/ viernes 3 de noviembre de 2017

Aún con más policías aumentan crímenes en el Metro

Más de 3 mil mdp se destinaron a la contratación de uniformados, lo que no se ha traducido en menos delincuencia

El gobierno de la Ciudad de México erogó más de tres mil millones de pesos entre 2013 y 2016 en contratar elementos de la Policía Bancaria e Industrial y la Policía Auxiliar para tareas de vigilancia y seguridad dentro de las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC).

Sin embargo, en el mismo periodo las denuncias de robo con y sin violencia al interior de este sistema de transporte prácticamente se duplicaron. Y en lo que va de este año, el delito se disparó a tal grado que al mes de septiembre ya se contabilizaban mil 536 atracos, casi la misma cantidad de los casos denunciados entre enero de 2014 y diciembre 2016, indican cifras de la Procuraduría General de Justicia de la CdMx.

Este medio buscó a las autoridades del Metro para conocer su posición sobre los datos y en respuesta la dependencia entregó las versiones estenográficas de algunas declaraciones hechas por su director Jorge Gaviño sobre el tema, exhortando a los usuarios a denunciar para que los delitos no queden impunes.

 “Tenemos problemas de carteristas y esto es una realidad que va en aumento [porque] el Sistema Penal Acusatorio no nos benefició en lo que respecta a este tipo de delitos“, señaló Gaviño el 14 de junio de este año.

 El  gasto en ambos cuerpos policiacos se ha incrementado año con año. En el caso de la Policía Bancaria Industrial, los contratos firmados por el Metro se triplicaron de un monto de 128 millones de pesos en 2013 a 395 millones en 2016, señaló el organismo de transporte en respuesta a una solicitud de transparencia, aunque aclaró que fue la Secretaría de Transporte y Vialidad del Distrito Federal (hoy Secretaría de Movilidad de la CdMx) la encargada del pago de los servicios.

 En lo que respecta a la Policía Auxiliar, la Secretaría de Seguridad Pública de la CdMx señaló que el monto de los servicios contratados por el Metro pasó de 414 millones de pesos en 2013 a 502 millones en 2016.

 Además de tener a 871 trabajadores del organismo asignados a tareas de vigilancia, este sistema de transporte tiene contratados a cuatro mil 148 miembros de la Policía Auxiliar y mil 365 integrantes de Policía Bancaria. Estos no solo están a cargo de vigilar las 195 estaciones de las 12 líneas del STC –donde se desplazan más de 4.5 millones de usuarios cada día– sino también del cuidado de otras instalaciones como los talleres y las oficinas, y están repartidos en tres turnos.

CRECE CRIMEN, PIRATERÍA…

Hasta octubre de 2013, las tareas de vigilancia estaban a cargo del personal de planta del Metro. Sin embargo, el ex-director Joel Ortega anunció que reemplazaría a toda la plantilla existente–alrededor de mil 200 personas– por elementos de la Policía Bancaria Industrial y la Policía Auxiliar.

 Si bien, el personal interno no fue relegado por completo de las tareas de vigilancia, muchas de sus funciones pasaron a los uniformados.

 La razón del cambio era que había una presunta colusión entre los vigilantes y los comerciantes informales a los que se les permitía vender en las instalaciones, pero el comercio continuó a pesar de la llegada de los nuevos policías.

 En 2016, a la Gerencia de Seguridad Institucional del organismo llegaron 13 mil 821 reportes por venta de mercancía ilegal, mientras que en 2017 ya van casi 34 mil casos.

 El comercio informal impera en las 12 líneas de la red y abarca toda clase de productos, desde accesorios para celular hasta comida, medicamentos y semillas.

 El crimen también se disparó desde la llegada de los cuerpos policiacos. Datos de la procuraduría capitalina indican que entre 2010 y 2013 las denuncias de robo con y sin violencia al interior del Metro se habían reducido de 415 a 376. Sin embargo, a partir de ese año –cuando ingresaron los nuevos cuerpos policiacos– la cifra repuntó.

 En el año 2014 se registraron 401 atracos; en 2015, 469 robos y en 2016, 738. Y aunque este año aún no acaba, el delito ya alcanzó récord histórico: hasta el mes de septiembe existían mil 536 denuncias por robo, es decir, casi las mismas que hubo en los tres años anteriores sumados.

 Además de asaltos, entre enero y julio de este año los ministerios públicos también abrieron 34 carpetas de investigación por lesiones, 24 por homicidios culposos, 13 por homicidios “por otras causas”, 13 por daños a la propiedad, ocho por amenazas, 5 por ataques a las vías de comunicación, 4 por tentativa de homicidio calificado y 39 más por otras conductas delictivas, todas en las instalaciones del Metro, según la respuesta de la dependencia a la solicitud de transparencia con folio 0113000246917.

 Aparte de las conductas delictivas y el comercio informal, en la red se presentan faltas administrativas como son: riñas, brincarse los torniquetes, sentarse en la orilla del andén con los pies colgando, bajar a las vías sin autorización, acoso sexual, pandillerismo, agresiones físicas o verbales y consumo o portación de bebidas alcohólicas u otras sustancias tóxicas.

