El Congreso de la Ciudad de México avaló la reforma al Poder Judicial de la Federación (PJF) con 46 votos a favor, mientras que la oposición sumó 20 votos en contra de esa modificación constitucional; no hubo abstenciones.
Con ellos, la Legislatura en la capital del país se suma a los Congresos estatales que han dado luz verde al aval para que sea promulgada la reforma judicial, luego que fue aprobada en la Cámara de Diputados y el Senado.
A las 13:00 horas, Martha Ávila, presidenta de la Mesa Directiva de la diputación local, declaró la validez de la reforma en medio de gritos de los integrantes de las bancadas de Morena, PT y Verde Ecologista de México de "sí se pudo", "sí se pudo", "sí se pudo", mientras que la oposición guardaba silencio y la fracción del PAN sacaba el pecho para lucir sus playeras con la leyenda “#Soy Resistencia” y exhibieron las pancartas con la siguiente advertencia “Sin Justicia no hay futuro”.
La aprobación de la reforma ocurrió en un recinto legislativo de Donceles y Allende cercado en sus alrededores por vallas y contingentes de policías antimotines, quienes estuvieron a la expectativa de que llegaran opositores a esa legislación con la intención de protestar contra ella.
Los escollos que superó el voto favorable de la modificación al PJF fueron inicialmente dos propuestas de mociones suspensivas planteadas por el diputado Alejandro Carbajal, por el Partido del Trabajo, y el panista Diego Garrido, quien recordó que hay cinco amparos federales que ordenan a las legislaturas estatales no tocar el tema de esta reforma a la que tachó de “tóxica”.
Por ello pidió a los legisladores cumplir con los mandatos judiciales, no caer en desacato y cerró su intervención con advertencia de que con este cambio el país va camino a una dictadura y el desmantelamiento de los poderes.
Tras el rechazo a la propuesta, la presidenta de la Mesa Directiva dio paso a la ronda de oradores a favor y en contra, y tocó al diputado de Acción Nacional, Ricardo Rubio, abrir fuego para repetir los cuestionamientos de su partido a ese cambio constitucional y en su discurso pidió a los legisladores del PVEM votar en contra de la minuta, la cual, advirtió, abre la puerta a la autocracia.
Jesús Sesma, líder de la bancada ecologista, rechazó la invitación del panista, luego de que alegó que cinco millones de votantes apoyaron la propuesta de reformar el sistema de justicia de México.
La fracción del Acción Nacional subió a la tribuna a respaldar a su compañero, para entonces ya lucían playeras negras con la frase de #Soy Resistencia, que contrastaba con los carteles blanco y morado mostrados por los seguidores de la cuatroté y su mensaje: "El pueblo manda y la reforma va".
Xóchitl Bravo, coordinadora parlamentaria de Morena, criticó a los opositores por defender lo indefendible y como madre de familia reprochó que jueces, juezas, magistrados y magistradas dejan salir a violadores, feminicidas y a quienes no quieren pagar impuestos.
Mencionó los casos de Carlos Romero Deschamps, exlíder del sindicato petrolero; Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, exlíder priísta acusado de trata de personas; Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, y del objetivo favorito del régimen, Genaro García Luna, quienes, aseguró, jueces no los han juzgado.
Terminó su discurso con estas preguntas: “Diputadas ¿no les duele que estos jueces y estos magistrados defiendan a esta calaña de gente? Son madres, son hermanas, son hijas, ¿por qué permitir que el Poder Judicial se siga utilizando para amparar a poderes fácticos de este país, como son estas personas?”.
Finalmente, vino el resbalón procesal de la presidenta de la Mesa Directiva cuando consultó a la asamblea si el asunto estaba suficientemente discutido, cuya mayoría votó por la afirmativa y luego quiso abrir una ronda de oradores para razonar los votos, pero Morena y aliados le señalaron: “ya se votó, ya se votó”.
Al final, sí hubo razonamientos de votos en la misma línea: la oposición a ultranza a aprobar la reforma y el aferramiento de la aplanadora de Morena para aprobarla y así fue.