/ viernes 22 de abril de 2016

Tragedia en Pajaritos pudo ser mayor, estiman trabajadores

  • A pesar de estar heridos aplicaron los protocolos deseguridad

Carlos Lara / El Sol de México

Ciudad de México.- La tragedia en "Pajaritos" pudo ser mayor.Los trabajadores heridos indicaron que de no haber intervenido laexplosión se pudo haber extendido a otras áreas. Aún con lasquemaduras, ellos aplicaron los protocolos. Cerraron las válvulasy dieron aviso a otras áreas para evitar una tragedia global.

Eso fue lo que comentaron los trabajadores al presidente EnriquePeña Nieto al visitarlos en sus habitaciones en el Hospital deCoatzacoalcos. Les reconoció su valentía y agradeció que, apesar de estar lesionados, evitaron que el accidente fuera dedimensiones colosales.

Los testimonios fueron claros. Con una gran carga emocional.Arnulfo Núñez Lugo y Alfredo Gallegos Nava, salvaron la vida deesa explosión que con fuego consumió a 13 de sus compañeros. Yque evitó que fueran más.

En la Planta de Clorado III de la empresa Mexichem, ellos secoordinaron para cerrar las válvulas. Tendidos en sus camas ledijeron al presidente que tuvieron que hacer lo imposible paraevitar una reacción en cadena, aún heridos.

Y es que fueron tres las explosiones se registraron en"Pajaritos". Tan potentes que destruyeron una buena parte delcomplejo petroquímico. Arnulfo Núñez detalló que luego de quese registró un problema en el sistema de refrigeración de laplanta, se procedió a desactivarla. Inhabilitar lo reactores, peromientras sucedía se escuchó la primera explosión que provocóuna gran nube de fuego y de tóxicos que abrasaron a loscompañeros.

El relato prodigio. Enrique Peña Nieto los escuchó atento. Sucara era de sorpresa. Asombro. Diversas reacciones se le veían enel rostro. Arnulfo siguió. Abundó que corrió al cuarto decontrol, donde se encuentran los interruptores. Cuando se diocuenta que la situación se saldría más de control lanzó laalerta a sus demás compañeros para que desalojaran el lugar.

Al tratar de hacer las maniobras de protección. Arnulfoescuchó la segunda explosión. Logró llegar a otra sala decontroles para tratar de desactivar la energía eléctrica, perofue en vano. La tercera explosión se registró y las llamas lealcanzaron. Y así lo recuerda: "Me retire a una zona más segura,empecé a hablar a las plantas vecinas a que me suspendieran elenvío de gas, de combustible; hablé a la planta de cloro para queme suspendieran el envío de cloro; la de oxígeno para que todofuera local y no fuera global e involucrar más centros detrabajo", narró.

Por la adrenalina, Arnulfo no se había dado cuenta que teníafractura expuesta en la pierna. Ya entrado en razón. Se observó.Vio sangre. Estaba empapado de su sangre. Aún así, tomó elteléfono y le llamó a su esposa, quien trabaja en la planta deoxígeno, y le pidió que diera el aviso de cerrar las válvulas deenvió.

Una historia más. De esas que por la dimensión de la tragediasolo hacen dar gracias a Dios por no haber perdido la vida. De esaque dicen que por la misericordia es la que se hace manifiesta.Alfredo Gallegos cayó desde el tercer piso. Pero como acto deheroísmo. Lastimado. Molido por la nube de ácido que lo rodeo,logró antes, disparar un compresor para evitar una descomunaltragedia.

"Saqué el disparo, salgo corriendo ya casi atrapándome elácido cuando viene el estallido y me aventó contra una columna",contó al presidente, quien lo visitó en su habitación 119 delHospital Regional de Minatitlán de Pemex.

Lo que le ocurrió lo narra cómo si fuera una película deacción donde todo fuera efecto especial. Pero la realidad superiora la ficción. Tiene quemaduras en su cuerpo.

Cora que no perdió el conocimiento a pesar de que también serompió algunos huesos craneales. Logró sacar a otros compañeros.Los puso a salvo.

Llegó a la ambulancia. Ahí se derrumbó. Ya no pudo más.Recuerda que ya se vio en el hospital. El asombro del presidenteera evidente.

Los trabajadores podrán ser dados de alta en próximos días.Pudieron contarla. La libraron. Pero no pudieron librar laslagrimas al recordar que fallecieron sus compañeros.

La vida sigue y seguirá. Los médicos confiaron en que prontose recuperarán y lo que vivieron en "Pajaritos" podrán contarlo ydecir que Dios les tuvo misericordia.

