Llevan más de 500 años en resistencia y por eso no llevan prisa. La comunidad otomí rechazó ayer categóricamente entregar la sede del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), aunque les resuelvan los problemas de vivienda que tienen con el Gobierno capitalino.
Durante una entrevista, cuatro integrantes de dicha etnia pasaron revista a un ramillete de demandas, entre las que están su oposición tajante a los megaproyectos impulsados por el presidente Andrés Manuel López Obrador, demandaron que el gobierno los escuche y no les quiera imponer sus planes.
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La conversación tuvo lugar en el primer piso de la sede de esa institución, la cual luce limpia, respetada, y si acaso su fachada luce tapizada de carteles con temas de las luchas que los indígenas mexicanos han emprendido recientemente.
Asimismo, exigieron tener una negociación directa con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y que sea ella la que dé solución a sus exigencias, porque siempre los sientan a negociar con funcionarios sin capacidad de decisión.
Finalmente, a Adelfo Regino, quien está a cargo del INPI, le advirtieron que no se retirarán del edificio hasta que se cumplan cada una de sus demandas, entre ellas la oposición a la construcción de un desarrollo turístico en Querétaro.