Acorde con datos de la misma Gerencia de Seguridad, las faltas administrativas aumentaron de mil 700 en 2012 a cuatro mil 347 en 2016. Y solo en los primeros ocho meses de este año ya se tienen registrados seis mil 225 casos.

PERSONAL INSUFICIENTE

En el “Diagnóstico sobre el servicio y las instalaciones del STC 2013-2018”, el Metro reconoce la falta de personal de seguridad.

 “No se cuenta con suficiente personal que realice funciones de vigilancia para garantizar la seguridad de las personas usuarias, empleados y bienes del STC; por otro lado, la estructura funcional actual es limitada para dar una adecuada cobertura a las 12 Líneas, en consideración a los tramos de control de las coordinaciones actuales, lo que dificulta la gestión de las actividades encomendadas a cada una de ellas”, indica el documento.

 Aunado a la falta de personal, el informe alerta de otros problemas por la falta de recursos para seguridad.

 Por ejemplo, 28 de los 37 arcos detectores de metales y equipos de inspección por Rayos X no han recibido mantenimiento preventivo ni correctivo desde el año 2013, mientras que los otros nueve tampoco lo han hecho desde el 2014 debido a recortes presupuestales, motivo por el cual varios ya presentan fallas y averías que los mantienen fuera de servicio.

 Además, aunque los 37 equipos estuvieran en óptimas condiciones, resultan insuficientes para la enorme cantidad de gente que se desplaza todos los días por este sistema de transporte. Dado que el Metro cuenta con 195 estaciones, y cada una tiene entre dos y cuatro accesos, se necesitarían alrededor de 780 arcos con sus respectivos equipos de Rayos X para cubrir toda la red, estima el diagnóstico.

En cuanto al sistema de video vigilancia, éste tampoco ha recibido mantenimiento desde el año 2015, ni recursos para continuar operando.

 “[Mucha] de la infraestructura instalada, aunque funcional, está por cumplir su tiempo de vida útil, presentando un desgaste que genera fallas, las cuales son cada vez más difíciles de atender por ser equipos fuera de línea de producción, por lo cual no se cuenta con el soporte técnico y refacciones adecuadas”, indica el diagnóstico.

Aunado a ello, prosigue el documento, se debe sumar el hecho de que cuando se diseñó este sistema no se hizo con objetivos necesariamente relacionados con la seguridad, por lo que existen muchos puntos ciegos en estaciones y talleres.

 

El gobierno de la Ciudad de México erogó más de tres mil millones de pesos entre 2013 y 2016 en contratar elementos de la Policía Bancaria e Industrial y la Policía Auxiliar para tareas de vigilancia y seguridad dentro de las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC).

Sin embargo, en el mismo periodo las denuncias de robo con y sin violencia al interior de este sistema de transporte prácticamente se duplicaron. Y en lo que va de este año, el delito se disparó a tal grado que al mes de septiembre ya se contabilizaban mil 536 atracos, casi la misma cantidad de los casos denunciados entre enero de 2014 y diciembre 2016, indican cifras de la Procuraduría General de Justicia de la CdMx.

Este medio buscó a las autoridades del Metro para conocer su posición sobre los datos y en respuesta la dependencia entregó las versiones estenográficas de algunas declaraciones hechas por su director Jorge Gaviño sobre el tema, exhortando a los usuarios a denunciar para que los delitos no queden impunes.

 “Tenemos problemas de carteristas y esto es una realidad que va en aumento [porque] el Sistema Penal Acusatorio no nos benefició en lo que respecta a este tipo de delitos“, señaló Gaviño el 14 de junio de este año.

 El  gasto en ambos cuerpos policiacos se ha incrementado año con año. En el caso de la Policía Bancaria Industrial, los contratos firmados por el Metro se triplicaron de un monto de 128 millones de pesos en 2013 a 395 millones en 2016, señaló el organismo de transporte en respuesta a una solicitud de transparencia, aunque aclaró que fue la Secretaría de Transporte y Vialidad del Distrito Federal (hoy Secretaría de Movilidad de la CdMx) la encargada del pago de los servicios.

 En lo que respecta a la Policía Auxiliar, la Secretaría de Seguridad Pública de la CdMx señaló que el monto de los servicios contratados por el Metro pasó de 414 millones de pesos en 2013 a 502 millones en 2016.

 Además de tener a 871 trabajadores del organismo asignados a tareas de vigilancia, este sistema de transporte tiene contratados a cuatro mil 148 miembros de la Policía Auxiliar y mil 365 integrantes de Policía Bancaria. Estos no solo están a cargo de vigilar las 195 estaciones de las 12 líneas del STC –donde se desplazan más de 4.5 millones de usuarios cada día– sino también del cuidado de otras instalaciones como los talleres y las oficinas, y están repartidos en tres turnos.