  • A pesar de estar heridos aplicaron los protocolos deseguridad

Carlos Lara / El Sol de México

Ciudad de México.- La tragedia en "Pajaritos" pudo ser mayor.Los trabajadores heridos indicaron que de no haber intervenido laexplosión se pudo haber extendido a otras áreas. Aún con lasquemaduras, ellos aplicaron los protocolos. Cerraron las válvulasy dieron aviso a otras áreas para evitar una tragedia global.

Eso fue lo que comentaron los trabajadores al presidente EnriquePeña Nieto al visitarlos en sus habitaciones en el Hospital deCoatzacoalcos. Les reconoció su valentía y agradeció que, apesar de estar lesionados, evitaron que el accidente fuera dedimensiones colosales.

Los testimonios fueron claros. Con una gran carga emocional.Arnulfo Núñez Lugo y Alfredo Gallegos Nava, salvaron la vida deesa explosión que con fuego consumió a 13 de sus compañeros. Yque evitó que fueran más.

En la Planta de Clorado III de la empresa Mexichem, ellos secoordinaron para cerrar las válvulas. Tendidos en sus camas ledijeron al presidente que tuvieron que hacer lo imposible paraevitar una reacción en cadena, aún heridos.

Y es que fueron tres las explosiones se registraron en"Pajaritos". Tan potentes que destruyeron una buena parte delcomplejo petroquímico. Arnulfo Núñez detalló que luego de quese registró un problema en el sistema de refrigeración de laplanta, se procedió a desactivarla. Inhabilitar lo reactores, peromientras sucedía se escuchó la primera explosión que provocóuna gran nube de fuego y de tóxicos que abrasaron a loscompañeros.

El relato prodigio. Enrique Peña Nieto los escuchó atento. Sucara era de sorpresa. Asombro. Diversas reacciones se le veían enel rostro. Arnulfo siguió. Abundó que corrió al cuarto decontrol, donde se encuentran los interruptores. Cuando se diocuenta que la situación se saldría más de control lanzó laalerta a sus demás compañeros para que desalojaran el lugar.

Al tratar de hacer las maniobras de protección. Arnulfoescuchó la segunda explosión. Logró llegar a otra sala decontroles para tratar de desactivar la energía eléctrica, perofue en vano. La tercera explosión se registró y las llamas lealcanzaron. Y así lo recuerda: "Me retire a una zona más segura,empecé a hablar a las plantas vecinas a que me suspendieran elenvío de gas, de combustible; hablé a la planta de cloro para queme suspendieran el envío de cloro; la de oxígeno para que todofuera local y no fuera global e involucrar más centros detrabajo", narró.

Por la adrenalina, Arnulfo no se había dado cuenta que teníafractura expuesta en la pierna. Ya entrado en razón. Se observó.Vio sangre. Estaba empapado de su sangre. Aún así, tomó elteléfono y le llamó a su esposa, quien trabaja en la planta deoxígeno, y le pidió que diera el aviso de cerrar las válvulas deenvió.

Una historia más. De esas que por la dimensión de la tragediasolo hacen dar gracias a Dios por no haber perdido la vida. De esaque dicen que por la misericordia es la que se hace manifiesta.Alfredo Gallegos cayó desde el tercer piso. Pero como acto deheroísmo. Lastimado. Molido por la nube de ácido que lo rodeo,logró antes, disparar un compresor para evitar una descomunaltragedia.

"Saqué el disparo, salgo corriendo ya casi atrapándome elácido cuando viene el estallido y me aventó contra una columna",contó al presidente, quien lo visitó en su habitación 119 delHospital Regional de Minatitlán de Pemex.

Lo que le ocurrió lo narra cómo si fuera una película deacción donde todo fuera efecto especial. Pero la realidad superiora la ficción. Tiene quemaduras en su cuerpo.

Cora que no perdió el conocimiento a pesar de que también serompió algunos huesos craneales. Logró sacar a otros compañeros.Los puso a salvo.

Llegó a la ambulancia. Ahí se derrumbó. Ya no pudo más.Recuerda que ya se vio en el hospital. El asombro del presidenteera evidente.

Los trabajadores podrán ser dados de alta en próximos días.Pudieron contarla. La libraron. Pero no pudieron librar laslagrimas al recordar que fallecieron sus compañeros.

La vida sigue y seguirá. Los médicos confiaron en que prontose recuperarán y lo que vivieron en "Pajaritos" podrán contarlo ydecir que Dios les tuvo misericordia.

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