/ jueves 13 de octubre de 2016

Terminó el mito: el Triángulo Dorado no es inescrutable

SAN JAVIER DE ARRIBA, Sinaloa.- Aquí, en la cresta misma de laSierra Madre Occidental, en los límites con Chihuahua. En una delas dos Sinaloas, la oscura, la del estigma, la que lastima y serechaza, en la de la subcultura del narcotráfico y la violencia,el Ejército Mexicano abre sus trabajos a la sociedad y llevó acabo la fumigación, quema y destrucción de una secadera, seisplantíos de marihuana y 14 fumigaciones. En ocasiones sonhasta  50 sembradíos.

El mal llamado "Triángulo Dorado" ya no es tan inescrutable, yano se ve tan imposible, y en un operativo culminante de casi sietehoras por tierra y aire, asesta un nuevo golpe a las finanzas deltráfico del enervante, cuyo cultivo inicia a 400 pesos elkilógramo arriba, en la sierra, y conforme desciende de lamontaña se va incrementando, hasta rebasar los mil pesos ya enzonas urbanas.

Este es otro flanco del combate a la delincuencia organizada, esotro de tantos más, y mientras en Badiraguato se refuerza lavigilancia con 2 mil efectivos adicionales ante los últimosacontecimientos violentos y ante la próxima temporada de siembrade marihuana y amapola, el operativo para intervenir lossembradíos de San Javier de Arriba comienza de muy temprano, amás de mil metros sobre el nivel del mar.

La última etapa de este operativo ha sido de dos días para laerradicación de los enervantes en medio de la inmensa serranía.La misión parecía imposible, pero avanza a golpe de sol, yerba ysudor. La consigna militar se mantiene inamovible: “No importadonde se escondan, hasta ahí iremos, y tarde o temprano caerán,como los que los han antecedido”.

--Si ellos siembran marihuana o amapola, nuestros helicópterosvendrán a sembrar soldados— Sentencia uno de los altos mandos acargo de la incursión inserta en el programa permanente que llevaa cabo la Secretaría de la Defensa Nacional (SDN), este mal queinvade el estado, que avergüenza a la otra Sinaloa, la productiva,trabajadora, la que realiza sus actividades en la legalidad, en laciudad, donde termina la montaña y comienzan las zonasurbanas.

El Teniente Coronel de Caballería Diplomado de Estado Mayor,Feliciano Moreno Michaca, subjefe de Estado Mayor de la Novena ZonaMilitar, marcha a la cabeza del operativo, iniciado, planeado, casidos meses atrás, desde principios de agosto, con los trabajos dereconocimiento sobre el área a intervenir.

Como “escudos humanos” sembradores cubrenplantíos

A partir de las 9:00 horas --tiempo local--, mandos, tropa yenviados especiales abandonan la 9ª. Zona Militar de Culiacán, almando del General Rogelio Terán, para dirigirse a lasinstalaciones de “San José del Llano”, la Base de OperacionesAéreas (BOA), donde encargados y pilotos y oficiales mecánicos delos escuadrones aéreos de las Fuerzas Armadas, con base en SantaLucía y en la BAM número 5 de esta localidad, aguardan para darlas últimas instrucciones, y abordar las aeronavesparticipantes.

Todo está en orden. El Mayor Miguel Ángel Rodríguez,discreto, a distancia, no pierde de vista al grupo y la atencióncorrecta de las indicaciones superiores. El Comandante de la Base,Omar Álvarez, y sus subalternos dan sus respectivas partes, “sinnovedad”, y garantizan al máximo la seguridad de todos losparticipantes que se adentrarán en la zona montañosa de laSierra, que colinda en el norte de Sinaloa, con los límites deChihuahua.

Antes de iniciar los vuelos, una vez más se advierten de lasnuevas técnicas de las familias de campesinos encargados de cuidarlos sembradíos de enervantes para el narco. “Hombres, señoras yniños, se meten a los plantíos, se acuestan sobre de ellos o seamarran a los árboles, para impedir que los helicópteros delEjecito los fumiguen.

O apedrean las aeronaves con sondas, o apresuran la cosecha dela siembra, cuando se enteran que han sido descubiertos por lasFuerzas Armadas. “Se ha llegado a escuchar disparos que pasancerca de los helicópteros”, agregan los mandos militares. Pidena los pilotos y a los soldados de tierra que eviten a toda costa elriesgo de enfrentamientos y respeten los derechos humanos de lasfamilias de campesinos. “Ellos no son el enemigo, solo sonutilizados por éste, aprovechando sus necesidades”, estiman.

