/ miércoles 4 de septiembre de 2019

Línea 1 del Metro llega parchada a su 50 aniversario

De los casi 800 mdp para renovarla, 84% se destinó al embellecimiento de las estaciones que lucen dañadas

Hoy la Línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) cumple 50 años en servicio y ni los casi 800 millones de pesos que se invirtieron en su cirugía mayor le permitieron llegar en forma al quinto piso.

En agosto de 2014, ocho meses después de que se aumentó en dos pesos la tarifa del Metro, el STC dio a conocer 11 proyectos que se comprometía a llevar a cabo para mejorar el servicio. Estas intervenciones, se dijo, serían financiadas con el dinero recaudado por el incremento tarifario. Entre ellos estaba la renovación integral de la Línea 1.

En ese entonces se advirtió que era prioritaria la renovación de la línea rosa debido a la llegada del Tren México-Toluca a la estación Observatorio y a la ampliación de las líneas 9 y 12 del Metro a Observatorio, lo cual llevaría más usuarios a la Línea 1 y de no renovarse se corría el riesgo de que el servicio colapsara.

La Línea 1 presentaba, se alertó en aquel documento, “durmientes en mal estado, barra guía y rieles con desgaste; desajustes y desgastes importantes en elementos de aparatos de vía; alta frecuencia de averías en interruptores, seccionadores y protecciones eléctricas; antigüedad en instalaciones del sistema de señalización y pilotaje automático”.

También “deterioro en instalaciones hidrosanitarias que están en su condición más susceptible de falla; diferentes grados de deterioro al interior y exterior de las estaciones; filtraciones importantes en los techos de las estaciones que ponen en riesgo la continuidad de la operación y el tránsito de usuarios por las instalaciones, deformación del cajón subterráneo y la estructura de vía asociados al hundimiento regional”.

Más tarde, en el Plan Maestro del Metro 2018-2030, se volvió a hacer énfasis de esto: “como es evidente, la calidad del servicio en la Línea 1 actualmente se encuentra disminuida afectando de forma relevante la continuidad del servicio y, por ende, el tiempo de traslado y confort de los usuarios”.

Señalaron deterioro al interior y exterior de las estaciones / Foto: Daniel Galeana

Con este estado de las instalaciones fijas e infraestructura civil de la Línea 1, el Metro optó por pagar, en octubre de 2014, dos millones 28 mil 840 euros a la empresa francesa Systra para la elaboración de un diagnóstico más detallado y profundo y un servicio de asesoría para la renovación de esta ruta. El modelo a seguir sería la estación Revolución de la Línea 2.

Lo anterior ya que, se advirtió, de no realizarse la renovación de la Línea 1 “el servicio se brindaría en condiciones de tiempo de traslado, comodidad y seguridad, debido a la degradación y mal funcionamiento de las instalaciones fijas e infraestructura civil (…) generándose indisponibilidad de trenes en servicio y un incremento insostenible en los costos de mantenimiento”.

Fue así que entre 2015 y 2018 el Metro suscribió 28 contratos que sumaron 792 millones 682 mil pesos para cumplir con ese compromiso asumido en agosto de 2014: renovar la Línea 1 del Metro. De lo contrario se dejaría morir a esta ruta que hoy cumple medio siglo de vida.

Sin embargo, aunque la intención fue positiva, el resultado no tanto. Más que una cirugía mayor, la Línea 1 recibió parches estéticos que no cambiaron en absoluto sus condiciones de operación. Los contratos fueron destinados más al embellecimiento de las estaciones –que distan de lucir como la de Revolución- que a la corrección de las fallas graves.

En marzo de 2018 la actual dirección del Metro publicó un informe sobre este proyecto en el que criticó que de los 792.6 millones de pesos invertidos en la Línea 1, el 16%, estuvieron destinados a la rehabilitación vías e instalaciones eléctricas, y el resto se dedicó solamente a un cambio estético de las estaciones.

Al respecto se llamó la atención: “no hay evidencia documental que explique por qué o quién, a pesar del diagnóstico pagado a Systra, decidió cambiar la orientación de proyecto de infraestructura de sistemas a la realización de trabajos de renovación estética de la infraestructura externa”.

