Los ciclistas que ruedan por el sendero compartido de Reforma, entre Lieja y Monte Elbruz, han encontrado una debilidad en la obra: los cruces son obstaculizados por automóviles que se rezagan o dan vueltas en “u”, y los reductores de velocidad tienen surcos con los cuales las ruedas de la bici se pueden atorar, lo que en la jerga ciclista se conoce como “enrielarse”.
En un recorrido por la obra, inaugurada el sábado pasado por la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, se confirmó que en los cruces con Gandhi, Anatole France y Julio Verne los autos obstruyen el paso ciclista y peatonal aun cuando los usuarios del sendero tienen el paso el semáforo en verde, por lo que deben torear a los coches.
Consultado al respecto, Fernando Gracía, impulsor de este proyecto, comentó que efectivamente, los reductores de velocidad que se colocaron para los vehículos representan un riesgo para los ciclistas, por lo que urgió a que sean corregidos a la brevedad antes de que puedan generar algún incidente.
“Sí es necesario hacer algo en los reductores de velocidad, porque los surcos quedan paralelos a la ruta ciclista, entonces se vuelven peligrosos porque se vuelven canaletas y te puedes enrielar muy fácilmente, independientemente del tipo de bici que tengas”, señaló en entrevista, en la que sugirió que se cancelen las vueltas en “u” y se ajusten los ciclos semafóricos para que peatones y ciclistas tengan el paso franco por el sendero.