/ martes 19 de noviembre de 2019

Contaminación por gasolina: el silencioso riesgo que amenaza a la red de agua de CDMX

La ciudad ubicará riesgos potenciales, desde plantas de almacenamiento de Pemex hasta gasolinerías

Los problemas del agua en la Ciudad de México son varios y variados: que de dónde se trae, que si la regresamos a través del drenaje, que si es de dudosa calidad o que no alcanza para todos, el negocio de las pipas y las purificadoras, la antigüedad de la red o que la desperdiciamos.

Todos, de suma importancia. Sin embargo, hay uno del que poco se habla, pero que ameritó que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) encargara a la empresa Ingeniería y Gestión Hídrica la realización de un Estudio para la identificación de zonas de alto riesgo de contaminación por fuga de hidrocarburos.

Se trata de la identificación -o mapeode puntos que puedan representar un riesgo potencial para la red hidráulica: gasolinerías, ductos de hidrocarburos, plantas de almacenamiento y distribución de Pemex, industrias que por su actividad manejen sustancias peligrosas.

De acuerdo con la directora de Apoyo Técnico y Planeación del Sacmex, Claudia Hernández, sí existe un catálogo de puntos de riesgo para la red hidráulica, sólo que se debe actualizar porque hay constantes cambios en industrias y surgen nuevas gasolinerías y cierran otras.

Por la capital atraviesan tres ductos que transportan diésel y gasolina y hay cuatro plantas de distribución y almacenamiento de hidrocarburos. Esta red representa puntos de riesgo para la infraestructura hidráulica local si se tiene en cuenta que estos poliductos son pinchados para el robo de combustible, conocido como huachicoleo.

De acuerdo con cifras oficiales de Pemex, entre enero y agosto de este año, se detectaron 14 tomas clandestinas en ductos en las alcaldías de Azcapotzalco, Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo, Iztacalco y Tlalpan. Sin embargo, en 2017 fueron 91 tomas clandestinas y en 2018 se registraron 85. El robo de combustible es una realidad en la Ciudad y esto ponen en riesgo a la infraestructura hidráulica.

Hernández Martínez, del Sacmex, niega en entrevista que exista una alerta en este tema, pero admite que se debe mantener un monitoreo permanente, porque las consecuencias de un derrame de hidrocarburos en la red de agua potable tendrían efectos mayúsculos.

El caso más reciente que prendió alarmas en el Sacmex fue el robo de combustible en un ducto que llega a la planta de Añil de Pemex. Las autoridades federales y locales descubrieron una toma clandestina de la que se derramaron más de 200 mil litros de combustible.

Si bien el hidrocarburo no se vertió en la red de agua potable, si fue necesario que el Sacmex hiciera un confinamiento en el tramo de drenaje que corre por el punto donde se detectó la fuga, para evitar que el hidrocarburo fuera a parar a estas tuberías.

Los datos de Pemex son contundentes: entre 2006 y septiembre de 2019, sumaban siete millones 433 mil 950 litros de producto asegurado por el delito de robo de hidrocarburo en su modalidad de toma clandestina en la Ciudad de México. De este tamaño es el riesgo que corren los 24 mil kilómetros de tuberías de agua potable y drenaje en cuanto al posible vertimiento de hidrocarburo en las tuberías de agua potable y drenaje.

El subdirector para el Análisis y Gestión de Calidad del Agua del Sacmex, Arturo Correa, explicó que de manera permanente se realizan monitoreos y vigilancia de los puntos de riesgo, pero actualmente no se cuenta con un sistema digitalizado en el que se dé seguimiento a cada foco de riesgo, por lo que del estudio que se encargó se desprenderá este sistema.

El objetivo es que dicho sistema pueda facilitar el programa de vigilancia y monitoreo, que permita tener la suerte de expedientes completos de cada punto de riesgo, si tiene antecedentes de derrames, qué inspecciones se le han hecho, cuáles están pendientes por hacer y calendarizar las revisiones en cada uno.

Además entre el año 2000 y 2017 el Sacmex registró 64 problemáticas por riesgo de descargas de sustancias contaminantes en la red hidráulica de la ciudad. En ella se han vertido desde aguas alcalinas, aguas ácidas, aceites usados, ácido muriático, hasta hidrocarburos y sustancias químicas con presencia de explosividad, que ponen en riesgo a la infraestructura de agua potable y drenaje. La mayor parte de estas sustancias son vertidas en coladeras y pozos de visita.

Aunque la Ciudad de México no tiene registro reciente de haber sufrido alguna epidemia por el consumo de agua contaminada por hidrocarburo –o algún otro componente- el riesgo está latente, más en una urbe donde cada día duermen nueve millones de personas, pero comen 20 millones.

