El Hotel Patria se encuentra en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, en República de El Salvador muy cerca de Pino Suárez, y tiene 50 años funcionando como base para los compradores de mayoreo de todo el país, principalmente Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Chiapas, que vienen a adquirir mercancía que van a revender en el pequeño comercio de sus comunidades.
Hay casos especiales, explican, donde los comerciantes vienen del norte, Coahuila, Chihuahua, Durango, Zacatecas y sus 50 habitaciones permiten ordenar mercancías de alta movilidad, ahora mismo, por ejemplo, deberían estar llenas de osos de peluche, bolsas, cajas de regalo, moños y tarjetas.
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La realidad es que, al menos en la última semana de enero, apenas han vendido tres cuartos y en lo que va de la quincena el total de los ingresos no llega ni a los 20 mil pesos que serán repartidos en la nómina.
Todos los negocios a su alrededor se mantienen cerrados, no así el comercio ambulante, que torea a los sabuesos del gobierno de la CDMX; y el hotel está en su peor momento económico.
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"Desde el año pasado todo han sido pérdidas, ya me acabé todos los ahorros que pude hacer. Si tuviera que tomar una decisión ejecutiva debería ser cerrar ahora mismo el hotel. No he podido pagar los impuestos de finales del año pasado, la gente no se ha ido, este es su empleo y lo defienden como pueden; lo que tenemos de ventas se reparte en la nómina, a veces se alcanza a pagar completa, otras veces no. No podemos más, este negocio no puede cerrar si tiene un solo usuario y ya nos pasó. Tuvimos un solo cliente por tres meses en el 2020 y tuvimos que pagar todo", señala Pichir Esteban, propietario del Hotel Patria.
La entrevista es en su oficina del hotel, en ese momento, sólo tiene a dos personas ocupando las habitaciones, serán unos mil 500 pesos de ingresos por un solo día. Tal vez no de para más.
"El 14 de febrero no hará mucha diferencia, con la pandemia las visitas de corta estancia no son tan comunes como antes. Los empleados, que son los consumidores más comunes en la zona, no vienen porque los negocios están cerrados. Los comerciantes foráneos lo mismo", comenta.
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En épocas normales, antes de la pandemia, por ejemplo, el hotel salía con sus gastos y si bien no era un gran negocio tenía una buena rentabilidad, pero debe ser tratado de una forma muy cuidadosa porque los controles que se tienen sobre esta actividad son muy grandes.
"No es rentable, por ejemplo, usar el outsourcing aquí, nos saldría muy caro. Hacemos nuestra propia limpieza y arreglos; de igual manera no nos es negocio tratar con las factureras, tenemos nuestros contadores y el SAT está siempre presente; la evasión en efectivo es parte de un mito en nuestro caso. Todos los ingresos son rastreables a pesar de que se mueve mucho efectivo. Se pagan impuestos, costos de operación -incluyendo la nómina- y el predial. No crean que hoy, con la crisis económica que enfrenta el sector, tenemos un apoyo de parte del gobierno federal o local. No lo tenemos", señala.
"Solos, no podemos"
El Hotel Patria y sus 50 años encima es una empresa familiar que Pichir Esteban conoce desde los 18 años porque trabajó en estas instalaciones, no son las únicas y gracias a que tiene otros negocios ha podido solventar los gastos de su operación, pero no le queda mucho tiempo de vida al hotel si se mantiene en esta situación.
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"No somos los únicos, todas las empresas del rumbo están en la misma situación, los hoteles y las tiendas de mayoristas. No hay ventas formales y eso está pegando mucho. Los despidos están a la orden del día, en todos lados, y los que vienen están tomando riesgos excesivos", explica.
La inseguridad en el primer cuadro capitalino es conocida, sin embargo, fuera de la pandemia se tenía cierto control sobre la delincuencia, el problema es que hoy en día esos filtros ya no existen.
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"Los que vienen por mercancías están moviéndose hacia zonas más inseguras como es atrás del mercado de La Merced, por Anillo de Circunvalación; hacia zonas como el mercado de Sonora donde no hay tanta seguridad como este lado; pero incluso, aquí, donde se supone hay más vigilancia la inseguridad va creciendo", comenta.
Su testimonio no es de oídas. Hace varias semanas, caminando sobre su calle rumbo al hotel lo asaltaron a pesar de que, al menos en teoría, lo conocen los del barrio. Esos mismos delincuentes fueron abatidos por la policía en un enfrentamiento.
"La inseguridad creció y no hay apoyos a la vista. Hoy ni para sacar la nómina tenemos y no soy el único, todos los empresarios de la zona están en la misma situación. El golpe es muy fuerte y solos no vamos a salir, no podemos solos; puede ser tan grande que los cierres pueden ser permanentes", expresa.
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