El flujo de carrozas fúnebres se tornó incesante, luego del mediodía ayer en el Panteón Civil de San Nicolás Tolentino y, a pesar de que los empleados del mismo salían a recibirlas para tratar de agilizar su entrada, llegó un momento en que los automovilistas que circulaban por Calzada San Lorenzo, donde se ubica ese cementerio, tuvieron complicaciones para avanzar.
El horno crematorio de ese cementerio inicia actividades a las 08:00 horas y cierra a las 22:00 horas, o hasta que termine el último servicio, incluso ha llegado a operar hasta la 01:00 horas; según los especialistas, la incineración de un cuerpo de complexión regular puede durar hora y media o hasta dos horas.
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Las puertas del camposanto permanecen cerradas y en ellas se advierte a los dolientes que, si la muerte se debió a alguna enfermedad de las vías respiratorias, solamente podrá acceder a la cremación una persona y el titular.
Quizá por desconocimiento de esta medida, a la mayoría de los cortejos acudieron más de dos personas, incluso hubo el caso en el que varios taxistas, en sus unidades, llegaron para acompañar a uno de sus compañeros fallecido de Covid-19 y a quienes no se les permitió pasar.
La forma para dar el servicio de cremación es que la carroza con el cadáver llega a las puertas del cementerio, un empleado de la alcaldía Iztapalapa checa que traiga el acta de defunción, el nombre del difunto y que solamente accedan una persona y el titular, aunque sea en carro.
Sin embargo, ayer llegó un momento en que fue incesante el flujo que, en lugar de revisar a los vehículos de uno en uno, se hizo de dos en dos, pues la Calzada San Lorenzo empezaba a embotellarse.
Algunos dolientes, que finalmente no pudieron pasar al panteón, aguardaron resignadamente.
La espera tediosa, acompañada de los claxonazos de los autos que circulaban por la Calzada San Lorenzo, se tornó más triste cuando los tripulantes de una camioneta estacionada frente al panteón pusieron a todo volumen la canción de Las Golondrinas, una, dos o tres veces, para despedir a su familiar que, en esos momentos, era incinerado.
INSISTENCIA
El acompañamiento para despedir a la familia y seres queridos se repitió también en el panteón San Isidro, en Azcapotzalco.
“No dejan entrar muchas personas, máximo 15, ustedes. Ya saben cómo está la situación y no dejan que entren todos los familiares que vienen, pero si les dan una lana a los de las puertas pues sí se los van a permitir”, dijo ayer un trabajador de una funeraria privada a familiares que acudieron a dejar a su fallecido.
Esto lo comentó previo a ingresar a la recepción del panteón y las dos mujeres que estaban haciendo los trámites aceptaron pues alrededor de 50 personas las acompañaban a dejar a su familiar que perdió la vida por Covid-19.
Néstor Vargas, consejero jurídico de la Ciudad de México, anunció el 17 de abril, cuando la pandemia registró un máximo de muertes, que sólo se permitían máximo 20 personas en un velorio, cuya duración no debía exceder las cuatro horas. Las mismas reglas tenían que adaptarse en los entierros para evitar aglomeraciones por el riesgo que representan los contagios. “Cada panteón pone sus medidas. Entre menos, mejor, si sólo la familia nuclear, mejor. Pero ya no permiten multitudes”, respondió comunicación social de Consejería Jurídica.
El Protocolo Sanitario para el Reinicio Seguro de Actividades Cementerios, emitido por la Agencia Sanitaria de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, pide evitar que asistan más de 25 personas y aplicar las medidas de sana distancia.
Pero ayer se observó que hasta más de 50 personas ingresaron a otro sepelio, pues va un familiar en la misma carroza más los acompañantes que entraron en siete automóviles con tres y cinco personas, luego dos motocicletas con dos acompañantes en cada una.
Las personas que pierden a un familiar acuden a este lugar para obtener un fosa, pero en caso de no haber más espacio los envían a los panteones vecinales de San Juan, Santa Lucía y Santa Cruz o en su caso, en el mismo San Isidro les dan una fosa temporal para siete años, pero ayer no había al mediodía.
“Ahorita ya no tenemos lugar, se sacan las boletas porque se trabaja en fosas vencidas, vemos qué fosas están vencidas (aquellas que tienen siete años o más), sacamos los restos y esas son las que damos para reutilizarlas”, dio a conocer una de las trabajadoras del cementerio. “Para conocer si hay espacio es en el momento, tienes que traer el certificado que les da el médico y cuando vengan con el cuerpo se ve si hay espacios aquí o en Santa Lucía o Santa Cruz”, explicó.
Ayer, del mediodía a las 14:00 horas, alrededor de seis servicios esperaban un espacio. En un máximo de 40 minutos se resolvía el asunto administrativo y los dejaban ingresar, mientras agencias funerarias y familiares se mantienen hasta en tres líneas sobre la avenida platicando o dando el pésame.
Con información de Cecilia Nava