Lo que hace Donald Trump no es solo la aplicación de unlegalismo inhumano, sino un verdadero acto de terror al deportar atodo mexicano sin miramiento alguno, todos serán tratados comocriminales y enviados a México, pero no solo eso, también serándevueltos a nuestro país los inmigrantes no mexicanos que hayancruzado por nuestro territorio, advirtió en su editorial elSemanario católico "Desde la Fe".
Y mientras nuestros hermanos indocumentados sufren una verdaderasicosis, “las autoridades mexicanas no aciertan a actuar, nohacen más que declaraciones y promesas; son tibias sus reacciones,muestran también miedo, y peor aún, sumisión. Siguen esperando aque el mandatario norteamericano entre en razón, cuando hademostrado, desde que era candidato, que lo suyo, su método, esjustamente la sinrazón”.
Todo eso ocurre, mientras los partidos políticos y altosfuncionarios reciben inmoralmente miles de millones de pesos, y elGobierno gasta de forma irresponsable millonadas en su fallidapublicidad; apenas se dan unas migajas –mil millones depesos– para atender esta emergencia humanitaria. Eso es lo quevalen para el Gobierno todos los mexicanos que anualmente envíancasi 30 mil millones de dólares para aliviar la miseria deincontables de familias a las que nuestra clase política no hasido capaz de brindar un desarrollo digno.
Por ello destacó el editorial titulado “Terrorismomigratorio”, que la cobardía no es prudencia, ni la estridenciaes virtud; sin embargo, no vemos firmeza en la defensa de nuestrasoberanía; no vemos dignidad en el trato con nuestro vecino delnorte; no vemos estrategias eficaces para ayudar a nuestrosconnacionales; no vemos altura ni inteligencia en los responsablesde atender esta crisis humanitaria.
Porque para enfrentar los embates de esta agresión en contra denuestros connacionales, puntualizó “Se necesita pericia,experiencia, no aprendices donde hace falta verdaderos maestros delarte de la diplomacia, y sensibilidad humana y política”.
Porque recordó que Donald Trump amenazó como candidato, yahora lo cumple como Presidente de los Estados Unidos: losmexicanos indocumentados, todos, sin excepción, serán deportados.Pero no solo aquéllos que tienen algún antecedente penal –locual podría ser comprensible–, sino cualquiera que hayaingresado sin papeles, no importa si es un trabajador ejemplar, sipaga sus impuestos y es parte del desarrollo de ese país.
Todo mexicano indocumentado será deportado sin miramientoalguno, sin ningún respeto a su dignidad humana, sin tomar encuenta sus derechos fundamentales, sin importar en qué situaciónquede su familia. Todos serán tratados como criminales y enviadosa México; pero no solo eso, también serán devueltos a nuestropaís los inmigrantes no mexicanos que hayan cruzado por nuestroterritorio.
Lo que hace el señor Trump, no es solo la aplicación de unlegalismo inhumano, sino un verdadero acto de terror. ¿Qué otronombre se puede dar a las órdenes ejecutivas del Presidentenorteamericano, que autoriza realizar redadas de indocumentados,dando autoridad a todo policía local para actuar como agentemigratorio?
Nuestros hermanos indocumentados tienen miedo, sus hijos sufrenuna verdadera sicosis, mientras las autoridades mexicanas noaciertan a actuar, no hacen más que declaraciones y promesas; sontibias sus reacciones, muestran también miedo, y peor aún,sumisión. Siguen esperando a que el mandatario norteamericanoentre en razón, cuando ha demostrado, desde que era candidato, quelo suyo, su método, es justamente la sinrazón.
Nuestro Gobierno continúa explicando lo del gasolinazo mientrasel país arde en la violencia, la inestabilidad económica y laobscena corrupción; mientras nuestros hermanos inmigrantes notienen quién los defienda ni a quién acudir; están huérfanos yno saben qué hacer, pues no confían en un Gobierno que es elcausante de su exilio; es más, se han dado cuenta que a la clasepolítica no le interesa su suerte.
Las Comisiones Episcopales de México y Estados Unidos hacen ungran esfuerzo por atender esta crisis. El Papa Francisco ha hechovarios pronunciamientos, manifestando su preocupación, y ha unidoa estas dos Iglesias para que trabajen juntas en favor de losindocumentados, pero hace falta mucho más, y se echa de menos nosolo la solidaridad nacional, sino también la solidaridadinternacional para poner un freno al racismo, al odio y alterrorismo del indigno Presidente norteamericano.