Nicolás tiene 17 años en el negocio de venta de flores entre el mercado de Jamaiquita y el Panteón Civil de Dolores. Mientras con sus manos elabora un arreglo floral para una clientela ausente, cuenta que en este Día de Muertos esperaban un respiro, un pequeño incremento en las ventas, pero el cierre de los camposantos los sofocó. Panteones cerrados, sin gente y por lo tanto sin ingresos.
Comparado con el 1 y 2 de noviembre del año pasado, días en que las ventas alcanzaban los miles de pesos, en este año de pandemia por la enfermedad Covid-19 ha vendido menos del cinco por ciento, quizá hasta menos, dice Nicolás, quien vende en el local Hilda del pequeño mercado de flores que está afuera del Panteón Civil de Dolores, sobre la avenida Bosques.
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El Panteón Civil de Dolores es el más grande de América Latina. Está conformado por 240 hectáreas y en Día de Muertos recibe a más de un millón de visitantes, de los que este domingo no hubo rastro. De acuerdo con la alcaldía Miguel Hidalgo aquí hay 700 mil fosas más la fosa común, por lo que ahí yacen los restos de casi dos millones de personas.
Por ello es que su cierre pegó en la economía de los comerciantes de flores. "Sacamos apenas para sobrevivir, muchas veces no vendemos ni siquiera lo que nos gastamos en comida, pasaje y mercancía en un día", dice mientras coloca más flores a su arreglo, pero los clientes no aparecen. "Esto está muerto", dice a manera de broma, soltando una ligera risa que no borra la angustia por la caída en las ventas. "Desde hace 10 años el negocio de flores ha ido a la baja, pero este año fue el peor", lamenta.
Nicolás cuenta que durante abril y mayo las ventas de flores estuvieron al alza, pero sólo fue una pequeña meseta, porque en los días posteriores siguió la caída en picada, causada, dice, por el hecho de que las familias hacen funerales más privados, sin tanta gente debido a la nueva normalidad en la que se privilegia el distanciamiento físico para evitar contagios de coronavirus. "Mira, cuántos compañeros mejor ni vinieron, no sacan ni lo del día", dice señalando con un movimiento de cabeza los locales cerrados.
Sin embargo, Nicolás no es tan pesimista y espera que en los días posteriores al cierre de los panteones, quizás el próximo fin de semana los capitalinos lleguen de a poco a los panteones a visitar a sus difuntos y con ellos ese anhelado respiro en las ventas llegue. "Esperemos que así sea, ojalá, porque este año ha estado muy duro", comenta y al tiempo que termina su arreglo floral y se dispone a armar otro porque con suerte le llega la clientela.
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