/ lunes 12 de marzo de 2018

La segunda amenaza: el acero

Para quienes hemos dado seguimiento al desarrollo de las renegociaciones del NAFTA, está claro que la estrategia de Trump reside en presionar para después hacer “concesiones” menos comprometedoras. En el primer round, la amenaza categórica fue ceder al muro, de lo contrario Estados Unidos saldría del acuerdo comercial. Y aunque dicha coacción se agotó del otro lado de la frontera con los einsuficientes 1600 millones de dólares que el Congreso destinó al proyecto; con el anunció de la imposición de un nuevo arancel al acero y aluminio, la Casa Blanca ha lanzado una de sus más caóticas apuestas financieras.

Ante tal decisión, la renuncia de Gary Cohn,principal asesor económico de Donald Trump, se agrega a la lista de bajas que ahora suma 19 caídos en la deplorable administración del otrora magnate, ante una soberbia y autoritarismo que han definido la toma de decisiones en Washingnton dese el año pasado.

Y aunque la supuesta medida de imponer un arancel del 25% tiene como objetivo compensar los famosos “déficits” comerciales que han hecho obsesivo a Trump, la apuesta tiene un peso estratégico cuando en el marco de la renegación del TLCAN se ha condicionado a México y Canadá a “tener un acuerdo justo”, en los términos que la Casa Blanca pretende dictar a ambos países.

Con esta acción no sólo las inversiones ligadas a la industria del acero y el aluminio en los tres países están en riesgo, sino que al ser golpeado uno de los sectores más importantes de exportación de México como lo es el automotriz, se pone en duda el desarrollo de estados tan importantes como Coahuila, San Luis Potosí, o Nuevo León.

En México lo que ha sucedido los últimos años, es que se ha ido desmantelando la industria de producción de acero. Datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero, indican que de más de 130 mil empleos que dependía del sector en 2011, pero en 2017 menos de 111 mil se habían podido conservar, esto ante una creciente demanda de importaciones de acero barato, principalmente de China, lo que ha derivado en el cierre de muchas de las plantas en el país.

Sin embargo EUA ha sido también artífice de esta treta, pues los mexicanos hemos estado comprando a los estadunidenses, más acero del que les vendemos, todo mientras nuestra balanza siderúrgica ha sido deficitaria los últimos 3 años en una media del -9.2%.

El año pasado por ejemplo, México exportó a Estados Unidos mil 972 millones de dólares clasificados como fundición de hierro y acero, lo que representó sólo el 6.21% del total de importaciones norteamericanas en ese rubro. Esto significó un superávit para Washington de 665 millones de dólares.

El cálculo de especialistas, indica que a pesar del beneficio temporal que goza México junto con Canadá, las empresas que fabrican acero podrían sufrir daños por hasta 2 mil millones de dólares anuales si la medida se aplica incluso de manera diferenciada a nuestro país.

Es claro –como lo he dicho en otras ocasiones- que México asiste a un proceso de renegociación, sin la menor reserva estratégica para evitar estas “posion pills” como las han nombrado en EUA.

No debería aceptarse que la Cancillería y la Secretaría de Economía se sienten a negociar, mientras se nos ha puesto un pie en el cuello, uno que por cierto, cada vez aprieta más, el pacta sunt servanda pareciera más invalido que nunca ante este escenario.

El resultado final de este proceso es aún un enigma, incluso para la misma administración de Trump, que ante 23 temas pendientes por discutir, prevé como probable el negociar con un nuevo gobierno mexicano algunos otros términos del acuerdo. Hoy más que nunca debemos exigir que la política exterior y la defensa del interés nacional se vuelvan temas de campaña para este 2018.


Diputada por Movimiento Ciudadano

Para quienes hemos dado seguimiento al desarrollo de las renegociaciones del NAFTA, está claro que la estrategia de Trump reside en presionar para después hacer “concesiones” menos comprometedoras. En el primer round, la amenaza categórica fue ceder al muro, de lo contrario Estados Unidos saldría del acuerdo comercial. Y aunque dicha coacción se agotó del otro lado de la frontera con los einsuficientes 1600 millones de dólares que el Congreso destinó al proyecto; con el anunció de la imposición de un nuevo arancel al acero y aluminio, la Casa Blanca ha lanzado una de sus más caóticas apuestas financieras.

Ante tal decisión, la renuncia de Gary Cohn,principal asesor económico de Donald Trump, se agrega a la lista de bajas que ahora suma 19 caídos en la deplorable administración del otrora magnate, ante una soberbia y autoritarismo que han definido la toma de decisiones en Washingnton dese el año pasado.

Y aunque la supuesta medida de imponer un arancel del 25% tiene como objetivo compensar los famosos “déficits” comerciales que han hecho obsesivo a Trump, la apuesta tiene un peso estratégico cuando en el marco de la renegación del TLCAN se ha condicionado a México y Canadá a “tener un acuerdo justo”, en los términos que la Casa Blanca pretende dictar a ambos países.

Con esta acción no sólo las inversiones ligadas a la industria del acero y el aluminio en los tres países están en riesgo, sino que al ser golpeado uno de los sectores más importantes de exportación de México como lo es el automotriz, se pone en duda el desarrollo de estados tan importantes como Coahuila, San Luis Potosí, o Nuevo León.

En México lo que ha sucedido los últimos años, es que se ha ido desmantelando la industria de producción de acero. Datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero, indican que de más de 130 mil empleos que dependía del sector en 2011, pero en 2017 menos de 111 mil se habían podido conservar, esto ante una creciente demanda de importaciones de acero barato, principalmente de China, lo que ha derivado en el cierre de muchas de las plantas en el país.

Sin embargo EUA ha sido también artífice de esta treta, pues los mexicanos hemos estado comprando a los estadunidenses, más acero del que les vendemos, todo mientras nuestra balanza siderúrgica ha sido deficitaria los últimos 3 años en una media del -9.2%.

El año pasado por ejemplo, México exportó a Estados Unidos mil 972 millones de dólares clasificados como fundición de hierro y acero, lo que representó sólo el 6.21% del total de importaciones norteamericanas en ese rubro. Esto significó un superávit para Washington de 665 millones de dólares.

El cálculo de especialistas, indica que a pesar del beneficio temporal que goza México junto con Canadá, las empresas que fabrican acero podrían sufrir daños por hasta 2 mil millones de dólares anuales si la medida se aplica incluso de manera diferenciada a nuestro país.

Es claro –como lo he dicho en otras ocasiones- que México asiste a un proceso de renegociación, sin la menor reserva estratégica para evitar estas “posion pills” como las han nombrado en EUA.

No debería aceptarse que la Cancillería y la Secretaría de Economía se sienten a negociar, mientras se nos ha puesto un pie en el cuello, uno que por cierto, cada vez aprieta más, el pacta sunt servanda pareciera más invalido que nunca ante este escenario.

El resultado final de este proceso es aún un enigma, incluso para la misma administración de Trump, que ante 23 temas pendientes por discutir, prevé como probable el negociar con un nuevo gobierno mexicano algunos otros términos del acuerdo. Hoy más que nunca debemos exigir que la política exterior y la defensa del interés nacional se vuelvan temas de campaña para este 2018.


Diputada por Movimiento Ciudadano