Las historias se cuentan una tras otra, con lágrimas, sollozos, rabia e impotencia, y todas tienen el mismo final: desaparecidos sin dejar huella
“Que Dios toque el corazón del presidente, mi nieto desapareció hace cuatro años en matamoros’’, cuenta Victoria Esquivel, una madre que no soporto el llanto e imploro al Ejecutivo por su familiar.
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Una alfombra de fotografías cubrió el suelo de la explanada del Monumento a la Revolución, hasta donde llegó la marcha de madres que buscan a sus seres queridos que desaparecieron sin dejar huella con la guerra contra el narcotráfico, que desde el 2006 emprendió el entonces presidente Felipe Calderón.
“Justicia señor presidente’’, dice Martha Miranda de la Ciudad de México, madre de un hijo que desapareció con otras tres personas de Veracruz. “Las autoridades no han hecho nada, nuestros hijos fueron secuestrados, por eso pedimos justicia’’.
No hay un lugar de la República que no tenga un relato desgarrador de una madre, de la esposa, las y los hermanos y la abuela. La historia se cuenta de boca en boca, hasta que llega a las comunidades y de ahí a la ciudades.
Al Monumento a la Madre llegan familiares de Oaxaca, Tamaulipas Veracruz, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Guanajuato y Jalisco; traen en mantas y cartulinas impresa la fotografía del esposo, la la hija, el hermano, la del nieto. La búsqueda del familiar que por años han realizado sin ninguna pista ni noticia.
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Karina, que llego a la Ciudad de México de Oaxaca, cuenta que su hermano desapareció en Tamaulipas, “pero todas las autoridades hacen caso omiso’’; y Carla Fernanda dice que su hermano desapareció en La Barca, Jalisco sin dejar rastro.
“Todas reunidas por el mismo dolor y la misma causa, ¿dónde están las autoridades?, ¿donde están los candidatos a elección?’’, son preguntas sin respuesta de María Angela, de Guanajuato que denuncia que su esposo desapareció.
La marcha que salió del Monumento a la Madre, al llegar al Ángel de la Independencia, se junto con otros colectivos que ya esperaban para partir todos juntos al Monumento a la Revolución, pero antes escucharon misa en recuerdo a sus familiares.
En el trayecto sobre la avenida Reforma, María Guadalupe Rodríguez contó que acudió a la marcha para celebrar con todos este 10 de mayo, “exigiendo justicia, dispuesta a que me entreguen a mi hijo, es obligación del Presidente de la República; somos un país hambriento de justicia. Y somos las madres con dignidad las que buscamos en cerros y fosas clandestinas, porque la autoridad en Guerrero está involucrada con los grupos delictivos’’.
“Que el Presidente de la República no ponga oídos sordo, que no sea omiso ni cómplice, porque nunca dejaremos de gritar’’, subraya la señora Rodríguez con el llanto en el rostro.
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Fue la décima marcha que organizan los colectivos para protestar en esta fecha tan significativa, por el Día de la Madre que no encuentra al esposo, al hijo, al hermano, a la hermana. “Únanse, únanse, que sus hijos pueden ser’’; “Presentación con vida y castigo a los culpables’’; “Hijo escucha, tu madre está en lucha’’. Son las consignas.
El último dato de la autoridad federal es que son 85 ml desaparecidos en todo el país.
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