Unos en el amplio y “amado” Helicóptero MI-17, otros en elfumigador Bell-407, y dos más en el “escolta” Bell-206, partenal punto objetivo. Durante el vuelo, los vigías artilleros, comode piedra, no separan el índice de la ametralladora, en resguardode todos los pasajeros.

El aterrizaje se lleva a cabo en la cima de San Javier deArriba. Hay toda una hectárea de plantas de cannabis, miden casiun metro de altura, aunque en otros plantíos hay de casi 1.80. Enel horizonte se ve como un fondo gris, recortado por los picosgeográficos de las montañas que marcan la cresta de la SierraMadre, pero más de cerca sobre sus laderas y peñascos ya seobserva el rojo intenso de la amapola para la próxima temporadadel cultivo.

“No se acaba de terminar la cosecha de la marihuana, cuando yacomienzan a preparar la tierra para el temporada del otoño einvierno, más propicia para cultivar la amapola”, explica elcomandante de la 9ª. Zona Militar en Culiacán, General deBrigada, Rogelio Terán Contreras.

Desde el aire y a ras de sierra se huelen la yerba yla quema

Desde el MI-17 se hacen dos maniobras de reconocimiento a vuelobajo. Se siente que el verde de las montañas casi rosa laaeronave, el olor  a cannabis fresca llega a sus ocupantes. Pormomentos se confunde con el aroma de yerba quemada por lasincineraciones que parecen pequeñas fogatas y columnas de humoblanco sobre las faldas y cimas de los cerros.

Muchos soldados fueron desplegados desde agosto, para vigilarlos plantíos, en lo que llegaban las aeronaves fumigadoras.Cumplido los tiempos, ahora, los dos helicópteros Bell de lasFuerzas Armadas hicieron su trabajo en dos tiempos, para recargaragua y disolverla con los químicos que fueron regados en 14sembradíos en un tiempo de casi cuatro horas.

Las tropas de tierra, hicieron lo propio incinerando seisplantíos de la droga y arrancando de raíz las plantas. A eso delas 16:40 horas, comenzó el regreso a la 9ª Zona Militar.

Foto: Ilustrativa

Sí, el mal llamado “Triángulo Dorado”, refugio y cuna delos Guzmán Loera,   “El Mayo” Zambada, Juan JoséEsparragoza “El Azul”, Rafael Caro Quintero, ya no se ve tanimposible de tratar. También ahí se ocultaron los hermanosBeltrán Leyva, Ernesto Fonseca y Miguel Ángel FélixGallardo.

Fueron las policías estadounidenses, incluso la PGR lo queacuñaron el nombre. “Para nosotros no existe”, simplemente esun polígono con un  problema social a combatir”, refiere elCoronel de Caballería Diplomado del Estado Mayor, Juan MartínReyes.

El “triángulo” de la ilegalidad ya no es tanimpenetrable

El Triángulo cobró suma importancia, después de la caía delos cárteles colombianos en la década de los noventas,estableciéndose, ocultando sus actividades ilícitas los caposmexicanos en la Sierra Madre Occidental, gracias a su clima yaccidentada geografía, y convirtiéndose en uno de los mayoreslaboratorios de drogas sintéticas, incluso a nivelinternacional.

Empero, la mayoría de los sinaloenses no se sienten orgullososde ello, incluso rechazan el estigma que les ha creado el problemade la subcultura del narcotráfico y la violencia “Son dosSinaloas diferentes, pero también está la que casi no se conoce,la productiva, la de trabajo”, dicen.

Para atender el problema, el  Teniente Coronel de CaballeríaDiplomado de Estado Mayor, Feliciano Moreno Michaca, subjefe delEstado Mayor de la Novena Zona Militar refiere:

“Tenemos registradas una estadísticas de los lugares dondese presenta mayor incidencia de siembra de enervantes.Independientemente de esto, también llevamos un programa dereconocimientos aéreos que nos permite ubicar cada uno de losplantíos que se encuentran dentro de los diferentes sectores quecomprenden la Novena Zona Militar”.

Después de esto, precisa, se procede a hacer un plan en dondese determina la cantidad de tropas que vamos a emplear para llevara cabo la erradicación. La cantidad de recursos humanos ymateriales, depende del tiempo en que se quiera llevar a cabo laerradicación y la importancia de las áreas de incidencia.

Se pueden destinar medios aéreos, tropas terrestres y seagiliza el trámite de instrucción. Una aeronave está encondiciones de destruir hasta 50 plantíos por día si así seprograma.

