/ sábado 15 de octubre de 2016

Del campo llegaron y viven en 384 ciudades el 71.6% de la población

  • Gobernabilidad, uno de los serios desafíos
  • Paisaje para cambiar: Cartolandias citadinas

Primera de dos partes

La contención de los problemas de gobernabilidad en estados ymunicipios de la República mexicana como consecuencia de laanarquía en el desarrollo, de la irregularidad en losasentamientos y de la vulnerabilidad ante los desastres, se avizoracon los primeros pasos de la reforma urbana en México.

Tal vez, pasado algún tiempo empiecen a cambiar los paisajes delas cartolandias citadinas. Quizás se modifiquen las cifrasactuales, porque a nivel nacional, señalan estudios oficiales, 11por ciento de las viviendas en localidades urbanas se ubican cercao sobre el cauce de un río; 2.3 por ciento se encuentra sobrerellenos sanitarios, cuevas o minas y nueve por ciento sobrebarrancas.

Es posible, porque hoy las manifestaciones más dramáticas dela presencia de población en zonas de alto y muy alto riesgo,precisan dichos estudios, se ven reflejadas en fenómenos como elhundimiento del terreno en calles y casas, reportado como un hechofrecuente en cuatro por ciento de los hogares urbanos, cuarteadurasde muros por reblandecimiento reportado por cinco por ciento de loshogares y deslaves y derrumbes de cerros por lluvias reportado porcuatro por ciento.

El puntal para enfrentar la realidad en el siglo XXI de un paíspredominantemente urbano, donde tres cuartas partes de lapoblación habitan en 384 ciudades de 15 mil y más habitantes,integradas al Sistema Urbano Nacional, dio principio con laaprobación en la Cámara de Diputados de la minuta enviada por elSenado de la República para la expedición de la Ley General deAsentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbanoy la Reforma al Artículo Tercero de la Ley de Planeación.

Han pasado más de 60 años desde que empezó la expansión delas ciudades mexicanas. Fue en la década de los 50, aseguran losurbanistas, cuando el estrecho vínculo entre el desarrolloeconómico y el crecimiento urbano comienza a reflejarse en elincremento acelerado de la migración del medio rural hacia elurbano. Hace más de 30 años que México es eminentementeurbano.

Y solo hay que revisar, en 1900 la nación contaba con 33ciudades de más de 15 mil habitantes, en donde existían 1.4millones de personas (10.4 por ciento de la población total); parala década de los 80, 36.7 millones de personas, que representabanmás de la mitad de la población, residía en localidades urbanas.En el 2000 existían 343 ciudades, de más de 15 mil habitantes,las cuales alojaban a 66.6 millones de personas que representaban63.3 por ciento de la población nacional; y finalmente, para elaño 2010 el número de ciudades aumentó a 384, albergando 71.6por ciento de la población total del país. Las tendencias indicanque el proceso de urbanización continuará, aunque a menorvelocidad que en las décadas anteriores, de manera que entre 2010y 2030, la población urbana en México pasará de 71.6 por cientoa 83.2 por ciento, de acuerdo a la Organización para laCooperación y Desarrollo Económico.

El problema es que las ciudades no estaban preparadas pararecibir tal cantidad de población y el proceso migratorio no fueasimilado de forma ordenada. Tampoco existía una oferta suficientede suelo apto y accesible, por lo que millones de mexicanos seasentaron de manera irregular.

Y como si no fuera suficiente, en toda la República surgieronlos líderes de los denominados “paracaidistas” que mediantepromesas asentaban (y asientan) a cientos de familias en terrenosprohibidos o riesgosos para después exigir a los gobiernos nosolamente regularización, sino servicios.

Hasta nuestros días, la falta de certeza jurídica sobre lapropiedad es un problema común entre los habitantes deasentamientos irregulares los cuales son, en algunos casos, laúnica opción para que las familias en condiciones de pobrezapuedan acceder a suelo para construir su vivienda. Esta situaciónimpide que los hogares se beneficien plenamente del uso y usufructode su propiedad, dijo en su momento la Sedesol.

LOS ACTORES DE LA OCUPACIÓN IRREGULAR

Estudios de la UNAM han señalado a los actores involucrados enla ocupación del suelo irregular.

“A grandes rasgos se puede decir que el primer actorinvolucrado es el propietario original del suelo, posteriormente uncomprador especulador y/o fraccionador, quien vende al que seríaun segundo comprador que termina por ser el habitante del suelo,finalmente aparecen las autoridades quienes se encargan de ofrecerservicios, equipamiento e infraestructura, así como laregularización de la tenencia de la tierra.

“Cuando el terreno de origen ilegal se ocupa vía invasión,los líderes sociales se convierten en una figura relevante, ya quemuchas veces son ellos quienes planean y ejecutan el proceso depoblamiento del predio, reclutando a la gente, acomodando a loscolonos, cobrando cuotas de afiliación a la organización querepresentan y gestionando la provisión de servicios yequipamiento.

“En otras ocasiones se ha observado la acción de un actoradicional representado por las instancias promotoras de lotes, queaún cuando son inmobiliarias reconocidas no dejan de serinstituciones informales, pues realizan acciones al margen delmarco normativo.

“Estas instancias adquieren el suelo al propietario originalusualmente a un precio mucho menor al que ellos posteriormentevenden al segundo comprador, aunque no se tiene información de lascondiciones de pago y cuál sería el incremento del precio en elmomento de la reventa”.

