La puerta Guimard en la estación Bellas Artes del Metro, símbolo de hermanamiento entre Francia y México desde 1998, fue el escenario que dio apertura al Festival Noche de Primavera. El encargado de empezar el banquete musical en el Centro Histórico fue el cantante francés Michel Giglia.
El primer cuadro de la Ciudad de México lucía en su forma habitual: el ajetreo típico del fin de semana, ríos de gente en constante ir y venir, sin embargo en esta ocasión música de todo tipo sirvió como soundtrack para la tarde-noche de capitalinos y turistas.
Con 16 escenarios como el Zócalo, la Alameda Central, la Plaza Manuel Tolsá y la de Santo Domingo, y más de 90 presentaciones musicales, hubo variedad para satisfacer todos los gustos: jazz, blues, salsa, bolero, popular, música del mundo, son, big band entre otros géneros.
En pleno atardecer y al pie de la estatua de Carlos IV el músico chileno Hans Ávila deleitó a decenas de asistentes con un trío de Jazz. A unos metros de ahí, en el Museo Interactivo de Economía (Mide) se presentaba de presentaba la banda de blues jazz La Dalia Negra.
De acuerdo con el secretario de Cultura de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real, se esperaban como mínimo 200 mil personas a las más de 90 presentaciones en las que se invirtieron del orden de 12 millones de pesos.
En la calle de Motolinía se realizaron funciones de teatro callejero, las cuales, al ser presentaciones conceptuales, causaron extrañeza entre los peatones que se paraba a mirar el performance.
El Zócalo fue transformando en un jardín cultural de primavera. Zonas con pasto fueron habilitadas, donde decenas de pasantes se tomaron un respiro del caos citadino. Un kiosco que se colocó frente a la sede del gobierno capitalino fue el escenario para presentaciones de big band.
Se colocaron además tres velarias monumentales representando flores mexicanas de varios tamaños y colores; bancas y jardineras con hierbas aromáticas intervenidas artistas mexicanos, que sirvieron de fondo para decenas de selfies.
Los encargados de abrir el recital en este espacio, que se extendió hasta la media noche en todos los escenarios, fue Pavel Loaria y su Big Band Infantil, donde además del talento, dominaba la corta edad de sus integrantes, pues los había desde los nueve hasta los 19 años.
Para el seguro regreso de los asistentes al Festival Noche de Primavera el Sistema de Transporte Colectivo (STC) habilitó el servicio hasta las dos horas de este domingo.
Más allá de celebrar la entrada de la primavera, el festival realizado en el primer cuadro de la capital fue la excusa perfecta para "promover la apropiación del espacio público para el disfrute de las más diversas expresiones artísticas y culturales, como práctica cotidiana de nuestra ciudad", destacó la Secretaría de Cultura.
