/ martes 17 de enero de 2017

5 fórmulas para reducir prerrogativas a partidos nacionales y estatales

*“Achicar” los gastos ordinarios, entre otras, proponeIntegralia

Ante los graves problemas en la economía mexicana, la danza delos millones y la costumbre de los partidos de vivir en el confort,hay caminos para reducir el financiamiento a los partidospolíticos.

Son cinco propuestas: modificar la fórmula de la subvenciónpara actividades ordinarias; transformar el tamaño del padrón;usar el número de votantes de la última elección en lugar deltotal de empadronados; disminuir los recursos económicos enespecie que reciben los partidos a través del tiempo aire gratuitopara difundir propaganda mediante spots, y achicar elfinanciamiento a las instituciones políticas en el ámbitoestatal.

Luís Carlos Ugalde, extitular del IFE, analista y politólogo,a través de Integralia Consultores, la empresa que dirige, realizalos planteamientos tras el enojo social por el gasolinazo.

También puedes leer: 

Antes de entrar en materia señala: “Desde una perspectivatécnica y operativa, es muy fácil reducir el financiamientopúblico de los partidos políticos: simplemente se cambia lafórmula establecida en la Constitución y se modifican las leyessecundarias.

“A diferencia de otros objetivos de política pública, estees sencillo de implementar: basta con que el Instituto NacionalElectoral (INE) -con base en una nueva fórmula- cambie los montosde las ministraciones y reduzca las transferencias mensuales a lospartidos. Hay cinco rutas que pueden seguirse”.

Sobre la primera ruta, cambiar la fórmula del financiamientopara actividades ordinarias de los partidos. Recuerda que en lareforma electoral de 2013 se estableció que el monto se obtendríaal multiplicar 65 por ciento del salario mínimo por el número deinscritos en el padrón electoral.

“Ese porcentaje se podría reducir, por ejemplo, a 50 o 40 porciento. Si en 2017 la bolsa para partidos es de tres mil 940millones de pesos, con un factor de 40 por ciento sería de dos mil425 millones, eso es, se ahorrarían mil 515 millones de pesos”,explica, al precisar que el senador Francisco Búrquez (PAN)presentó una iniciativa de ley que propone un porcentaje no mayora 30 por ciento del salario mínimo, con lo cual se ahorrarían dosmil 122 millones, es decir, más de 50 por ciento.

La segunda propuesta, considerada una vía alternativa ocomplementaria, es modificar la otra variable de la fórmula: eltamaño del padrón. Al respecto señala que el universo devotantes relevante es la lista nominal, compuesta por quienesefectivamente cuentan con credencial para votar (el padrón sumaactualmente con poco más de 83 millones de ciudadanos, mientrasque la lista nominal registra 81.8 millones). “Si se usase estaúltima, la reducción sería de 57.9 millones de pesos en 2017”,especifica.

Más información: Se declara SCJNincompetente para revisar amparos vs. gasolinazo

En cuanto a la tercera proposición, usar el número de votantesde la última elección en lugar del total de empadronados,explica:

“Se argumenta que así se incentivaría que los partidospromuevan la participación electoral. En el esquema actual elabstencionismo no castiga a nadie, puesto que los partidos recibensumas crecientes de dinero año con año al margen del número devotantes que eajercen el sufragio. Si se usase esta modalidad,según la votación total emitida en la elección federal de 2015(39.87 millones de votos), el financiamiento a partidos nacionalesen 2017 sería de mil 893 millones de pesos (en comparación conlos tres mil 940 millones actuales), eso es, una reducción de dosmil 047 millones”.

Hace notar que tal modalidad fue recientemente propuesta porManuel Clouthier y Pedro Kumamoto, ambos diputados“independientes”, uno federal por Sinaloa y el otro local porJalisco.

Sin embargo…

“Un riesgo de esta modalidad serían los movimientosanti-partidos que usasen el abstencionismo para quitarles dinero yde esa forma iniciar un círculo vicioso que acabase por debilitaral sistema de partidos. La democracia requiere partidos fuertes(claro, que rindan cuentas y que actúen con legalidad), pero unmecanismo que aliente a “no votar”, en lugar de la participar,podría ser un arma letal para la democracia mexicana”, dice.

