En medio del olor pestífero de aguas negras que brotan de las atarjeas, así viven vecinos de la colonia Roma Norte, al menos desde que inició este año, sin que las autoridades capitalinas resuelvan el problema, pues el drenaje ya es inservible.
Durante un recorrido realizado por El Sol de México, en la avenida Álvaro Obregón, una de las más afectadas por esa situación, residentes y encargados de restaurantes mostraron los trabajos que realizan diariamente para desalojar esos líquidos, a fin de que no se conviertan en un foco de infección, así como lo que pagan por el servicio privado de desazolve.
Ante esta situación, el próximo domingo los colonos se reunirán en el Parque Pushkin, a fin de analizar qué medidas tomar, entre ellas prevén el cierre de calles y avenidas para recibir la atención a sus demandas.
En entrevista, la vecina Sandra Viramontes expresó que los camiones Vactors privados y públicos llegan a desazolvar, pero es poco lo que pueden hacer debido a que el drenaje de la colonia Roma está destruido y tapado, por lo que las aguas negras no pueden fluir, se estancan y luego salen por las coladeras e inodoros de los inmuebles.
Ella vive en un edificio de esa avenida, su cisterna fue invadida por aguas negras de las cañerías callejeras, por lo que contrató una unidad para limpiarla y en cuando llegó el vehículo más vecinos de las calles Tonalá, Querétaro, Coahuila y Jalapa, entre otras, se arremolinaron para solicitar el mismo servicio.
“Mientras más preguntamos, todos los vecinos nos dicen lo mismo, el drenaje no funciona, está fallando, no fluye, es una peste horrible y hasta te lloran los ojos”, relató la entrevistada.
Aseguró que vio cómo los trabajadores que fueron a limpiar la tubería sacaron cascajo, por lo que, contó, le dijeron que el drenaje ya no servía y la situación mejoraría solamente con una sustitución del mismo.
El problema, continuó, empezó desde octubre del año pasado, que los camiones privados para desazolvar cobran tres mil 600 pesos por limpieza de cada registro, que de nada sirve, insistió, porque la tubería está tapada.
En la misma avenida, hay un restaurante de comida argentina cuyo gerente, Julio Barrón, mostró el patio de otro edificio, donde una de sus empleadas batallaba para terminar de limpiarlo, luego de que en la noche brotaron de las coladeras las aguas negras nuevamente.
Además del mal olor y los problemas de salubridad, dijo que hasta ahora no han proliferado las ratas, aunque sí ha notado la llegada de cucarachas.
Agregó que hace unos días, los trabajadores trataron de despejar su tubería, a fin de desalojar las aguas negras; tuvieron que limpiar desde la coladera de la esquina de Álvaro Obregón y Jalapa y solamente así pudieron expulsar un poco, pero el agua pestilente regresa continuamente.
Finalmente, Diego Iturbide, dueño de otro restaurante, que recientemente abrió, afirmó que el problema se agravó desde hace dos semanas, y eso, en cierta manera, ahuyenta a la clientela.