/ viernes 6 de septiembre de 2019

Demandan piso parejo ante Airbnb

Los anfitriones deben tomarse como prestadores de servicios turísticos y así someterse a las leyes

Se suele decir que las plataformas de alojamiento con fines turísticos en casa habitación como Airbnb llegaron para quedarse, y prueba de ello es que se calcula que en 2018 habrían dejado ingresos fiscales por seis mil 200 millones de pesos en todo el país.

Sin embargo, expertos afirmaron que es necesario el diseño de un marco regulatorio que ponga piso parejo entre las plataformas como Airbnb, HomeAway, entre otros, con el sector hotelero, pues éstos últimos aportan mayores ingresos fiscales, generan empleos formales e inversión directa, pero también están más regulados.

De acuerdo con el estudio Impacto del alojamiento con fines turísticos en casa habitación, reservadas a través de medios digitales, mientras que para abrir un hotel se deben tramitar 44 permisos ante siete dependencias diferentes e invertir un año en tiempo y 9.8 millones de pesos en dinero, darse de alta como anfitrión en Airbnb sólo toma 34 minutos y ningún peso.

El documento, elaborado por la Universidad Anáhuac y la Asociación Nacional de Cadenas de Hoteleras indica que de 2017 a 2018 las unidades completas activas –es decir casas o departamentos completos que registraron al menos un alojamiento- crecieron 58.2 por ciento, al pasar de dos mil 904 a cuatro mil 595, y la ocupación pasó de 59 a 63 por ciento.

Esto habla del arraigo que tiene esta plataforma en la ciudad que, de acuerdo con el estudio dado a conocer ayer, aporta el 12 por ciento del total de la recaudación del impuesto sobre el hospedaje en el primer semestre de este año.

De acuerdo con la Ley de Ingresos de la Ciudad de México 2019, se prevé recaudar por este impuesto 512 millones 220 mil 156 pesos. Es decir que en el primer semestre habrían sido 256 millones 110 mil 78 pesos, por lo que de esta cifra, Airbnb habría aportado 30 millones 733 mil 209 pesos, lo que daría 61 millones 466 mil 418 pesos en un año.

El resto lo sigue aportando el sector hotelero, por lo que el director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac, Francisco Madrid y la maestra Varenka González, coautores del estudio, consideraron que debe existir mayor regulación para el sector de plataformas digitales para garantizar certeza jurídica y seguridad a los usuarios.

Plantearon que las plataformas digitales deben ser consideradas como un prestador de servicios turísticos y los anfitriones como prestadores de servicios turísticos de hospedaje y de esta manera someterse a la legislación en la materia y para ello sugirieron dos etapas de regulación.

En la primera ya se dio el primer paso que es hacer obligatorio el pago de impuesto al hospedaje, aunque solamente en ocho entidades del país y no de manera generalizada. Otros pasos deben ser la inscripción de anfitriones en el Registro Nacional de Turismo y publicación de esta información en las plataformas, así como fijar mínimos de calidad y seguridad por parte de anfitriones.

Una segunda etapa sería reconocer este nuevo fenómeno dentro de la Ley General de Turismo, Ley de Protección al Consumidor y la Ley de Propiedad en Condominios, también en las normas oficiales mexicanas “para definir el alcance de plataformas, anfitriones y huéspedes”, asimismo apegarse al uso de suelo y ordenamiento territorial para no permitir hospedaje en donde no está avalado.

Se suele decir que las plataformas de alojamiento con fines turísticos en casa habitación como Airbnb llegaron para quedarse, y prueba de ello es que se calcula que en 2018 habrían dejado ingresos fiscales por seis mil 200 millones de pesos en todo el país.

Sin embargo, expertos afirmaron que es necesario el diseño de un marco regulatorio que ponga piso parejo entre las plataformas como Airbnb, HomeAway, entre otros, con el sector hotelero, pues éstos últimos aportan mayores ingresos fiscales, generan empleos formales e inversión directa, pero también están más regulados.

De acuerdo con el estudio Impacto del alojamiento con fines turísticos en casa habitación, reservadas a través de medios digitales, mientras que para abrir un hotel se deben tramitar 44 permisos ante siete dependencias diferentes e invertir un año en tiempo y 9.8 millones de pesos en dinero, darse de alta como anfitrión en Airbnb sólo toma 34 minutos y ningún peso.

El documento, elaborado por la Universidad Anáhuac y la Asociación Nacional de Cadenas de Hoteleras indica que de 2017 a 2018 las unidades completas activas –es decir casas o departamentos completos que registraron al menos un alojamiento- crecieron 58.2 por ciento, al pasar de dos mil 904 a cuatro mil 595, y la ocupación pasó de 59 a 63 por ciento.

Esto habla del arraigo que tiene esta plataforma en la ciudad que, de acuerdo con el estudio dado a conocer ayer, aporta el 12 por ciento del total de la recaudación del impuesto sobre el hospedaje en el primer semestre de este año.

De acuerdo con la Ley de Ingresos de la Ciudad de México 2019, se prevé recaudar por este impuesto 512 millones 220 mil 156 pesos. Es decir que en el primer semestre habrían sido 256 millones 110 mil 78 pesos, por lo que de esta cifra, Airbnb habría aportado 30 millones 733 mil 209 pesos, lo que daría 61 millones 466 mil 418 pesos en un año.

El resto lo sigue aportando el sector hotelero, por lo que el director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac, Francisco Madrid y la maestra Varenka González, coautores del estudio, consideraron que debe existir mayor regulación para el sector de plataformas digitales para garantizar certeza jurídica y seguridad a los usuarios.

Plantearon que las plataformas digitales deben ser consideradas como un prestador de servicios turísticos y los anfitriones como prestadores de servicios turísticos de hospedaje y de esta manera someterse a la legislación en la materia y para ello sugirieron dos etapas de regulación.

En la primera ya se dio el primer paso que es hacer obligatorio el pago de impuesto al hospedaje, aunque solamente en ocho entidades del país y no de manera generalizada. Otros pasos deben ser la inscripción de anfitriones en el Registro Nacional de Turismo y publicación de esta información en las plataformas, así como fijar mínimos de calidad y seguridad por parte de anfitriones.

Una segunda etapa sería reconocer este nuevo fenómeno dentro de la Ley General de Turismo, Ley de Protección al Consumidor y la Ley de Propiedad en Condominios, también en las normas oficiales mexicanas “para definir el alcance de plataformas, anfitriones y huéspedes”, asimismo apegarse al uso de suelo y ordenamiento territorial para no permitir hospedaje en donde no está avalado.

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