“El problema no es Airbnb, son las rentas de corta estancia”, tuiteó en enero pasado Onésimo Flores, fundador y director de Covive, una empresa que ofrece estancias en viviendas compartidas. El mensaje ilustra un fenómeno visible: el espíritu de economía colaborativa con el que empezó la plataforma estadounidense Airbnb está opacado por el negocio de rentas en el que parece estarse transformando.
Cada vez son más frecuentes las opiniones que alertan sobre lo mismo: es más rentable para los propietarios de casas y departamentos acabar con el alquiler tradicional de inquilinos de mediano y largo plazo, para introducir sus inmuebles en Airbnb, donde los ofrecen en alquiler de corta estancia a turistas nacionales y extranjeros.
Incluso hay páginas de internet, como imperiobnb.com, que ofrecen asesoría para mejorar los ingresos de lo que llaman un “negocio de rentas a corto plazo con Airbnb”. Los consejos van desde mejorar las fotografías que se exponen en la aplicación, hasta mejorar la calidad de los servicios que se ofrecen en el alojamiento.
La especialista en vivienda y maestra en Desarrollo Urbano, Rosalba González, analizó la base de datos no oficial de Inside Airbnb, con corte a septiembre de 2019, y encontró que 98 anfitriones tenían en alquiler dos mil 63 alojamientos. Es decir, 0.77 por ciento de los anfitriones totales, tenía el 10 por ciento de los espacios ofertados.
Una revisión hecha por El Sol de México a la base de datos de Inside Airbnb -únicos datos abiertos disponibles- con corte a noviembre del año pasado arrojó que, por ejemplo, la empresa española Be Mate ofrecía cuatro alojamientos completos en Condesa y dos más en Donceles, en el Centro Histórico.
Como lo dio a conocer este diario el 6 de octubre pasado, el edificio de Donceles 32 se convirtió en una sucursal de Be Mate, uno de los productos del corporativo español Room Mate Group, dedicado a alquiler de departamentos de diseño para turistas. Una noche en su alojamiento de la Condesa cuesta en promedio mil 615 pesos la noche, según la página de Airbnb. Además de la Ciudad de México, Be Mate, cuyo eslogan es “más que departamentos”, ofrece estancias en Madrid, Barcelona, Málaga y Milán.
En la lista también aparece The Local Way, que funciona igual que Be Mate y ofrece, según la base de datos consultada, 23 alojamientos, aunque en su página de internet anuncian 22, distribuidos en cuatro colonias: Polanco, Condesa, Roma y Juárez. El alojamiento con el costo por noche más caro es uno llamado Siqueiro’s Dream, en Polanco, entre Campos Elíseos y Masaryk, a siete mil 843 pesos la noche.
Incluso los hoteleros no se han podido resistir al negocio de rentas y la cadena de Hoteles MX oferta una habitación para dos personas, con una cama y un baño, en su hotel de Aeropuerto, ubicado en calzada Ignacio Zaragoza, por mil 260 pesos la noche. Esta cadena tiene sucursales en Reforma, Roma, Garibaldi, Lagunilla, Congreso, Aeropuerto y anuncian que próximamente en Zócalo y Centro.
Otros anfitriones que tienen múltiples espacios son Mr. W, Destination MX, Condesa Haus Bed & Breakfast, y otras decenas de usuarios identificados con nombres aleatorios: Suites, con 26; Teotitlan S.A. de C.V., con 10; Bruce, con 18; Debbie, con 10; Hermann, con 10; Víctor, con 37 y muchos usuarios más.
Al respecto la especialista Rosalba González critica que esta multipropiedad en Airbnb se contrapone el discurso de la plataforma “de que los usuarios son gente que necesita dinero para pagar la renta o para pagar arreglos de su casa” e impacta de manera negativa en la disponibilidad de vivienda en renta en los esquemas tradicionales de mediano y largo plazo.
“Ahí el Estado debe meter la mano dura para hablar de regulación y tratar de equilibrar esto. No dudo que exista esta figura de alguien que subarrienda su departamento para poder pagar otro departamento en tal zona, pero es industria de desarrollo inmobiliario ya está participando muy activamente y es algo que sucede mucho en Europa”, advirtió.