Parece que la Ciudad de México nunca duerme y como prueba está "el último vagón del metro", aquel vagón que durante su recorrido esconde encuentros nocturnos que ocurren cuando sale de la estación.
De acuerdo con algunos usuarios, este vagón puede ser de cualquier línea, siempre y cuando sea "el último".
Cuentan los que han vivido la experiencia, que un gran número de pasajeros masculinos hacen fila para subirse en él y así tener encuentros que van desde una caricia, un beso o hasta un contacto sexual.
Cuentan que muchas veces, los portafolios o las mochilas grandes que llevan los hombres es "para poder taparse si quieren que los toques o les hagas sexo oral".
De acuerdo con los usuarios, es la adrenalina lo que los mueve a entrar en este "mundo subterraneo" donde el anonimato da la facilidad de relacionarte con el otro que también está en busca de un encuentro satisfactorio.
Este último vagón también es conocido como la "cajita feliz" pues dicen que quien hace un recorrido en él termina teniendo un "viaje placentero".
Incluso el fotógrafo David Graham realizó él mismo uno de los recorridos para conocer si la que era llamada una "leyenda urbana" era verdad y al final, así fue.
Graham descubrió mucho más de lo que pudo haber imaginado, a tal punto que publicó el libro The Last Car: Cruising in Mexico City.
El fotógrafo descubrió "una escena aún más vibrante" que reveló que "la intimidad masculina es abiertamente visible en todas partes de la capital mexicana".
Asimismo, con las imágenes captadas por su lente, destacó que la vida de la comunidad gay en la CDMX es más abierta que en otras ciudades como Londres, Nueva York o París.
Además de los trenes, los pasajeros hablan de que los pasillos funcionan igual para poder tener contacto con otro usuario, a veces escondidos en las columnas o a la vista de todos.
Las historias de lo que sucede noche tras noche trascendieron a tal punto, que algunos sectores de la sociedad pidieron a las autoridades tomar cartas en el asunto y fue en 2011 cuando el Sistema de Transporte Colectivo Metro anunció el cierre nocturno del último vagón en cinco de sus líneas.
En ese entonces, muchos criticaron la decisión pues señalaban que se había actuado de manera homofóbica, pero las autoridades argumentaron que era por cuestiones de seguridad para poder combatir a la delincuencia que era más frecuente en horarios nocturnos.
Sin embargo con el paso del tiempo, esto cambió y el último vagón volvió a dar sus recorridos para "satisfacer" a los usuarios que se atreven a subirse en él.
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