Foto: Daniel Galeana

“No se realizaron más acciones para resolver los problemas que Systra dejó plasmados en su diagnóstico, como son la renovación del sistema de señalización con el que cuenta la Línea 1, ya que la mayoría de los componentes han pasado su vida útil; asimismo se requiere cambiar durmientes y balasto en zonas donde se presenta infiltración”, se añade.

Y remata el informe: “el diagnóstico realizado por la empresa Systra debió ser el detonante del proyecto, sin embargo, se le dio preferencia el embellecimiento de las estaciones”. Por lo que la Línea 1 más que renovada, llega parchada a su 50 aniversario, pese a que se le inyectaron casi 800 millones de pesos que en poco mejorar sus condiciones de servicio a los usuarios.

Revival en serio

Debido a que la renovación de la Línea 1 no logró su objetivo, el Metro tiene algunos proyectos para rehabilitar esta ruta que cumple 50 años. Es así que se trabaja en la compra de 30 trenes nuevos (adicionales a los 10 que compró el gobierno anterior), se modernizarán las subestaciones eléctricas que abastecen de energía a la línea rosa.

También se modernizará el sistema de pilotaje automático para que de esta manera se incremente la capacidad de transportación de los trenes al tener una frecuencia de paso de 36 trenes por hora, lo cual representaría una disminución en el tiempo de traslado de los usuarios.

Otro proyecto será la modernización del sistema de peaje “mediante el uso de tarjeta antifraude, para lo que instalaremos máquinas expendedoras en todas las estaciones. También renovaremos la entrada de usuarios a las instalaciones, con la colocación de torniquetes de reciente tecnología, para disminuir el tiempo de acceso”.

Finalmente se plantea la “restitución de las condiciones de operación y seguridad de las instalaciones de la vía en la Línea 1, incluyendo la modernización de garajes y patios de maniobras. Con ello garantizaremos la operación eficiente, con infraestructura funcional, lo que ayudará agilizar la salida de los trenes y aumentará la capacidad de transporte de personas”.

Escucha aquí el podcast ⬇

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Hoy la Línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) cumple 50 años en servicio y ni los casi 800 millones de pesos que se invirtieron en su cirugía mayor le permitieron llegar en forma al quinto piso.

En agosto de 2014, ocho meses después de que se aumentó en dos pesos la tarifa del Metro, el STC dio a conocer 11 proyectos que se comprometía a llevar a cabo para mejorar el servicio. Estas intervenciones, se dijo, serían financiadas con el dinero recaudado por el incremento tarifario. Entre ellos estaba la renovación integral de la Línea 1.

En ese entonces se advirtió que era prioritaria la renovación de la línea rosa debido a la llegada del Tren México-Toluca a la estación Observatorio y a la ampliación de las líneas 9 y 12 del Metro a Observatorio, lo cual llevaría más usuarios a la Línea 1 y de no renovarse se corría el riesgo de que el servicio colapsara.

La Línea 1 presentaba, se alertó en aquel documento, “durmientes en mal estado, barra guía y rieles con desgaste; desajustes y desgastes importantes en elementos de aparatos de vía; alta frecuencia de averías en interruptores, seccionadores y protecciones eléctricas; antigüedad en instalaciones del sistema de señalización y pilotaje automático”.

También “deterioro en instalaciones hidrosanitarias que están en su condición más susceptible de falla; diferentes grados de deterioro al interior y exterior de las estaciones; filtraciones importantes en los techos de las estaciones que ponen en riesgo la continuidad de la operación y el tránsito de usuarios por las instalaciones, deformación del cajón subterráneo y la estructura de vía asociados al hundimiento regional”.

Más tarde, en el Plan Maestro del Metro 2018-2030, se volvió a hacer énfasis de esto: “como es evidente, la calidad del servicio en la Línea 1 actualmente se encuentra disminuida afectando de forma relevante la continuidad del servicio y, por ende, el tiempo de traslado y confort de los usuarios”.