Para Ugalde, una alternativa de disuasión del boicot de cortoplazo “sería usar una tasa ponderada de las últimas treselecciones; otra, estimular premios en lugar de castigos: eso es,establecer una bolsa de financiamiento con base en 40 por ciento dela lista nominal, pero luego aumentarla si la tasa departicipación de la última elección supera tal umbral o si esmayor que la elección previa. Si es menor, no hay castigo”.

Acerca de la cuarta modalidad, que es reducir el financiamiento,“en este caso en especie, que reciben los partidos a través deltiempo aire gratuito para difundir propaganda mediante spots (suvalor comercial representa decenas de miles de millones depesos)”, explica:

“Nada hay gratis bajo el sol”, considera, por lo que reducirlas asignaciones de tiempo aire ahorraría recursos públicos ydejaría de saturar a los televidentes de la oleada depromocionales que en ocasiones genera más antipatía queinformación útil para ejercer el voto.

Análisis: Gasolinazo:preocupación legislativa

La quinta propuesta es disminuir el financiamiento de lospartidos en el ámbito estatal. Se remite a la reforma electoral de2013, cuando las entidades tuvieron que homologar sus leyes localescon la federal. “Como en esta se estableció una nueva fórmulapara calcular la bolsa (65 por ciento por el número de inscritosen el padrón electoral), las entidades cambiaron sus fórmulaslocales y ello significó -según una estimación de IntegraliaConsultores- un alza de 53 por ciento en el financiamiento a lospartidos con registro estatal”.

“Si los partidos -sin justificación política u operativa,salvo un mandato de reforma- aumentaron su financiamiento estatalpromedio en 53 por ciento entre 2014 y 2015, ¿acaso no podríarevertirse tal esquema para reducir a la mitad dichofinanciamiento?”, expone.

Enseguida, menciona los dos caminos para hacer el cambio dedicha fórmula: primero, reformar la Constitución federal y la LeyGeneral de Partidos Políticos y se mandate a los estados replicarla nueva fórmula federal y, segundo, que se deje en libertad acada entidad para decidir su fórmula de financiamiento y asídetonar una discusión local que implique responsabilidadpolítica.

Esa reducción, precisa, redundaría en recuperar la legitimidadde la clase política.

“La percepción de abuso, privilegios y corrupción que existeen la sociedad mexicana respecto a sus gobernantes es unimpedimento cada vez mayor para que los ciudadanos acepten de formavoluntaria decisiones de gobierno -por ejemplo, el gasolinazo-. Unanueva gobernabilidad democrática basada en la legalidad y lalegitimidad -no en el clientelismo o la hegemonía de un partidopolítico- requiere que la clase gobernante ponga el ejemplo y seajuste al cinturón igual que los gobernados”.

Advierte que no es un asunto de pesos y centavos frente a lamagnitud del dinero que se requeriría para subsidiar la gasolinaen 2017: 200 mil millones de pesos, pero enumera un beneficio:fortalecer a los partidos políticos, ya que el exceso de dinerolos ha burocratizado “y se han convertido en administradores de“vacas gordas”, según expresión de Jorge Alcocer, después dedécadas de haber sobrevivido con poco dinero, pero con muchaconvicción, sacrifico y trabajo voluntario”.

Un recorte a los partidos nacionales puede significar, digamos,hasta mil 500 millones de pesos (insignificante frente a larecaudación del IEPS a bebidas azucaradas que en 2016 se estimóen 21 mil millones de pesos).

Y recuerda que en 2015 el costo presupuestario de la democraciaelectoral mexicana (financiamiento de partidos nacionales yestatales y de autoridades electorales nacionales y estatales)ascendió a 34 mil 505 millones de pesos.

También lee: 

¿Cuánto de ese monto podríamos ahorrar con un nuevo modelo deorganización y de financiamiento electoral?, pregunta.

Expone a los partidos antes de lucha que se han burocratizado yviven en el confort del presupuesto, la solución, coincide con“Democracia a Precio Alzado”, no es desaparecer elfinanciamiento público, sino mantenerlo, pero repensando susobjetivos y recalculando sus montos.

