A la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) le restan unos días de vida, sin embargo la actual legislatura dejará una mancha en su historial difícil de borrar: fue la más cara en la historia de este órgano.
El presupuesto que recibieron los diputados de la séptima y última legislatura durante los ejercicios fiscales de 2016, 2017 y 2018 asciende a seis mil 89 millones 579 mil 226 pesos.
Esta cifra representa poco menos de la mitad de lo que el gobierno capitalino ha gastado desde 2008 en el programa de videovigilancia Ciudad Segura, que asciende a 12 mil 600 millones de pesos. La cuarta legislatura (2006 a 2009), tuvo un presupuesto de tres mil 239 millones 494 253 pesos, y nueve años después el gasto se elevó 88%.
La bancada de Morena para el próximo Congreso ha insistido en que reducirá el presupuesto al menos 50%, y condensará el número de comisiones.
Esto luego de que fue precisamente la actual legislatura la que aumentó el número de comisiones y comités a 63 para que prácticamente a cada diputado le tocara presidir alguno de estos órganos y poder recibir así recursos adicionales.
CARO Y DEFICIENTE
Para la politóloga por el ITAM y fundadora de Visión Legislativa, María del Carmen Nava, lo más grave del alto costo de la actual legislatura es que mantuvo un bajo desempeño e incluso dejará pendientes.
“El problema del alto costo en las instituciones no sólo es el gasto en sí mismo, sino también los pocos resultados que puede dar ese uso presupuestal y eso ha sido parte de los legados de la Asamblea Legislativa”, dijo a El Sol de México.
En ese sentido recordó que entre los pendientes de la ALDF están la implementación del Parlamento Abierto y del Sistema Local Anticorrupción, así como la transparencia en el gasto y las leyes secundarias de la Constitución local.
“Tenemos que no sólo es un legislativo caro, es opaco y aparte la calidad de la legislación que ha arrojado es bastante demeritoria, y eso es lo realmente grave, no sólo que sea oneroso, sino el tipo de resultados que arroja”, subrayó.
Nava Polina destacó que el alto presupuesto y el mal desempeño legislativo provoca que nueve de cada 10 ciudadanos no se sientan representados.
LOS RETOS DEL CONGRESO
Con la estela de opacidad y dispendio que deja la actual legislatura en el Poder Legislativo, María del Carmen Nava vislumbra tres principales retos para el próximo Congreso.
El primero será consolidar el Parlamento Abierto para que cualquier persona tenga acceso al contenido de las sesiones, a los trabajos de las comisiones, los reportes de gasto y se integre a la sociedad civil en los procesos parlamentarios.
“El segundo es la nitidez en el manejo presupuestal no sólo que sea un Congreso más acotado en términos de gasto, sino también que podamos visibilizar los resultados y que cualquiera pueda acceder a ello”, enumeró.
Y el último es “profesionalizar los perfiles al interior del Congreso, que tengan una valía sustantiva dentro del conocimiento legislativo y de los temas que vayan a abordar” para evitar colocar en esos cargos a cuotas partidistas.