SAN JAVIER DE ARRIBA, Sinaloa.- Aquí, en la cresta misma de laSierra Madre Occidental, en los límites con Chihuahua. En una delas dos Sinaloas, la oscura, la del estigma, la que lastima y serechaza, en la de la subcultura del narcotráfico y la violencia,el Ejército Mexicano abre sus trabajos a la sociedad y llevó acabo la fumigación, quema y destrucción de una secadera, seisplantíos de marihuana y 14 fumigaciones. En ocasiones sonhasta  50 sembradíos.

El mal llamado "Triángulo Dorado" ya no es tan inescrutable, yano se ve tan imposible, y en un operativo culminante de casi sietehoras por tierra y aire, asesta un nuevo golpe a las finanzas deltráfico del enervante, cuyo cultivo inicia a 400 pesos elkilógramo arriba, en la sierra, y conforme desciende de lamontaña se va incrementando, hasta rebasar los mil pesos ya enzonas urbanas.

Este es otro flanco del combate a la delincuencia organizada, esotro de tantos más, y mientras en Badiraguato se refuerza lavigilancia con 2 mil efectivos adicionales ante los últimosacontecimientos violentos y ante la próxima temporada de siembrade marihuana y amapola, el operativo para intervenir lossembradíos de San Javier de Arriba comienza de muy temprano, amás de mil metros sobre el nivel del mar.

La última etapa de este operativo ha sido de dos días para laerradicación de los enervantes en medio de la inmensa serranía.La misión parecía imposible, pero avanza a golpe de sol, yerba ysudor. La consigna militar se mantiene inamovible: “No importadonde se escondan, hasta ahí iremos, y tarde o temprano caerán,como los que los han antecedido”.

--Si ellos siembran marihuana o amapola, nuestros helicópterosvendrán a sembrar soldados— Sentencia uno de los altos mandos acargo de la incursión inserta en el programa permanente que llevaa cabo la Secretaría de la Defensa Nacional (SDN), este mal queinvade el estado, que avergüenza a la otra Sinaloa, la productiva,trabajadora, la que realiza sus actividades en la legalidad, en laciudad, donde termina la montaña y comienzan las zonasurbanas.

El Teniente Coronel de Caballería Diplomado de Estado Mayor,Feliciano Moreno Michaca, subjefe de Estado Mayor de la Novena ZonaMilitar, marcha a la cabeza del operativo, iniciado, planeado, casidos meses atrás, desde principios de agosto, con los trabajos dereconocimiento sobre el área a intervenir.

Como “escudos humanos” sembradores cubrenplantíos

A partir de las 9:00 horas --tiempo local--, mandos, tropa yenviados especiales abandonan la 9ª. Zona Militar de Culiacán, almando del General Rogelio Terán, para dirigirse a lasinstalaciones de “San José del Llano”, la Base de OperacionesAéreas (BOA), donde encargados y pilotos y oficiales mecánicos delos escuadrones aéreos de las Fuerzas Armadas, con base en SantaLucía y en la BAM número 5 de esta localidad, aguardan para darlas últimas instrucciones, y abordar las aeronavesparticipantes.

Todo está en orden. El Mayor Miguel Ángel Rodríguez,discreto, a distancia, no pierde de vista al grupo y la atencióncorrecta de las indicaciones superiores. El Comandante de la Base,Omar Álvarez, y sus subalternos dan sus respectivas partes, “sinnovedad”, y garantizan al máximo la seguridad de todos losparticipantes que se adentrarán en la zona montañosa de laSierra, que colinda en el norte de Sinaloa, con los límites deChihuahua.

Antes de iniciar los vuelos, una vez más se advierten de lasnuevas técnicas de las familias de campesinos encargados de cuidarlos sembradíos de enervantes para el narco. “Hombres, señoras yniños, se meten a los plantíos, se acuestan sobre de ellos o seamarran a los árboles, para impedir que los helicópteros delEjecito los fumiguen.

O apedrean las aeronaves con sondas, o apresuran la cosecha dela siembra, cuando se enteran que han sido descubiertos por lasFuerzas Armadas. “Se ha llegado a escuchar disparos que pasancerca de los helicópteros”, agregan los mandos militares. Pidena los pilotos y a los soldados de tierra que eviten a toda costa elriesgo de enfrentamientos y respeten los derechos humanos de lasfamilias de campesinos. “Ellos no son el enemigo, solo sonutilizados por éste, aprovechando sus necesidades”, estiman.

