Casas de paredes agrietadas, polines que sostienen techos, líneas rojas que trazan el lugar por donde pasarán las vías de la ampliación de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STCMetro) a varios metros de profundidad, pero sobre todo la zozobra, es el clima en que viven unas 600 familias de la colonia Primera Victoria Sección Bosques desde agosto del año pasado.
Al contrario de otros habitantes de la Ciudad de México que padecen las secuelas del terremoto del 19 de septiembre del año pasado, los vecinos de esa zona de la delegación Álvaro Obregón viven también en medio del temor de que sus casas se desplomen por dichas obras.
Ante el desinterés de las autoridades para dar respuesta a sus demandas, los afectados decidieron bloquear la construcción de una lumbrera más, ubicada sobre la Avenida Central, porque reuniones van y vienen, pero sin soluciones.
Afuera de la obra, hay mantas en las que dan a conocer su situación y montan guardia para evitar que los trabajadores de la Secretaría de Obras en un descuido reinicien los trabajos.
Las demandas de los colonos se resumen en un estudio serio de la situación en que está el subsuelo de la zona, porque todo indica que está fracturado y que las expropiaciones que se lleven a cabo se paguen a precio comercial y potencial económico, no a través del valor catastral.
La colonia nació en la década de los 60 del siglo pasado y en los 80 se hizo un reordenamiento urbano que terminó por darle la imagen actual en sus siete u ocho calles de 150 predios en total.
Inicialmente, el trazo de la Línea 12 iba a pasar cerca de la Avenida San Antonio, pero debido a que una de las curvas sería muy prolongada, las autoridades capitalinas decidieron modificar el derrotero y con la mala suerte de que partió prácticamente la colonia.
De acuerdo con el proyecto, la colonia viene a quedar entre las estaciones Valentín Campa y Álvaro Obregón.
La queja de los vecinos es que las autoridades tomaron esa decisión sin consultarlos ni analizar los daños que traería ese cambio en el proyecto de la llamada Línea Dorada.
Leonardo Gómez, vecino afectado por la construcción, afirmó que "hemos llevado a cabo manifestaciones en el Zócalo para denunciar la situación y presionar a las autoridades, además de que es la tercera vez que cierran la obra a la espera de que en esta ocasión las autoridades den respuesta" a sus demandas.
Mientras tanto la situación de las familias es angustiante, no saben cómo convivir con esa situación cotidiana: oyen los estallidos en el subsuelo y las casas se estremecen con ello, las cosas se caen y los vidrios se rompen.
El subsuelo, aseguró, está dañado, por eso los primeros arreglos que se hacen a las viviendas no funcionan y es que hasta el momento el remedio de las autoridades es apuntalar las casas.
Explicó que son 150 predios en la colonia, en cada una viven al menos cuatro familias, por eso aseguró que son 600 familias las que están en riesgo.
Diana Rebollo, vecina de la calle dos, muestra las paredes agrietadas de su casa y cómo los polines colocados por todas partes la sostienen. “Los polines no van a aguantar tres pisos”, advirtió.