Los problemas del agua en la Ciudad de México son varios y variados: que de dónde se trae, que si la regresamos a través del drenaje, que si es de dudosa calidad o que no alcanza para todos, el negocio de las pipas y las purificadoras, la antigüedad de la red o que la desperdiciamos.

Todos, de suma importancia. Sin embargo, hay uno del que poco se habla, pero que ameritó que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) encargara a la empresa Ingeniería y Gestión Hídrica la realización de un Estudio para la identificación de zonas de alto riesgo de contaminación por fuga de hidrocarburos.

Se trata de la identificación -o mapeode puntos que puedan representar un riesgo potencial para la red hidráulica: gasolinerías, ductos de hidrocarburos, plantas de almacenamiento y distribución de Pemex, industrias que por su actividad manejen sustancias peligrosas.

De acuerdo con la directora de Apoyo Técnico y Planeación del Sacmex, Claudia Hernández, sí existe un catálogo de puntos de riesgo para la red hidráulica, sólo que se debe actualizar porque hay constantes cambios en industrias y surgen nuevas gasolinerías y cierran otras.

Por la capital atraviesan tres ductos que transportan diésel y gasolina y hay cuatro plantas de distribución y almacenamiento de hidrocarburos. Esta red representa puntos de riesgo para la infraestructura hidráulica local si se tiene en cuenta que estos poliductos son pinchados para el robo de combustible, conocido como huachicoleo.

De acuerdo con cifras oficiales de Pemex, entre enero y agosto de este año, se detectaron 14 tomas clandestinas en ductos en las alcaldías de Azcapotzalco, Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo, Iztacalco y Tlalpan. Sin embargo, en 2017 fueron 91 tomas clandestinas y en 2018 se registraron 85. El robo de combustible es una realidad en la Ciudad y esto ponen en riesgo a la infraestructura hidráulica.

Hernández Martínez, del Sacmex, niega en entrevista que exista una alerta en este tema, pero admite que se debe mantener un monitoreo permanente, porque las consecuencias de un derrame de hidrocarburos en la red de agua potable tendrían efectos mayúsculos.

El caso más reciente que prendió alarmas en el Sacmex fue el robo de combustible en un ducto que llega a la planta de Añil de Pemex. Las autoridades federales y locales descubrieron una toma clandestina de la que se derramaron más de 200 mil litros de combustible.

Si bien el hidrocarburo no se vertió en la red de agua potable, si fue necesario que el Sacmex hiciera un confinamiento en el tramo de drenaje que corre por el punto donde se detectó la fuga, para evitar que el hidrocarburo fuera a parar a estas tuberías.

Los datos de Pemex son contundentes: entre 2006 y septiembre de 2019, sumaban siete millones 433 mil 950 litros de producto asegurado por el delito de robo de hidrocarburo en su modalidad de toma clandestina en la Ciudad de México. De este tamaño es el riesgo que corren los 24 mil kilómetros de tuberías de agua potable y drenaje en cuanto al posible vertimiento de hidrocarburo en las tuberías de agua potable y drenaje.

El subdirector para el Análisis y Gestión de Calidad del Agua del Sacmex, Arturo Correa, explicó que de manera permanente se realizan monitoreos y vigilancia de los puntos de riesgo, pero actualmente no se cuenta con un sistema digitalizado en el que se dé seguimiento a cada foco de riesgo, por lo que del estudio que se encargó se desprenderá este sistema.

El objetivo es que dicho sistema pueda facilitar el programa de vigilancia y monitoreo, que permita tener la suerte de expedientes completos de cada punto de riesgo, si tiene antecedentes de derrames, qué inspecciones se le han hecho, cuáles están pendientes por hacer y calendarizar las revisiones en cada uno.

Además entre el año 2000 y 2017 el Sacmex registró 64 problemáticas por riesgo de descargas de sustancias contaminantes en la red hidráulica de la ciudad. En ella se han vertido desde aguas alcalinas, aguas ácidas, aceites usados, ácido muriático, hasta hidrocarburos y sustancias químicas con presencia de explosividad, que ponen en riesgo a la infraestructura de agua potable y drenaje. La mayor parte de estas sustancias son vertidas en coladeras y pozos de visita.

Aunque la Ciudad de México no tiene registro reciente de haber sufrido alguna epidemia por el consumo de agua contaminada por hidrocarburo –o algún otro componente- el riesgo está latente, más en una urbe donde cada día duermen nueve millones de personas, pero comen 20 millones.

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