.

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Pink Floyd in 1967, just about to go on stage...

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A esta historia se sumaba la de Syd Barrett, quien fuera el principal compositor de Pink Floyd en los inicios de la banda en 1965. Sin embargo, debido a sus problemas mentales, potenciados por el constante consumo de drogas alucinógenas, el guitarrista se alejó del grupo en 1968 e intentó una carrera como solista hasta 1972, año en el que se retiró por completo de la industria musical.

La influencia de Syd Barrett para crear el concepto del disco es más evidente en la película The Wall, filme que ilustró el concepto del álbum en 1982. Por 95 minutos, el realizador inglés Alan Parker retrata la locura de esta estrella de rock que enfrenta paso a paso la desolación y la desesperanza.

Con un guion escrito por el mismo Roger Waters, el largometraje muestra a Pink en momentos de desesperación. Una de las escenas más famosas es cuando este personaje, interpretado por Bob Geldof, se rasura las cejas. Esto sería una referencia directa a Syd Barrett, quien un día, después de dejar el grupo, apareció en el estudio de grabación con unos kilos de más y con la cabeza y las cejas rasuradas.

La película The Wall fue estrenada en el Festival de Cannes en mayo de 1982 y galardonada un año después con dos premios BAFTA, uno por Mejor Sonido y otro más por Mejor Canción Original para Roger Waters por el tema Another brick in the wall, el cual, por cierto, impulsó el éxito global del álbum.

“We don’t need no education. We dont need no thought control (No necesitamos ninguna educación. No necesitamos que controlen nuestros pensamientos)” en la voz de un coro de niños es la estrofa que todo el mundo reconoce cuando suena en la radio.

Another Brick in the Wall Pt. 2 se volvió el primer éxito comercial de Pink Floyd en el mundo y llegó al primer lugar de las listas de popularidad en lugares como el Reino Unido, Francia, Australia y Estados Unidos.

El impacto cultural de la canción fue tal que se convirtió en el himno de estudiantes negros en Sudáfrica, quienes la tomaron como bandera de protesta contra el apartheid que condenaba su país en ese entonces. Debido a los disturbios ocasionados por estas protestas, el gobierno de aquel país decidió prohibirla.

The Wall se convirtió en el último gran disco de Pink Floyd y también el último material que vio reunidos a todos los miembros fundadores. Para The Final Cut, lanzado en 1983, estuvo ausente Richard Wright, tecladista fundador del grupo, quien no participó por conflictos con Roger Waters. Y sería precisamente Waters el que dejaría el grupo en definitiva para 1985.

A pesar ser la cima y la tumba en la carrera de Pink Floyd, The Wall se convirtió en un referente del rock. El material ocupa el puesto 87 de los 500 mejores álbumes de la historia, según Rolling Stone. La revista definió esta como un disco “hipnótico en su indulgencia (…) La arrogancia de las estrellas de rock nunca ha sido más electrizante”.

El disco fue presentado en una gira de conciertos titulada The Wall Tour, que se presentó en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania del Oeste. En su momento fue revolucionaria por su trabajo visual y teatral. El periódico The New York Times definió el espectáculo como “un hito en la historia del rock”, y aseguró que era el referente ante el que “se deben medir todos los futuros espectáculos de rock”.

The Wall Tour fue retomado por Roger Waters en solitario años más tarde. En 1990, el músico organizó uno de los conciertos de rock más grandes de la historia reuniendo a figuras como Bryan Adams, Cyndi Lauper, Van Morrison, Sinead O’Connor y Scorpios, entre otros.

Se trató del The Wall Live in Berlin, un concierto que se realizó el 21 de julio de 1990 como una forma de conmemorar la caída del Muro de Berlín. El show se realizó en un terreno en medio de la plaza Potsdamer Platz y la Puerta de Brandenburgo, considerada tierra de nadie en la época divisoria, apenas ocho meses después de aquel hecho.

El concierto reunió alrededor de 350 mil personas. Esa noche, las extintas República Federal Alemana y la República Democrática Alemana se unieron por la música en un concierto que marcó historia y que sería quizá la única relación que tendría el álbum The Wall con el Muro de Berlín.


Escucha aquí el podcast ⬇

9 de noviembre de 1989. Los ojos del mundo estaban puestos sobre el Muro de Berlín, esos tabiques que uno encima de otro separaban a la República Federal Alemana de la República Democrática Alemana; capitalismo y comunismo confrontados en el punto más tenso de la Guerra Fría y que ese día se reencontraron con la caída del muro que los dividió por casi tres décadas.

Diez años antes, Pink Floyd preparaba los últimos detalles para el lanzamiento de lo que sería The Wall. Se trataba de su onceavo álbum de estudio, el cual se volvería al poco tiempo un referente del rock y para algunos una predicción a la caída de “la pared” que dividió la Alemania Este y Oeste por 28 años.

Aunque no era una referencia directa sobre este conflicto político y social en Alemania, The Wall fue adoptado por la población de ambas repúblicas gracias a los mensajes de hartazgo que cargaban las letras del álbum, pero que en realidad tenían un significado totalmente distinto.

The Wall era en realidad un disco conceptual doble de ópera rock que contaba la historia de Pink, una estrella de rock harta de la realidad que vivía y que para sobrellevarla comienza a crear una pared alrededor suyo como protección. Cada canción era un momento en la vida de ese personaje y representaba un ladrillo, lo que en conjunto creaba un muro que lo resguardaba.