Señalaron deterioro al interior y exterior de las estaciones / Foto: Daniel Galeana

Con este estado de las instalaciones fijas e infraestructura civil de la Línea 1, el Metro optó por pagar, en octubre de 2014, dos millones 28 mil 840 euros a la empresa francesa Systra para la elaboración de un diagnóstico más detallado y profundo y un servicio de asesoría para la renovación de esta ruta. El modelo a seguir sería la estación Revolución de la Línea 2.

Lo anterior ya que, se advirtió, de no realizarse la renovación de la Línea 1 “el servicio se brindaría en condiciones de tiempo de traslado, comodidad y seguridad, debido a la degradación y mal funcionamiento de las instalaciones fijas e infraestructura civil (…) generándose indisponibilidad de trenes en servicio y un incremento insostenible en los costos de mantenimiento”.

Fue así que entre 2015 y 2018 el Metro suscribió 28 contratos que sumaron 792 millones 682 mil pesos para cumplir con ese compromiso asumido en agosto de 2014: renovar la Línea 1 del Metro. De lo contrario se dejaría morir a esta ruta que hoy cumple medio siglo de vida.

Sin embargo, aunque la intención fue positiva, el resultado no tanto. Más que una cirugía mayor, la Línea 1 recibió parches estéticos que no cambiaron en absoluto sus condiciones de operación. Los contratos fueron destinados más al embellecimiento de las estaciones –que distan de lucir como la de Revolución- que a la corrección de las fallas graves.

En marzo de 2018 la actual dirección del Metro publicó un informe sobre este proyecto en el que criticó que de los 792.6 millones de pesos invertidos en la Línea 1, el 16%, estuvieron destinados a la rehabilitación vías e instalaciones eléctricas, y el resto se dedicó solamente a un cambio estético de las estaciones.

Al respecto se llamó la atención: “no hay evidencia documental que explique por qué o quién, a pesar del diagnóstico pagado a Systra, decidió cambiar la orientación de proyecto de infraestructura de sistemas a la realización de trabajos de renovación estética de la infraestructura externa”.

Foto: Daniel Galeana

“No se realizaron más acciones para resolver los problemas que Systra dejó plasmados en su diagnóstico, como son la renovación del sistema de señalización con el que cuenta la Línea 1, ya que la mayoría de los componentes han pasado su vida útil; asimismo se requiere cambiar durmientes y balasto en zonas donde se presenta infiltración”, se añade.

Y remata el informe: “el diagnóstico realizado por la empresa Systra debió ser el detonante del proyecto, sin embargo, se le dio preferencia el embellecimiento de las estaciones”. Por lo que la Línea 1 más que renovada, llega parchada a su 50 aniversario, pese a que se le inyectaron casi 800 millones de pesos que en poco mejorar sus condiciones de servicio a los usuarios.

Revival en serio

Debido a que la renovación de la Línea 1 no logró su objetivo, el Metro tiene algunos proyectos para rehabilitar esta ruta que cumple 50 años. Es así que se trabaja en la compra de 30 trenes nuevos (adicionales a los 10 que compró el gobierno anterior), se modernizarán las subestaciones eléctricas que abastecen de energía a la línea rosa.

También se modernizará el sistema de pilotaje automático para que de esta manera se incremente la capacidad de transportación de los trenes al tener una frecuencia de paso de 36 trenes por hora, lo cual representaría una disminución en el tiempo de traslado de los usuarios.

Otro proyecto será la modernización del sistema de peaje “mediante el uso de tarjeta antifraude, para lo que instalaremos máquinas expendedoras en todas las estaciones. También renovaremos la entrada de usuarios a las instalaciones, con la colocación de torniquetes de reciente tecnología, para disminuir el tiempo de acceso”.

Finalmente se plantea la “restitución de las condiciones de operación y seguridad de las instalaciones de la vía en la Línea 1, incluyendo la modernización de garajes y patios de maniobras. Con ello garantizaremos la operación eficiente, con infraestructura funcional, lo que ayudará agilizar la salida de los trenes y aumentará la capacidad de transporte de personas”.

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