A diferencia de otras naciones, el sistema electoral de Estados Unidos se basa en el Colegio Electoral, integrado por 538 compromisarios que se eligen en los estados en función de su población.
El candidato ganador en cada estado, aunque sea por un solo voto, se lleva todos sus compromisarios en su objetivo de llegar al número mágico que le lleve a la Casa Blanca: 270.
La mayoría de estados están decididos antes de las elecciones ya sea por los márgenes que indican las encuestas o por su histórico electoral. Es el caso de California para los demócratas o Tennessee para los republicanos. Pero la suma de los estados decididos por lado y lado no llega a los 270.
Es ahí donde entran los estados clave, un selecto club de apenas una decena que fluctúan elección tras elección, aunque no siempre son los mismos, en los que los candidatos dedican todos sus esfuerzos durante la campaña y en los que todos los ojos están puestos en la noche electoral.
En total, los estados demócratas suman 212 compromisarios y los republicanos 125, por lo que a simple vista la victoria de Joe Biden parecería más sencilla, pero es así de sencillo.
Los estados clave son Florida, Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Nuevo Hampshire, Texas, Arizona, Georgia, Carolina del Norte, Nevada, Ohio, Iowa y Maine-2/Nebraska-2.
¿Qué pasa si hay un empate en el Colegio Electoral?
Este escenario improbable tiene una respuesta: el Congreso debe romper un empate en el colegio electoral.
El ganador debe llegar a los 270, pero es posible que cuando el colegio electoral se reúna para emitir sus votos el lunes después del segundo miércoles de diciembre (este año es el 14 de diciembre), cada candidato obtiene 269.
En ese momento, de acuerdo con la 12ª enmienda, la Cámara recién elegida elige al presidente entre los tres candidatos principales de acuerdo con el voto del colegio electoral.
El nuevo Senado, mientras tanto, elige al vicepresidente, también entre los tres principales candidatos después de las votaciones del colegio electoral.
En la votación de la Cámara, los miembros no votan individualmente, sino como una unidad, con un voto por cada delegación estatal.
Los senadores, sin embargo, votan individualmente por el vicepresidente.
¿Significa eso que el presidente y el vicepresidente podrían ser de partidos diferentes? Puede ser
En caso de que ninguno de los candidatos obtenga los 26 votos que necesitan para ser elegido presidente antes del día de la toma de posesión, entonces el vicepresidente electo se convierte en presidente interino, mientras que la Cámara intenta acordar un presidente.
¿Y también debería haber un empate para el vicepresidente? En ese caso, la presidenta de la Cámara, que probablemente seguirá siendo Nancy Pelosi, se convierte en presidente en funciones.
¿Quiénes son los 538?
Este sistema, originado en la Constitución de 1787, establece una elección presidencial indirecta en una sola ronda.
Los padres fundadores vieron en este sistema un compromiso entre una elección presidencial con sufragio universal y una elección por parte de miembros del Congreso, algo que no se consideraba suficientemente democrático.
Desde entonces, se han propuesto infructuosamente centenares de enmiendas para modificar o abolir al Colegio Electoral.
El debate se reavivó con la victoria de Donald Trump de 2016 sobre Hillary Clinton.
La mayoría de sus integrantes son funcionarios locales electos o líderes partidarios, pero sus nombres no aparecen en las boletas de sufragio, por lo que sus identidades son prácticamente desconocidas para los votantes.
Cada estado tiene tantos votos en el Colegio como miembros en la Cámara de Representantes (número que depende de su población) y en el Senado (dos por cada estado de la Unión, independientemente de su tamaño).
California, por ejemplo, tiene 55 votos en el Colegio, Texas 38 y los estados escasamente poblados como Alaska, Delaware, Vermont y Wyoming solo tienen tres cada uno.
La Constitución otorga a cada estado la facultad de decidir cómo computa los votos. Salvo en Nebraska y Maine, el candidato que obtiene más votos se lleva, en teoría, todos los electores de ese estado en el Colegio.
Tener más votos y perder
La situación de 2016 de ganar la Casa Blanca sin obtener la mayoría del voto popular no carece de precedentes. En total, ocurrió cinco veces.
El primero fue John Quincy Adams, en 1824, en detrimento de Andrew Jackson.
Más recientemente, la elección de 2000 terminó prácticamente en un empate en Florida entre el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore.
Gore obtuvo unos 500 mil votos más que Bush a nivel nacional, pero el republicano terminó ganando en Florida, por lo que se impuso con una mayoría de 271 votos en el Colegio Electoral.
||Con información de AFP, EFE y QZ||