CRECE CRIMEN, PIRATERÍA…

Hasta octubre de 2013, las tareas de vigilancia estaban a cargo del personal de planta del Metro. Sin embargo, el ex-director Joel Ortega anunció que reemplazaría a toda la plantilla existente–alrededor de mil 200 personas– por elementos de la Policía Bancaria Industrial y la Policía Auxiliar.

 Si bien, el personal interno no fue relegado por completo de las tareas de vigilancia, muchas de sus funciones pasaron a los uniformados.

 La razón del cambio era que había una presunta colusión entre los vigilantes y los comerciantes informales a los que se les permitía vender en las instalaciones, pero el comercio continuó a pesar de la llegada de los nuevos policías.

 En 2016, a la Gerencia de Seguridad Institucional del organismo llegaron 13 mil 821 reportes por venta de mercancía ilegal, mientras que en 2017 ya van casi 34 mil casos.

 El comercio informal impera en las 12 líneas de la red y abarca toda clase de productos, desde accesorios para celular hasta comida, medicamentos y semillas.

 El crimen también se disparó desde la llegada de los cuerpos policiacos. Datos de la procuraduría capitalina indican que entre 2010 y 2013 las denuncias de robo con y sin violencia al interior del Metro se habían reducido de 415 a 376. Sin embargo, a partir de ese año –cuando ingresaron los nuevos cuerpos policiacos– la cifra repuntó.

 En el año 2014 se registraron 401 atracos; en 2015, 469 robos y en 2016, 738. Y aunque este año aún no acaba, el delito ya alcanzó récord histórico: hasta el mes de septiembe existían mil 536 denuncias por robo, es decir, casi las mismas que hubo en los tres años anteriores sumados.

 Además de asaltos, entre enero y julio de este año los ministerios públicos también abrieron 34 carpetas de investigación por lesiones, 24 por homicidios culposos, 13 por homicidios “por otras causas”, 13 por daños a la propiedad, ocho por amenazas, 5 por ataques a las vías de comunicación, 4 por tentativa de homicidio calificado y 39 más por otras conductas delictivas, todas en las instalaciones del Metro, según la respuesta de la dependencia a la solicitud de transparencia con folio 0113000246917.

 Aparte de las conductas delictivas y el comercio informal, en la red se presentan faltas administrativas como son: riñas, brincarse los torniquetes, sentarse en la orilla del andén con los pies colgando, bajar a las vías sin autorización, acoso sexual, pandillerismo, agresiones físicas o verbales y consumo o portación de bebidas alcohólicas u otras sustancias tóxicas.

Acorde con datos de la misma Gerencia de Seguridad, las faltas administrativas aumentaron de mil 700 en 2012 a cuatro mil 347 en 2016. Y solo en los primeros ocho meses de este año ya se tienen registrados seis mil 225 casos.

PERSONAL INSUFICIENTE

En el “Diagnóstico sobre el servicio y las instalaciones del STC 2013-2018”, el Metro reconoce la falta de personal de seguridad.

 “No se cuenta con suficiente personal que realice funciones de vigilancia para garantizar la seguridad de las personas usuarias, empleados y bienes del STC; por otro lado, la estructura funcional actual es limitada para dar una adecuada cobertura a las 12 Líneas, en consideración a los tramos de control de las coordinaciones actuales, lo que dificulta la gestión de las actividades encomendadas a cada una de ellas”, indica el documento.

 Aunado a la falta de personal, el informe alerta de otros problemas por la falta de recursos para seguridad.

 Por ejemplo, 28 de los 37 arcos detectores de metales y equipos de inspección por Rayos X no han recibido mantenimiento preventivo ni correctivo desde el año 2013, mientras que los otros nueve tampoco lo han hecho desde el 2014 debido a recortes presupuestales, motivo por el cual varios ya presentan fallas y averías que los mantienen fuera de servicio.

 Además, aunque los 37 equipos estuvieran en óptimas condiciones, resultan insuficientes para la enorme cantidad de gente que se desplaza todos los días por este sistema de transporte. Dado que el Metro cuenta con 195 estaciones, y cada una tiene entre dos y cuatro accesos, se necesitarían alrededor de 780 arcos con sus respectivos equipos de Rayos X para cubrir toda la red, estima el diagnóstico.

En cuanto al sistema de video vigilancia, éste tampoco ha recibido mantenimiento desde el año 2015, ni recursos para continuar operando.

 “[Mucha] de la infraestructura instalada, aunque funcional, está por cumplir su tiempo de vida útil, presentando un desgaste que genera fallas, las cuales son cada vez más difíciles de atender por ser equipos fuera de línea de producción, por lo cual no se cuenta con el soporte técnico y refacciones adecuadas”, indica el diagnóstico.

Aunado a ello, prosigue el documento, se debe sumar el hecho de que cuando se diseñó este sistema no se hizo con objetivos necesariamente relacionados con la seguridad, por lo que existen muchos puntos ciegos en estaciones y talleres.

 

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