Un búnker de seguridad, el equivalente a la caja negra de un avión, es lo que requieren los inmuebles de la Ciudad de México; en él estarían documentos en copia como planos memorias de cálculo y bitácora de mantenimiento de la obra.
Esta es una de las propuestas del Colegio de Ingenieros Civiles de la ciudad, entre otras que están encaminadas a la protección civil y tener mejor prevención ante eventuales sismos y otras contingencias.
Después del sismo de 1985 las reglas de construcción cambiaron para erigir edificios que pudieran resistir un sismo similar, algunos acataron las normas otros no; inmuebles anteriores a ese año reforzaron su estructura, pero no todos y el temblor pasado los puso en evidencia.
Actualmente, con reglas más estrictas y que van en camino de endurecerse, hay quienes deciden hacer caso omiso y contravienen la normatividad a pesar del riesgo que conlleva.
De acuerdo con cifras públicas de la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (PAOT) las denuncias por irregularidades en obra aumentaron 230%, de 2006 con mil 79 casos, a 2016 con tres mil 559.
Las anomalías son principalmente porque los edificios sobrepasan los límites de pisos permitidos, por tala de árboles y por falta de permisos. Esto representa un riesgo para el sismo que viene.
“Las violaciones en las construcciones no se deberían de dar, ya genera una problemática el incumplir un ordenamiento”, dijo en entrevista Damián Robledo Gómez, presidente del Colegio de Ingeniero Civiles del Distrito Federal.
El grupo de expertos habló con El Sol de México sobre la problemática que enfrenta la ciudad por falta de ordenamiento territorial, que provoca caos en contingencias como el terremoto pasado, pero más allá tiene claras las propuestas que lleven a prevenir.
El búnker de seguridad
Para que los edificios estén en condiciones óptimas, se debe vigilar su comportamiento, en especial a sabiendas de que esta ciudad se hunde de 20 hasta 40 centímetros por año, dependiendo de la zona, esto de acuerdo con investigadores universitarios.
El no tener la “radiografía” de un inmueble, limita a los expertos para determinar con rapidez y veracidad la situación de la estructura, por ello, los ingenieros Damián Robledo Gómez, presidente del Colegio; Juan García Montes de Oca, vicepresidente, y Tito Wilchis Barbosa, presidente de Honor, proponen el búnker de seguridad.
Se trata de un baúl o caja fuerte a prueba de colapso, fuego o inundación, tendría la información vital de cada inmueble y en todos los casos estaría ubicado en la entrada de cada obra. Dentro guardarían copias de planos, memorias de cálculo y bitácora de mantenimiento de la obra para que pueda ser consultada por cualquier director responsable de obra(DRO), ingeniero civil, arquitecto o técnico especialista.
“Con ello se puede contar con datos fidedignos para poder dictaminar de una forma rápida y fehaciente en una obra, sin que este búnker sea colocado dentro y que nos ayudará a los técnicos diagnosticar de una manera rápida y eficiente una estructura”,indicaron.
“Esta medida, de aplicarse, va a ayudar muchísimo a las construcciones. Hemos visitado inmuebles y en la mayoría no tienen la bitácora. Si son pilotes, si son de control o si se tiene que estar nivelando y si no se hizo ello, pues el edificio va a tener inclinaciones”, dijeron.
Ordenamiento territorial
Los ingenieros agregaron que para responder mejor ante los sismos que vienen, se debe mejorar el ordenamiento territorial, empezando por no disminuir los espacios de estacionamiento, sino al contrario.
“A alguien se le ocurrió disminuir los espacios de estacionamiento en los edificios públicos para desincentivar el uso del vehículo, lo que no está bien estudiado. El estacionamiento debe seguir existiendo; la gente busca en las calles estacionarse en ambas aceras, lo que genera un incremento muy fuerte en la contaminación y que se hagan cuellos de botella en especial en casos de contingencia”, advirtieron.
Agregaron que también se deben respetar los lugares en los que no se debe construir, hay zonas muy claras, dijeron, en Iztapalapa Xochimilco, Tláhuac han estado aguaflorando las grietas existentes desde hace muchos años, son lugares que deben estar restringidos para la construcción.
“No se le puede dejar todo en manos de las personas que se dedican a hacer fraccionamientos, ellos están en lo suyo, en lo que les compete y pelean, sobre todo en cuanto a infraestructura, nosotros como técnicos debemos advertir a las autoridades qué se puede hacer y no, de acuerdo a los conocimientos colegiados que tenemos”.