/ domingo 25 de marzo de 2018

Colosio y Meade: profundo amor por México

Colosio, Luis Donaldo, era un gran candidato y sin duda hubiese sido un mejor Presidente de la República. A su muerte, para los priistas y muchos políticos se convirtió en un referente, un buen referente no sólo por aquel discurso en el Monumento a la Revolución, cuyas motivaciones profundas estaban en las necesidades económicas, políticas y sociales del México ignorado, sino porque provenía exactamente de la cultura del esfuerzo.

Lo recordamos en torno a su 24 aniversario luctuoso, este 23 de marzo, en víspera de iniciar una nueva contienda electoral y con un candidato, José Antonio Meade, que de muchas maneras nos hace recordar a aquél gran malogrado candidato.

El México con hambre y sed de justicia que veía Colosio, lo ha visto Meade y lo planteó así al asumir como nuestro candidato a la Presidencia: “Todos nosotros hemos visto y escuchado el desaliento y el enojo de muchos mexicanos. No podemos desatender ni ignorar las exigencias de la sociedad, no podemos voltear la mirada y perder el oído a sus reclamos, tenemos que hacernos cargo de las expresiones de malestar y decepción.

“Y para eso, tenemos que ver y tenemos que escuchar, ver y escuchar a quienes elevan su voz y expresan sus legítimas demandas sobre seguridad y justicia”.

Como Colosio lo pidió aquel 6 de marzo de 1994, casi una oración, Meade nos pidió a todos los mexicanos de hoy: “Tenemos que ver y tenemos que escuchar su profundo malestar por actos de corrupción, que laceran la vida de México y ofenden la dignidad de los mexicanos; tenemos que ver y escuchar a las niñas y a los niños, millones de ellos que aguardan tener una vida mejor, no van a esperar en vano; ver y escuchar con atención y empatía, y con la absoluta decisión de atender y resolver.

“Encabezaré nuestro esfuerzo con mi ejemplo y mi conducta, sometida cada día a la evaluación crítica y objetiva de los mexicanos. Seré implacable en el combate a la corrupción”.

Meade, como Colosio subrayaba con enorme orgullo, se forjó en la cultura del esfuerzo. Con dedicación y esmero, con disciplina y responsabilidad, con honradez y profundo sentido social, Meade ha forjado una carrera profesional en el servicio público, con resultados tangibles en beneficio de los mexicanos.

No hay duda, ninguna, de que se trata del mejor candidato a la Presidencia de la República. Que sabe y sabrá cómo gobernar, que conoce a profundidad los problemas que enfrenta México, y lo mejor, que también sabe cómo afrontarlos y resolverlos.

Los priistas no nos equivocamos al elegir a un ciudadano con profundo amor a México para representarnos. Sabemos que con nuestro voto, con el convencimiento de la mayoría de los mexicanos que aprecian sus valores, llegará y será el Presidente de todos los mexicanos.



Colosio, Luis Donaldo, era un gran candidato y sin duda hubiese sido un mejor Presidente de la República. A su muerte, para los priistas y muchos políticos se convirtió en un referente, un buen referente no sólo por aquel discurso en el Monumento a la Revolución, cuyas motivaciones profundas estaban en las necesidades económicas, políticas y sociales del México ignorado, sino porque provenía exactamente de la cultura del esfuerzo.

Lo recordamos en torno a su 24 aniversario luctuoso, este 23 de marzo, en víspera de iniciar una nueva contienda electoral y con un candidato, José Antonio Meade, que de muchas maneras nos hace recordar a aquél gran malogrado candidato.

El México con hambre y sed de justicia que veía Colosio, lo ha visto Meade y lo planteó así al asumir como nuestro candidato a la Presidencia: “Todos nosotros hemos visto y escuchado el desaliento y el enojo de muchos mexicanos. No podemos desatender ni ignorar las exigencias de la sociedad, no podemos voltear la mirada y perder el oído a sus reclamos, tenemos que hacernos cargo de las expresiones de malestar y decepción.

“Y para eso, tenemos que ver y tenemos que escuchar, ver y escuchar a quienes elevan su voz y expresan sus legítimas demandas sobre seguridad y justicia”.

Como Colosio lo pidió aquel 6 de marzo de 1994, casi una oración, Meade nos pidió a todos los mexicanos de hoy: “Tenemos que ver y tenemos que escuchar su profundo malestar por actos de corrupción, que laceran la vida de México y ofenden la dignidad de los mexicanos; tenemos que ver y escuchar a las niñas y a los niños, millones de ellos que aguardan tener una vida mejor, no van a esperar en vano; ver y escuchar con atención y empatía, y con la absoluta decisión de atender y resolver.

“Encabezaré nuestro esfuerzo con mi ejemplo y mi conducta, sometida cada día a la evaluación crítica y objetiva de los mexicanos. Seré implacable en el combate a la corrupción”.

Meade, como Colosio subrayaba con enorme orgullo, se forjó en la cultura del esfuerzo. Con dedicación y esmero, con disciplina y responsabilidad, con honradez y profundo sentido social, Meade ha forjado una carrera profesional en el servicio público, con resultados tangibles en beneficio de los mexicanos.

No hay duda, ninguna, de que se trata del mejor candidato a la Presidencia de la República. Que sabe y sabrá cómo gobernar, que conoce a profundidad los problemas que enfrenta México, y lo mejor, que también sabe cómo afrontarlos y resolverlos.

Los priistas no nos equivocamos al elegir a un ciudadano con profundo amor a México para representarnos. Sabemos que con nuestro voto, con el convencimiento de la mayoría de los mexicanos que aprecian sus valores, llegará y será el Presidente de todos los mexicanos.