En el cruce de las dos avenidas más importantes de la Ciudad de México: Insurgentes y Reforma, y frente a una de las dos cámaras que conforman el Poder Legislativo del país –la de senadores- está el Plantón 420. Cercado por unas vallas rojas colocadas por la alcaldía Cuauhtémoc y custodiado con discreción por dos policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, este asentamiento llevó un paso más allá la apropiación ciudadana del espacio público.
En el parque Luis Pasteur un grupo de personas se plantó para ejercer sus derechos políticos y manifestarse a favor de la regulación de la marihuana y en contra de la criminalización de su consumo. Pero también para crear el primer espacio libertario, como lo llama Leopoldo Rivera Rivera, integrante del Movimiento Cannábico Mexicano, en el que se puede consumir cannabis sin ser criminalizado. Es una zona segura en la que está prohibida la venta, y es también la primera plantación no clandestina en 100 años.
“Tiene varios significados. En primer lugar es una movilización política de plantarnos y también tiene la connotación de plantar. En ese sentido estamos plantándonos y plantando marihuana con el fin de reivindicar los derechos que de alguna manera ya reivindicó la Suprema Corte de Justicia de la Nación en relación al libre desarrollo de la personalidad y el derecho al consumo y al cultivo de marihuana con fines personales”, dice mientras recorre el plantón.
Las primeras plantas se sembraron el 2 de febrero. No se planeó así, pero coincidió con el Día de la Candelaria, en el que se realiza la purificación de las semillas para la siembra. En el Plantón 420 hay 350 plantas de marihuana y en dos jardineras están las más altas y frondosas: la María Sabina - en la que está la Supervisora, una mata de 2.5 metros de alto- y la Tin Tan, que está ubicada en la entrada al plantón y cuyo olor da la bienvenida a los visitantes.
Muchas de las plantas han sido sembradas de manera intencional, pero otras no. Durante las protestas que se hicieron en el Senado de la República el año pasado una de las actividades centrales –además de discursos, conciertos y marchas- fue consumir marihuana frente a la cámara. En esas intervenciones muchos usuarios tiraron cocos en las jardineras del parque –como se le llama popularmente a la semilla- y la lluvia favoreció su crecimiento.
Leopoldo Rivera explica que debido al semáforo naranja el acceso al campamento es controlado y en todo momento se respetan las medidas sanitarias como uso obligatorio de cubreboca, sanitización del calzado, despacho de gel antibacterial, se mantiene la sana distancia y los visitantes que llegan a consumir marihuana no pueden permanecer más de 30 minutos. Y es que además de un plantón es una zona de consumo seguro.
“Tenemos dos turnos: de 11 a 3 y de 4 a 8, pueden venir a fumarse su churrito y estar máximo 30 minutos. Creemos que va a haber mucha demanda. Hay muchos marihuanos en la ciudad que no tienen donde fumar porque la gente los señala. Ya queremos que acabe eso. Los invitamos a todos a salir del closet”, conmina Leopoldo a los usuarios de la marihuana.
Y añade: “si quieren los ayudamos, podemos ir a hacer una conferencia a su colonia y explicarle a la gente que ser usuario de marihuana no nos hace delincuentes y que la mayoría trabajamos, pagamos impuestos, somos gente normal nada más que nos gusta la marihuana como a quien le gusta el futbol y que no perjudica a terceros”.
Una vez consolidado este espacio libertario, como le llaman, la intención es replicarlo en otras zonas de la ciudad y otras alcaldías, aunque no hay pláticas formales con ninguna autoridad sobre el tema. La idea es que funcione bien y que lo podamos replicar en otras partes de la ciudad, en otras alcaldías y después en otras ciudades. Porque son derechos que ya reconoció para todos los ciudadanos del país la Suprema Corte, hay que verlo así como una cuestión federal.
Apelamos al consumo responsable, los usuarios son gente que trabaja y que estudia. A eso apelamos, a ese tipo de uso. “Aquí estamos firmes en defensa de los derechos de todos. Agradecemos a quienes no consuman que entiendan esta lucha, que no es para afectar a nadie, es una demanda justa para que ya no se violen más derechos humanos y que la policía se deje de distraer en perseguir a personas que son la mayoría pacíficas y productivas”, remata Leopoldo quien tras la entrevista atiende a un hombre que viajaba en bici y se sintió atraído por el Plantón 420.
Te recomendamos el podcast ⬇️