Unos en el amplio y “amado” Helicóptero MI-17, otros en elfumigador Bell-407, y dos más en el “escolta” Bell-206, partenal punto objetivo. Durante el vuelo, los vigías artilleros, comode piedra, no separan el índice de la ametralladora, en resguardode todos los pasajeros.

El aterrizaje se lleva a cabo en la cima de San Javier deArriba. Hay toda una hectárea de plantas de cannabis, miden casiun metro de altura, aunque en otros plantíos hay de casi 1.80. Enel horizonte se ve como un fondo gris, recortado por los picosgeográficos de las montañas que marcan la cresta de la SierraMadre, pero más de cerca sobre sus laderas y peñascos ya seobserva el rojo intenso de la amapola para la próxima temporadadel cultivo.

“No se acaba de terminar la cosecha de la marihuana, cuando yacomienzan a preparar la tierra para el temporada del otoño einvierno, más propicia para cultivar la amapola”, explica elcomandante de la 9ª. Zona Militar en Culiacán, General deBrigada, Rogelio Terán Contreras.

Desde el aire y a ras de sierra se huelen la yerba yla quema

Desde el MI-17 se hacen dos maniobras de reconocimiento a vuelobajo. Se siente que el verde de las montañas casi rosa laaeronave, el olor  a cannabis fresca llega a sus ocupantes. Pormomentos se confunde con el aroma de yerba quemada por lasincineraciones que parecen pequeñas fogatas y columnas de humoblanco sobre las faldas y cimas de los cerros.

Muchos soldados fueron desplegados desde agosto, para vigilarlos plantíos, en lo que llegaban las aeronaves fumigadoras.Cumplido los tiempos, ahora, los dos helicópteros Bell de lasFuerzas Armadas hicieron su trabajo en dos tiempos, para recargaragua y disolverla con los químicos que fueron regados en 14sembradíos en un tiempo de casi cuatro horas.

Las tropas de tierra, hicieron lo propio incinerando seisplantíos de la droga y arrancando de raíz las plantas. A eso delas 16:40 horas, comenzó el regreso a la 9ª Zona Militar.

Foto: Ilustrativa

Sí, el mal llamado “Triángulo Dorado”, refugio y cuna delos Guzmán Loera,   “El Mayo” Zambada, Juan JoséEsparragoza “El Azul”, Rafael Caro Quintero, ya no se ve tanimposible de tratar. También ahí se ocultaron los hermanosBeltrán Leyva, Ernesto Fonseca y Miguel Ángel FélixGallardo.

Fueron las policías estadounidenses, incluso la PGR lo queacuñaron el nombre. “Para nosotros no existe”, simplemente esun polígono con un  problema social a combatir”, refiere elCoronel de Caballería Diplomado del Estado Mayor, Juan MartínReyes.

El “triángulo” de la ilegalidad ya no es tanimpenetrable

El Triángulo cobró suma importancia, después de la caía delos cárteles colombianos en la década de los noventas,estableciéndose, ocultando sus actividades ilícitas los caposmexicanos en la Sierra Madre Occidental, gracias a su clima yaccidentada geografía, y convirtiéndose en uno de los mayoreslaboratorios de drogas sintéticas, incluso a nivelinternacional.

Empero, la mayoría de los sinaloenses no se sienten orgullososde ello, incluso rechazan el estigma que les ha creado el problemade la subcultura del narcotráfico y la violencia “Son dosSinaloas diferentes, pero también está la que casi no se conoce,la productiva, la de trabajo”, dicen.

Para atender el problema, el  Teniente Coronel de CaballeríaDiplomado de Estado Mayor, Feliciano Moreno Michaca, subjefe delEstado Mayor de la Novena Zona Militar refiere:

“Tenemos registradas una estadísticas de los lugares dondese presenta mayor incidencia de siembra de enervantes.Independientemente de esto, también llevamos un programa dereconocimientos aéreos que nos permite ubicar cada uno de losplantíos que se encuentran dentro de los diferentes sectores quecomprenden la Novena Zona Militar”.

Después de esto, precisa, se procede a hacer un plan en dondese determina la cantidad de tropas que vamos a emplear para llevara cabo la erradicación. La cantidad de recursos humanos ymateriales, depende del tiempo en que se quiera llevar a cabo laerradicación y la importancia de las áreas de incidencia.

Se pueden destinar medios aéreos, tropas terrestres y seagiliza el trámite de instrucción. Una aeronave está encondiciones de destruir hasta 50 plantíos por día si así seprograma.

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