Con información de Fernando Solís | AFP
Tultepec, México.- Las desgarradoras imágenes luego de laexplosión ocurrida la tarde del martes, la cual destruyó elmercado de pirotecnia conocido como “San Pablito”, nos harecordado la bomba de tiempo que se sigue permitiendo en estalocalidad. ¡Visítanos! Abrimos todos losdías del año. Contamos con todas las medidas de seguridad", diceun gran letrero de plástico, en el que aparece una foto de unextinguidor y una pala, y que está arriba de una de las entradasdel mercado. Este enorme centro de venta de fuegosartificiales ha sufrido al menos dos grandes explosiones desde2005. Fue remodelado hace poco para hacerlo más seguro; lospuestos de láminas fueron reemplazados por locales de cemento contechos de láminas.
Cuestionado sobre qué pudo haber fallado pese a laremodelación, el líder del mercado respondió a la AFP que "entodos los mercados de pirotecnia existe ese riesgo. Teníamos todaslas medidas de seguridad; todos los locales tenían un tambo deagua y un tambo de arena y un extinguidor. No nos explicamos porqué fue tan grande el siniestro".
Con él coincide Roberto Cortés, de 48 años, un albañil quevive y trabaja a menos de un kilómetro de San Pablito y ha vistovarias conflagraciones.
"Los cuetes siempre son un riesgo y no hay forma desalvarse. Cuando empieza a tronar truenan todos. Las medidas deseguridad no sirven para nada", dice algo enojado."La pólvora es un riesgo, vivimos sentados sobre una bomba",considera Socorro Lillio encogiendo los hombros, antes de seguircon la búsqueda de los dos menores de sufamilia desaparecidos.
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Continúa labúsqueda
Concepción Hernández Báez manifestó que la mañana delmartes su mamá y su hermano salieron de su domicilio, ubicado enel municipio de Nicolás Romero, con el propósito de compararartículos de pirotecnia para venderlos en su hogar. Si alguien los ha visto, por favor díganme donde están mimamá y mi hermano”, gritaba con lágrimas en los ojos la mujer,que aseguró que sus familiares continúan desaparecidos.Eva Báez y su hijo Yazmani, de 67 y 29 años, en compañía de unasobrina de 23 años, de identidad reservada y con siete meses deembarazo, acudieron al mercado de San Pablito con la intención desurtirse de artículos de pirotecnia para revenderlos.
Hernández Báez aseguró que su madre se dedica a venta depirotecnia desde hace más de dos décadas, contando con todos lospermisos; señaló que era la primera vez que iba al mercado deSan Pablito.
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Manifestó que cuando comenzó el estallido, su sobrina seencontraba en otro puesto y alcanzó a correr, pero vio cuandoYazmani tomó de la mano a su madre y corrieron. Después todo fueconfusión.
La joven abordó un taxi y llegó hasta su casa; solo presentabavarios golpes a causa de las piedras que la alcanzaron durantelas explosiones.
Recalcó que continúan en busca de Eva y Yazmani, aunque no hanpodido localizar el automóvil en que se trasladaban, debido a queno les permiten el acceso a la zona. ¡Nadienos dice nada! No sabemos nada de mi mamá ni de mi hermano, en laslistas de los hospitales no están", llora a gritos ConcepciónHernández.
Promesasincumplidas
Afuera del Servicio Médico Forense local, ubicado en una colinadesde la que se puede observar parte de un infinito caserío pobreconstruido sobre un mar de cerros, los familiares delos desaparecidos y de los muertos ya identificados aguardanllorosos. Lo único que quiero es que meentreguen ya el cuerpo de mi mamá, nos dijeron que nos iban apagar los gastos funerarios, pero ahora resulta que el panteón,que es lo más caro, lo tenemos que pagar nosotros", alcanza adecir María Teresa Martínez antes de romper en llanto.Lee también |
Su madre y su esposo fueron al mercado como lo hicieronhabitualmente durante años para surtir un pequeño puesto defuegos artificiales que tienen afuera de su casa, en la comunidadde Tablas del Pozo, del vecino municipio de Ecatepec.
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