Cuatro de las cinco vías que llevan al pueblo de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, están cerradas desde el pasado 19 de septiembre, y el único camino se ha vuelto la principal complicación de una zona afectada gravemente por el sismo y ese la que arrastra al resto de las problemáticas
Los traslados por esta avenida son apenas posibles, el transporte público puede tardar en llegar a su destino hasta cuatro horas, los carros particulares dos, en algunos casos es mejor caminar y hacer poco más de una hora. Las grietas afectaron el resto de las vías, ni los peatones pueden pasar por ahí. Este es el principio.
Debido a esta circunstancia, los apoyos para los damnificados tardan en llegar, en especial la distribución de agua en pipas, suben pocas y el líquido se termina mucho antes de que la siguiente arribe a surtir. La consecuencia empieza a ser preocupante, pues se desencadenan enfermedades gastrointestinales.
El camino sigue abarrotado, y conseguir un médico, bajar a una clínica u hospital o que los doctores se acerquen a los domicilios de los enfermemos es el eslabón que remata esta tortuosa cadena, que las autoridades han tardado en atender.
El terreno
Al salir de la estación Xochimilco del Tren Ligero comienza el periplo para llegar al pueblo de San Gregorio. Querer abordar un taxi es imposible, ninguno quiere subir a al Pueblo: “Para allá no voy”, dice un chofer. “Para subir es lo por lo menos un tiempo de dos horas y para bajar otras dos. Y ya perdimos mucho tiempo”, explica.
Y el tiempo que lleva trasladarse con el transporte que ofrecen los micrubuseros es doble: cuatro horas por lo menos para subir e igual para bajar.
Una vez en los pueblos, el primer punto al que se pudo llegar fue al embarcadero Zacapa donde las trajineras están varadas. No se ve a un turista siquiera mirar hacia el lugar a esta hora que se antoja el paseo; son las 3:50 de la tarde.
Ascencio Mendoza, habitante de Xochimilco, detalla por qué es el caos: la carretera Xochimilco-Tulyehualco, que va poniente a oriente (en el sentido a hacia México-Tulyehuaco) aparece una grieta de 200 metros de longitud. Es el pueblo de Santa María Nativitas, aproximadamente a cinco kilómetros de distancia de San Gregorio Atlapulco.
Para arribar a este poblado, después de Santa María Nativitas, se debe pasar por Santa Cruz Altapixca y el siguiente es San Gregorio. Al estar en la carretera Xochimilco-Tulyehualco se cierra el paso, tanto peatonal como de alguna otra forma de transporte.
Entonces la México-Tulyehualco se convierte en la única vía, de cinco que pudieran existir, para llegar a San Gregorio. Esta vialidad es la única opción para llegar.
Si se quisiera llegar por la zona de la montaña, se tendrían que tomar como camino el pueblo de San Lucas, ubicado al sur de Xochimilco, luego a San Meteo, San Francisco, San Andrés, Santa Cecilia y San Bartolomé (que pertenece a Miltpa Alta) y San Pedro Actopan (sobre la carretera a Oaxtepec, Morelos) y de ahí a San Gregorio son aproximadamente de 10 a 15 minutos.
A 47 días del sismo, los habitantes de estos poblados no tienen informes por parte de la delegación o de alguna otra autoridad sobre el avance para cerrar esa fractura que impide que haya acceso directo a San Gregorio.
El activista Federico Contreras y el ingeniero Ascencio Mendoza coinciden en urgir a las autoridades a que se repare la carretera.
Estrés hídrico
En San Gregorio Atlapulco, sus 22 mil habitantes han entrado en un estado de “estrés hídrico, han llegado al punto de la desesperación”, y el riesgo de la deshidratación aunado a un posible desencademaniento de las diarreas por la falta del agua, que ya suma casi tres meses, tiene en alerta a seis jóvenes voluntarios que, ahora, pasada la etapa del retiro de los escombros, son un brazo conector de los servicios médicos entre el poblado y el único centro de salud habilitado.
El derecho a la vida mueve a Federico Contreras (de 28 años, originario de este pueblo ancestral) para no rendirse cuando todo está fracturado: calles, carreteras, por donde las ambulancias están impedidas a pasar en el tiempo inmediato que requiere cualquier emergencia, como atender un traslado de mujeres a punto de dar a luz, viviendas, escuelas, mercado, iglesia... menos la cohesión humana.
“No puedo abandonar a esta gente, a este pueblo. Yo nací aquí. Hablamos de que aquí se viola un derecho humano primordial: el de la vida y con ese todos los demás”, dice Contreras en entrevista con El Sol de México al referirse a la falta del servicio primordial: el agua.
Federico Contreras (egresado de la carrera de ingeniería) ya debe 250 mil pesos al banco. Todo lo ha gastado en los servicios que pueda proveer a la población. “Voy a decirlo claro: no hay el apoyo que se requiere, porque todo lo que puedan darnos es relativo y se agota o no llega”.
LA AGENCIA C1
Cuando Federico Contreras explica que él está a cargo del “Campamento 1”, donde está su agencia, que ayuda a la población con una premisa básica “poder hacerlo, querer hacerlo y saberlo hacer”.
“Cada ciudadano es su propia agencia, basta con tener los tres componentes. Mi agencia gestiona recursos para la población. Habla con empresarios para reparar llantas a los vehículos que van para San Gregorio. Busca a los servicios médicos, con empresas farmacéuticas, con piperos, con almacenes... La gestión es importante para acercar toda la ayuda y servicios que se requiera. Nunca estoy en un solo punto”, asevera.
La última parte que le preocupa a Federico es hay familias no quieren dejar sus vivienda, aunque estén en riesgo de colapso inminente.
