Tienen un taller improvisado cerca del Metro Zapotitlán
Las imágenes de Niños Dios llegan despintadas y rotas de manos, cuerpos y cabeza al taller improvisado de la familia Martínez Chavarría, experta en reparar figuras sagradas, quienes se dividen el trabajo: las arreglan, pintan y visten para dejarlas listas a fin de
ser presentadas el Día de la Candelaria.
En su local de madera, ubicado en la calle Francisco Jiménez, delegación Tláhuac, cerca del Metro Zapotitlán de la Línea 12 del Metro, el trabajo se acrecienta conforme se acerca el día dos de febrero. Durante los días previos a la celebración habían reparado más de 300 figuras de Jesús.
Raymundo Martínez se encarga de la reparación física de las figuras; su esposa Angélica Chavarría las pinta y luego las visten con diferentes modelos, de los cuales El Niño de la Suerte es el más demandado este año.
Los materiales, traídos de Santiago Acatlán, Puebla, que emplean para su trabajo en esta temporada, provienen de un bulto de 20 kilos de yeso artesanal, que les cuesta 600 pesos; gastan otros dos mil pesos aproximadamente en pintura y thinner; y además compran pestañas para los ojos de vidrio de las imágenes.
PRIMER PASO
Sobre su mesa de trabajo, Raymundo Martínez tiene varias figuras de Niños Dios, algunas de ellas muy dañadas, por ejemplo una de ellas tiene rota su cabeza, a otra le falta el brazo, unos no tienen dedos y otros lucen desperfectos en el cuerpo.
El costo de la reparación con la pintura de la imagen varía según el tamaño del deterioro, lo cual es reparado con el uso de yeso artesanal, que aquí, en la Ciudad de México, aseguró, no se consigue y hay que traerlo de esa localidad de Puebla.
El arreglo de cada una de las figuras tiene su chiste y es muy laborioso dejarlas perfectamente, lo cual le ha valido para tener clientes de varias delegaciones de la Ciudad de México, por ejemplo Coyoacán y Magdalena Contreras y no solamente de Tláhuac, o
municipios mexiquenses, quienes también le han llevados imágenes de vírgenes para que las restaure.
En este sentido, se encargaron de reparar la figura de la Virgen de la Concepción, que se venera en la iglesia de La Conchita, la cual se dañó con el terremoto del 19 de septiembre pasado.
La jornada, informó, inicia a las nueve de la mañana y todo el día, hasta las 21 horas, se dedica a su labor, en la cual es secundado por uno sus hijos, pero la demanda aumenta conforme se acerca el Día de la Candelaria.
Agregó que una persona que vivía en el Centro fue quien le enseñó el oficio, al que se dedica desde hace más de 20 años, y lleva ocho años de improvisar dichos locales en esa calle de la colonia La Conchita.
SEGUNDO PASO
Una vez que la figura quedó reparada, el siguiente paso es pintarla, de lo que se hace cargo la señora Angélica Chavarría, quien aerógrafo en mano da color a las imágenes y que son tres tonos los que usa, principalmente, rubios, apiñonados y morenos.
Los detalles del maquillaje de las figuras, como los ojos y labios los lleva a cabo con pincel.
Si la imagen tiene desperfectos en sus ojos, los sustituye con ojos de vidrio y le coloca pestañas naturales, cuyo precio, informó, subió mucho este año, hasta 50%.
También, sobre su mesa de trabajo tiene varias esculturas de niños en pleno secado para que queden listos y ser vestidos.
Los atuendos con los que son ataviados los compran en tiendas del Centro Histórico o solicitadas por medio de un catálogo.
El traje con mayor demandado este año es el del Niño de la Suerte, aunque también se pide vestirlos de santos, como Judas Tadeo, El Santo Niño de Atocha o con el atuendo de Papa.
Sin embargo, los sacerdotes no están de acuerdo con esas vestimentas para dichas imágenes, y le piden a los fieles simplemente que les pongan el ropón de un niño, porque eso son, niños.
TERCER PASO
Reparadas, pintadas y vestidas las imágenes, viene el último paso comprarles su silla y su nicho, aunque la señora Angélica Chavarría aclaró que cuando se presenta por primera vez un Niño Dios el día de la Candelaria se debe hacer acostado.
La costumbre indica, añadió, que el segundo año entonces ya se le lleve a la iglesia en una silla y como opción se le ponga en su nicho.
Sillas y nichos son de madera y las traen de Quiroga, Michoacán.
Finalmente, en dejar presentable a una imagen de un tamaño de 50 centímetros su devoto puede gastarse 160 pesos en la reparación y pintado, 350 pesos de vestimenta y 130 pesos de la silla, suma un total de 640 pesos en promedio.
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