En menos de 15 minutos, el taxi A095222 quedó destruido por completo, una grúa metódicamente lo tomó primero con sus grandes pinzas, se oyó el crujir de su metal, luego lo azotó para quedar aplastado y por último lo apretó con fuerza hasta convertirlo en chatarra.
Así, terminó ese vehículo, modelo Tsuru, que junto con otros fueron chatarrizados en la planta Derichbourg Recycling, ubicada en Ecatepec, Estado de México, a donde fueron llevados por sus conductores para jubilarlos, luego de 10 años de servicio.
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En ese lugar, Lidice Rocha Marentes, directora técnica de Órganos Colegiados de la Secretaría de Movilidad (Semovi) y secretaria de actas del Fideicomiso para el Fondo de Promoción para el Financiamiento del Transporte Público, informó que el programa que inició el año pasado prevé la destrucción de 228 unidades de alquiler, cuyos concesionarios calificaron para participar en el Programa de Sustitución de Taxis, que impulsa el Gobierno de la Ciudad de México.
A cambio de entregar su vehículo obsoleto, los concesionarios reciben un apoyo de 75 mil pesos para adquirir un automóvil altamente eficiente, con un precio de 250 mil pesos aproximadamente; o de 100 mil pesos a fin de que puedan comprar en 300 mil pesos un carro híbrido o eléctrico.
La pandemia también pegó a ese programa que en 2020 solo entregó 119 bonos para la renovación, el año pasado se tenía planeado entregar 240 y para 2022 la meta es llegar a lo doble. Si bien se tenían 240 bonos, solo se destruirán 228 unidades, los otros 12 no se concretaron, explicó la funcionaria de la Semovi, porque los concesionarios cayeron en Buró de Crédito y no consiguieron un préstamo.
Agregó que a la mayoría de los concesionarios les conviene más pagar una unidad nueva en mensualidades, para lo cual cuentan con una contragarantía de Nacional Financiera.
El programa recibió el año pasado un presupuesto de 300 millones de pesos aproximadamente, misma cantidad que posiblemente se asigne este año para seguir la renovación de taxis que circulan en la Ciudad de México, de los cuales 20 mil aproximadamente ya cumplieron su vida útil.
En lo que va del sexenio actual, se han entregado mil 100 bonos para el cambio de unidades y se espera que al terminar la administración se hayan logrado repartir otros mil 100.
"Es un apoyo que se les da para que se vuelvan competitivos contra otras aplicaciones, pues pueden comprar unidades nuevas, que siempre al pasajero les van a llamar más la atención por ser atractivas y seguras, además al taxista le conviene porque una unidad altamente eficiente consume menos gasolina que los taxis con más antigüedad", subrayó Rocha Marentes.
Dio a conocer que el año pasado se recibieron cerca de mil solicitudes, por cuestiones presupuestarias la cifra bajó a 374, que fueron los concesionarios que cumplieron los requisitos de ser regulares, el problema, reconoció, es que el acceso a créditos limita mucho.Admitió que los taxistas son un gremio muy cumplidor, porque gradualmente reponen sus unidades, algunos lo hacen de forma adelantada, sin esperar el apoyo del gobierno, porque saben que de lo contrario dejarían de operar.
Ayer, algunos ruleteros fueron citados en las afueras de esa planta para llevar a chatarrizar sus unidades, desprovistas ya del copete que indica Taxi. Ahí, Enrique Vizcaya Osnaya, contó que cada pasajero es una historia y para los taxistas cada vez hay más competencia con los servicios por aplicaciones y los piratas.
Así, si antes de un vehículo comían dos familias, la del concesionario y la del ruletero, ahora el propietario de la unidad tiene que trabajarlo para obtener el dinero necesario a fin de sobrevivir. Finalmente, el taxista comentó que tiene que trabajar 12 horas para poder pagar la cuenta a su tío de 250 a 300 pesos, por ser el concesionario del carro, y para obtener su ganancia.
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