En pleno día de quincena, el Centro Histórico reabrió este martes y unas horas bastaron para que se volviera a ver la zona caótica que suele ser: ríos de gente que acuden a comprar, trabajar o a hacer algún trámite, coches, camiones de carga y transporte público que colapsa el tráfico y genera ruido, comercio en vía pública, toreros y hasta protestas, en este caso de taxistas que se plantaron frente a la Catedral.
En un recorrido que El Sol de México realizó por calles del perímetro A y B del Centro se notó que el primer cuadro de la capital volvió a ser el de antes, aunque realmente la pandemia no lo apagó al 100 por ciento. Aunque en la zona poniente (Madero, 16 de septiembre, 5 de mayo) se vio una afluencia considerable de personas, el desborde fue en la parte oriente (Corregidora, Jesús María, Correo Mayor) y norte (Belisario Domínguez, República de Argentina).
Se identificó que el acceso al corredor peatonal de Madero es por las calles Gante, Motolinía y Palma, mientras que las salida es por Eje Central, Bolívar e Isabel la Católica. Este esquema causó confusión en los peatones y los policías tuvieron que lidiar con gente que no respetaba los flujos.
El plan de reapertura estableció que se abrirán los comercios dependiendo de su número de calle. Se inició con los nones y al día siguiente tocará a los pares. En las tiendas de ropa, calzado, vestidos de novia, ópticas, restaurantes, se observaron señalamientos al interiores que marcan rutas de entrada, salida y posiciones para mantener la sana distancia.
Este diario realizó un recorrido por la tienda de ropa "Cuidado con el perro", en la que se permitirá el acceso como máxima a 79 personas. El acceso es obligatorio con cubrebocas, se toma la temperatura en la entrada, se proporciona gel y se tienen recorridos establecidos. El uso de probadores está prohibido y no se pone música para evitar que el personal y clientes hablen fuerte y expulsen gotitas de saliva, medio por el cual se contagia el virus.
El gerente de la tienda, que prefirió no dar su nombre, mostró a El Sol de México las adaptaciones hechas a la sucursal, como la restricción del uso de probadores y cierre de algunas cajas para evitar aglomeraciones, además de que la tienda se sanitiza cada 40 minutos. El periodo que tienen los clientes para cambiar una prenda ya comprada se amplió a 120 días.
Se explicó que las prendas que sean devueltas por los clientes se separarán al momento de recibirlas, sanitizadas con solución líquida, vaporizadas y aisladas en una zona del almacén por 48 horas. Una vez cumplido ese plazo se reintegran para su venta al público. Esto se hace para evitar que la ropa pueda ser reservorio de virus.
Aunque a las 9:00 horas el Centro Histórico registraba poca afluencia, para el mediodía era notorio el desborde de personas, sobre todo en la zona oriente, donde la actividad no se apagó al 100 por ciento ni durante el periodo de confinamiento.
En la zona de Corregidora, por ejemplo, se registraron filas de hasta una calle de largo para poder acceder a las ferreterías y tiendas de herramientas. En cada entre calle se tienen instalados estos filtros que generan filas de hasta 30 minutos.
Este diario fue testigo del momento en el que las personas formadas en la calle Jesús María reclamaban a las policías que cuidaban el acceso a Corregidora porque mucha gente se metía sin hacer fila. De hecho, un par de señores ingresaron saltándose la cola y fueron sacados por las uniformadas. "Esto ya lo hacíamos desde la cuarentena, pero hoy se desbordó más la gente", dijo una funcionaria de la Autoridad del Centro Histórico.
En la plaza ubicada en Alhóndiga, entre Corregidora y Soledad, en la zona oriente del Centro, se registró la presencia de toreros con venta de todo tipo de artículos, incluidos los cubrebocas y las caretas -los objetos de novedad en las ventas-. Como siempre, ante la menor presencia de funcionarios de la Secretaría de Gobierno (Segob), una persona alertaba con gritos y todos, en menos de 10 segundos, guardaban su mercancía y la escondían en los comercios establecidos.
Otra de las cosas que se presenció fue cómo personal de la Segob, respaldo por Policía Auxiliar y Preventiva, despojó de sus pertenencias a dos vendedores de tamales ubicados en la esquina de la calle Santa Veracruz y Eje Central. Sin mediar palabra llegaron a tomar ollas, botes, mesas, carritos, mientras los comerciantes reclamaban sin poder hacer más.
En entrevista con este diario el señor Leonardo Cortanel Arevalo, propietario de uno de los dos puestos afectados, dijo que lleva 15 años vendiendo en esa esquina y cuenta con el aval de la alcaldía Cuauhtémoc, lo cual no frenó a los funcionarios de Gobierno. Enojado, dijo que se llevaron cerca de 500 pesos en mercancía y que la multa para poder obtenerla de vuelta es de mil 500 pesos.
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