Requiere, remata, que los principales beneficiarios de la danzade los millones se ajusten el cinturón.

*“Achicar” los gastos ordinarios, entre otras, proponeIntegralia

Ante los graves problemas en la economía mexicana, la danza delos millones y la costumbre de los partidos de vivir en el confort,hay caminos para reducir el financiamiento a los partidospolíticos.

Son cinco propuestas: modificar la fórmula de la subvenciónpara actividades ordinarias; transformar el tamaño del padrón;usar el número de votantes de la última elección en lugar deltotal de empadronados; disminuir los recursos económicos enespecie que reciben los partidos a través del tiempo aire gratuitopara difundir propaganda mediante spots, y achicar elfinanciamiento a las instituciones políticas en el ámbitoestatal.

Luís Carlos Ugalde, extitular del IFE, analista y politólogo,a través de Integralia Consultores, la empresa que dirige, realizalos planteamientos tras el enojo social por el gasolinazo.

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Antes de entrar en materia señala: “Desde una perspectivatécnica y operativa, es muy fácil reducir el financiamientopúblico de los partidos políticos: simplemente se cambia lafórmula establecida en la Constitución y se modifican las leyessecundarias.

“A diferencia de otros objetivos de política pública, estees sencillo de implementar: basta con que el Instituto NacionalElectoral (INE) -con base en una nueva fórmula- cambie los montosde las ministraciones y reduzca las transferencias mensuales a lospartidos. Hay cinco rutas que pueden seguirse”.

Sobre la primera ruta, cambiar la fórmula del financiamientopara actividades ordinarias de los partidos. Recuerda que en lareforma electoral de 2013 se estableció que el monto se obtendríaal multiplicar 65 por ciento del salario mínimo por el número deinscritos en el padrón electoral.

“Ese porcentaje se podría reducir, por ejemplo, a 50 o 40 porciento. Si en 2017 la bolsa para partidos es de tres mil 940millones de pesos, con un factor de 40 por ciento sería de dos mil425 millones, eso es, se ahorrarían mil 515 millones de pesos”,explica, al precisar que el senador Francisco Búrquez (PAN)presentó una iniciativa de ley que propone un porcentaje no mayora 30 por ciento del salario mínimo, con lo cual se ahorrarían dosmil 122 millones, es decir, más de 50 por ciento.

La segunda propuesta, considerada una vía alternativa ocomplementaria, es modificar la otra variable de la fórmula: eltamaño del padrón. Al respecto señala que el universo devotantes relevante es la lista nominal, compuesta por quienesefectivamente cuentan con credencial para votar (el padrón sumaactualmente con poco más de 83 millones de ciudadanos, mientrasque la lista nominal registra 81.8 millones). “Si se usase estaúltima, la reducción sería de 57.9 millones de pesos en 2017”,especifica.

Más información: Se declara SCJNincompetente para revisar amparos vs. gasolinazo

En cuanto a la tercera proposición, usar el número de votantesde la última elección en lugar del total de empadronados,explica:

“Se argumenta que así se incentivaría que los partidospromuevan la participación electoral. En el esquema actual elabstencionismo no castiga a nadie, puesto que los partidos recibensumas crecientes de dinero año con año al margen del número devotantes que eajercen el sufragio. Si se usase esta modalidad,según la votación total emitida en la elección federal de 2015(39.87 millones de votos), el financiamiento a partidos nacionalesen 2017 sería de mil 893 millones de pesos (en comparación conlos tres mil 940 millones actuales), eso es, una reducción de dosmil 047 millones”.

Hace notar que tal modalidad fue recientemente propuesta porManuel Clouthier y Pedro Kumamoto, ambos diputados“independientes”, uno federal por Sinaloa y el otro local porJalisco.

Sin embargo…

“Un riesgo de esta modalidad serían los movimientosanti-partidos que usasen el abstencionismo para quitarles dinero yde esa forma iniciar un círculo vicioso que acabase por debilitaral sistema de partidos. La democracia requiere partidos fuertes(claro, que rindan cuentas y que actúen con legalidad), pero unmecanismo que aliente a “no votar”, en lugar de la participar,podría ser un arma letal para la democracia mexicana”, dice.