La historia de Pink, el protagonista del disco, era una mezcla de las vivencias de Roger Waters y principalmente de Syd Barrett, fundador y miembro de la banda por nueve años.

Para 1979, Pink Floyd ya había lanzado al mercado sus discos más icónicos: The Dark Side of the Moon (1973) y Wish you Were Here (1975), además se habían convertido en una banda de escala mundial con giras monumentales –el Dark side of the Moon tour tuvo más de 130 fechas y duró casi 18 meses–.

Este éxito fue sinónimo de cansancio y hartazgo para Roger Waters, bajista y compositor de la banda. El 6 de julio de 1977 en el Estadio Olímpico de Montreal, durante el último concierto del In the Flesh Tour, el músico escupió a un fan que causó un alborotó al frente del escenario.

Aquello terminó en caos, tanto que se dice, Waters deseó la existencia de una pared que separara al público de la banda durante los conciertos; ello se volvió la semilla que dio nacimiento al concepto de The Wall.

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Pink Floyd in 1967, just about to go on stage...

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A esta historia se sumaba la de Syd Barrett, quien fuera el principal compositor de Pink Floyd en los inicios de la banda en 1965. Sin embargo, debido a sus problemas mentales, potenciados por el constante consumo de drogas alucinógenas, el guitarrista se alejó del grupo en 1968 e intentó una carrera como solista hasta 1972, año en el que se retiró por completo de la industria musical.

La influencia de Syd Barrett para crear el concepto del disco es más evidente en la película The Wall, filme que ilustró el concepto del álbum en 1982. Por 95 minutos, el realizador inglés Alan Parker retrata la locura de esta estrella de rock que enfrenta paso a paso la desolación y la desesperanza.

Con un guion escrito por el mismo Roger Waters, el largometraje muestra a Pink en momentos de desesperación. Una de las escenas más famosas es cuando este personaje, interpretado por Bob Geldof, se rasura las cejas. Esto sería una referencia directa a Syd Barrett, quien un día, después de dejar el grupo, apareció en el estudio de grabación con unos kilos de más y con la cabeza y las cejas rasuradas.

La película The Wall fue estrenada en el Festival de Cannes en mayo de 1982 y galardonada un año después con dos premios BAFTA, uno por Mejor Sonido y otro más por Mejor Canción Original para Roger Waters por el tema Another brick in the wall, el cual, por cierto, impulsó el éxito global del álbum.

“We don’t need no education. We dont need no thought control (No necesitamos ninguna educación. No necesitamos que controlen nuestros pensamientos)” en la voz de un coro de niños es la estrofa que todo el mundo reconoce cuando suena en la radio.

Another Brick in the Wall Pt. 2 se volvió el primer éxito comercial de Pink Floyd en el mundo y llegó al primer lugar de las listas de popularidad en lugares como el Reino Unido, Francia, Australia y Estados Unidos.

El impacto cultural de la canción fue tal que se convirtió en el himno de estudiantes negros en Sudáfrica, quienes la tomaron como bandera de protesta contra el apartheid que condenaba su país en ese entonces. Debido a los disturbios ocasionados por estas protestas, el gobierno de aquel país decidió prohibirla.

The Wall se convirtió en el último gran disco de Pink Floyd y también el último material que vio reunidos a todos los miembros fundadores. Para The Final Cut, lanzado en 1983, estuvo ausente Richard Wright, tecladista fundador del grupo, quien no participó por conflictos con Roger Waters. Y sería precisamente Waters el que dejaría el grupo en definitiva para 1985.

A pesar ser la cima y la tumba en la carrera de Pink Floyd, The Wall se convirtió en un referente del rock. El material ocupa el puesto 87 de los 500 mejores álbumes de la historia, según Rolling Stone. La revista definió esta como un disco “hipnótico en su indulgencia (…) La arrogancia de las estrellas de rock nunca ha sido más electrizante”.

El disco fue presentado en una gira de conciertos titulada The Wall Tour, que se presentó en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania del Oeste. En su momento fue revolucionaria por su trabajo visual y teatral. El periódico The New York Times definió el espectáculo como “un hito en la historia del rock”, y aseguró que era el referente ante el que “se deben medir todos los futuros espectáculos de rock”.

The Wall Tour fue retomado por Roger Waters en solitario años más tarde. En 1990, el músico organizó uno de los conciertos de rock más grandes de la historia reuniendo a figuras como Bryan Adams, Cyndi Lauper, Van Morrison, Sinead O’Connor y Scorpios, entre otros.

Se trató del The Wall Live in Berlin, un concierto que se realizó el 21 de julio de 1990 como una forma de conmemorar la caída del Muro de Berlín. El show se realizó en un terreno en medio de la plaza Potsdamer Platz y la Puerta de Brandenburgo, considerada tierra de nadie en la época divisoria, apenas ocho meses después de aquel hecho.

El concierto reunió alrededor de 350 mil personas. Esa noche, las extintas República Federal Alemana y la República Democrática Alemana se unieron por la música en un concierto que marcó historia y que sería quizá la única relación que tendría el álbum The Wall con el Muro de Berlín.


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