Entre la mugre, la basura, las montañas de cascajo y el hacinamiento, los vecinos del multifamiliar Tlalpan enfrentan una plaga de piojos, además del abandono que perciben de la sociedad y de las autoridades.
Son las diez de la mañana y un ambiente maloliente provoca dolor de cabeza y náuseas. Parece que no hay nadie, que todos se fueron, Sin embargo, nadie ha dejado el lugar pero parece que se abandonaron a sí mismos en un sitio donde se perdió la noción del tiempo, pues además de la depresión colectiva, en el lugar aún cuelga una corona y una serie navideña de luces azules.
Ahí, una persona sirve alimentos a quienes llegan a la mesa. Una cuadrilla de Médico en Tu Casa atiende a quien se deja.
Janette Hernández, responsable del grupo, se pone a cargo y pide identificaciones para dar información. Señala que los principales problemas por los que la gente acude con ellos es por pediculosis (infestación de piojos) ocasionada por el hacinamiento; es un asunto que le preocupa mucho.
Aunque comenta que la población damnificada también acude por cuestiones de salud como diabetes, hipertensión, problemas de visión, insiste en que la pediculosis y el hacinamiento son un verdadero problema en el lugar.
Tal vez el problema se agrava ante la falta de agua, ya que están muy racionados. Los damnificados que viven ahí tienen que bañarse cada ocho días. Algunos han optado por alquilar un cuarto de hotel por familia para bañarse y, de paso, lavar algo de ropa.
Tal vez no sea para menos, pues como dice Agustín Viveros, uno de los damnificados del sismo de septiembre del año pasado, “llevamos 200 días y sus noches aquí”, y con los ojos ahogados en lágrimas se limita a expresar: “ya nos acostumbramos”.
Adriana Estrada | Vecina:
“Hemos subsistido, sobrevivido, gracias al apoyo de la gente, que nos trae algunas despensas, nos viene a apapachar"
Agustín Viveros | Vecino:
"Vengan a platicar con nosotros. Que sepan las razones por las que estamos aquí, defendiendo un predio”