Para Ugalde, una alternativa de disuasión del boicot de cortoplazo “sería usar una tasa ponderada de las últimas treselecciones; otra, estimular premios en lugar de castigos: eso es,establecer una bolsa de financiamiento con base en 40 por ciento dela lista nominal, pero luego aumentarla si la tasa departicipación de la última elección supera tal umbral o si esmayor que la elección previa. Si es menor, no hay castigo”.

Acerca de la cuarta modalidad, que es reducir el financiamiento,“en este caso en especie, que reciben los partidos a través deltiempo aire gratuito para difundir propaganda mediante spots (suvalor comercial representa decenas de miles de millones depesos)”, explica:

“Nada hay gratis bajo el sol”, considera, por lo que reducirlas asignaciones de tiempo aire ahorraría recursos públicos ydejaría de saturar a los televidentes de la oleada depromocionales que en ocasiones genera más antipatía queinformación útil para ejercer el voto.

Análisis: Gasolinazo:preocupación legislativa

La quinta propuesta es disminuir el financiamiento de lospartidos en el ámbito estatal. Se remite a la reforma electoral de2013, cuando las entidades tuvieron que homologar sus leyes localescon la federal. “Como en esta se estableció una nueva fórmulapara calcular la bolsa (65 por ciento por el número de inscritosen el padrón electoral), las entidades cambiaron sus fórmulaslocales y ello significó -según una estimación de IntegraliaConsultores- un alza de 53 por ciento en el financiamiento a lospartidos con registro estatal”.

“Si los partidos -sin justificación política u operativa,salvo un mandato de reforma- aumentaron su financiamiento estatalpromedio en 53 por ciento entre 2014 y 2015, ¿acaso no podríarevertirse tal esquema para reducir a la mitad dichofinanciamiento?”, expone.

Enseguida, menciona los dos caminos para hacer el cambio dedicha fórmula: primero, reformar la Constitución federal y la LeyGeneral de Partidos Políticos y se mandate a los estados replicarla nueva fórmula federal y, segundo, que se deje en libertad acada entidad para decidir su fórmula de financiamiento y asídetonar una discusión local que implique responsabilidadpolítica.

Esa reducción, precisa, redundaría en recuperar la legitimidadde la clase política.

“La percepción de abuso, privilegios y corrupción que existeen la sociedad mexicana respecto a sus gobernantes es unimpedimento cada vez mayor para que los ciudadanos acepten de formavoluntaria decisiones de gobierno -por ejemplo, el gasolinazo-. Unanueva gobernabilidad democrática basada en la legalidad y lalegitimidad -no en el clientelismo o la hegemonía de un partidopolítico- requiere que la clase gobernante ponga el ejemplo y seajuste al cinturón igual que los gobernados”.

Advierte que no es un asunto de pesos y centavos frente a lamagnitud del dinero que se requeriría para subsidiar la gasolinaen 2017: 200 mil millones de pesos, pero enumera un beneficio:fortalecer a los partidos políticos, ya que el exceso de dinerolos ha burocratizado “y se han convertido en administradores de“vacas gordas”, según expresión de Jorge Alcocer, después dedécadas de haber sobrevivido con poco dinero, pero con muchaconvicción, sacrifico y trabajo voluntario”.

Un recorte a los partidos nacionales puede significar, digamos,hasta mil 500 millones de pesos (insignificante frente a larecaudación del IEPS a bebidas azucaradas que en 2016 se estimóen 21 mil millones de pesos).

Y recuerda que en 2015 el costo presupuestario de la democraciaelectoral mexicana (financiamiento de partidos nacionales yestatales y de autoridades electorales nacionales y estatales)ascendió a 34 mil 505 millones de pesos.

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¿Cuánto de ese monto podríamos ahorrar con un nuevo modelo deorganización y de financiamiento electoral?, pregunta.

Expone a los partidos antes de lucha que se han burocratizado yviven en el confort del presupuesto, la solución, coincide con“Democracia a Precio Alzado”, no es desaparecer elfinanciamiento público, sino mantenerlo, pero repensando susobjetivos y recalculando sus montos.

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