Un segundo efecto del proceso de urbanización en México,agregan, es la expansión desproporcionada de la mancha urbana. Enlas ciudades mexicanas el crecimiento del territorio urbano nosiempre ha respondido a la tendencia del crecimiento poblacional.Así, mientras la población urbana se duplicó durante losúltimos 30 años, la superficie urbana se multiplicó porseis.

Explican que otra faceta del proceso de urbanización enMéxico, es el efecto de la dinámica de migración actual. “Elpatrón de migración ha generado despoblamiento de muchaslocalidades y ciudades, al mismo tiempo que genera flujosimportantes hacia los centros de población más dinámicos. Estefenómeno se ha vuelto muy notorio y ha impactado, tanto al ámbitorural como al urbano, incluyendo a las grandes zonas metropolitanasque décadas atrás fueron polos de atracción para lapoblación”.

Los ejemplos sobran. Entre 2000 y 2010, municipios de zonasmetropolitanas de gran importancia perdieron población; en el casode la Zona Metropolitana del Valle de México, el municipio deJaltenco, fue el que resintió la mayor pérdida con un decrementode 16.7 por ciento. También destacan los municipios deNezahualcóyotl y Tlalnepantla de Baz con pérdidas equivalentes a9.4 por ciento y 7.9 por ciento de su población,respectivamente.

En el Distrito Federal, las delegaciones de Azcapotzalco,Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Venustiano Carranza,tuvieron tasas de crecimiento negativas, siendo Venustiano Carranzala de mayor pérdida de población.

Otras ciudades también perdieron población durante el periodo.Sobresalen los municipios de Guadalajara que registró una pérdidade 9.1 por ciento y de San Nicolás de los Garza (10.8 por ciento),al igual que otras ciudades de menor tamaño como Jiquilpan deJuárez en Michoacán (0.6 por ciento), Gabriel Leyva, en Sinaloa(0.5 por ciento), Zacatepec de Hidalgo, en Morelos (0.1 porciento), Tenancingo de Degollado, en el Estado de México (2.2 porciento), Atencingo-Chietla, en Puebla (0.9 por ciento) y Tuxpan, enNayarit (0.2 por ciento).

LO QUE HAY Y LO QUE NOS CUESTA

La Comisión Nacional de Vivienda ha dicho que, las ciudades demás de un millón de habitantes, presentan densidades promedio de36 viviendas por hectárea; las de 500 mil a un millón promedian27; las de 100 mil a 500 mil, 21; y las de 50 a 100 mil presentanen promedio densidades de 19. El promedio general nacional es de 23viviendas por hectárea.

El modelo de ciudad extendida, poco densa y periférica generaaltos costos tanto para la ciudadanía como para el país en suconjunto. Por un lado, la provisión de servicios básicos porparte del Gobierno se vuelve más costosa, problema que aunado a ladebilidad financiera de las recaudaciones locales, se traduce endesigualdades en la calidad y oportunidad con la que los gobiernoslocales proveen bienes públicos a los ciudadanos.

Se ha estimado que el costo de introducción de serviciospúblicos, una vez que se han consolidado los asentamientos humanosque no fueron planeados, es 2.7 veces mayor. La provisión deservicios básicos, como estrategia para conectar desarrollosalejados de las ciudades, sumado al abandono de los centros de lasciudades debido al deterioro de inmuebles, provoca subutilizacióndel equipamiento e infraestructura e incluso genera incentivos parala especulación del suelo.

“Por otra parte, la distancia que millones de mexicanos debenrecorrer diariamente para acceder a sus trabajos, generainversiones significativas en dinero y tiempo. El 15 por ciento delos hogares en zonas urbanas reporta que gasta aproximadamenteentre 51 y 200 pesos diarios para trasladarse de su casa altrabajo.

“En el Valle de México, el porcentaje de hogares que pagadicha cantidad aumenta a 16 por ciento y en las ciudades de más deun millón de habitantes aumenta a 21 por ciento. En cuanto altiempo de traslado se refiere un 62 por ciento de los hogaresencuestados reportan que a la persona que más aporta al gastofamiliar le toma entre 23 y 38 minutos llegar a su centro detrabajo”, aseguran.

Se considera que el principal reto que enfrentan las ciudades ymetrópolis en los próximos años es hacer frente al aumento yconcentración de la población urbana, que pasará de 80.4millones en 2010 a 103.3 en 2030. Ello implica planear y gestionarciudades con la capacidad de asentar de manera segura, sustentable,responsable y eficiente a las nuevas y actuales generaciones, através de la oferta de soluciones adecuadas de vivienda, coberturade servicios, impulso a las actividades económicas, promoción dela vida comunitaria y alternativas adecuadas de movilidad.

La advertencia es: Si prevalece el patrón territorial actual enlas ciudades mexicanas, esta concentración provocará incrementosen las distancias y los trayectos, así mismo crecerán lasexternalidades negativas o costos sociales por el imperativo demayor conectividad espacial, afectando el medio ambiente yagudizando la inequidad y la desigualdad socio-económica.

Por lo tanto…

Las ciudades mexicanas requieren el impulso a nuevosinstrumentos de planeación que promuevan la cooperación entredistintos órdenes de Gobierno y la participación de la sociedadcivil. La población que habita las ciudades hoy más que nuncacuenta con una amplia conciencia acerca de la importancia derealizar acciones en favor de la sustentabilidad ambiental.

(Continuará)

  • Gobernabilidad, uno de los serios desafíos
  • Paisaje para cambiar: Cartolandias citadinas

Primera de dos partes

La contención de los problemas de gobernabilidad en estados ymunicipios de la República mexicana como consecuencia de laanarquía en el desarrollo, de la irregularidad en losasentamientos y de la vulnerabilidad ante los desastres, se avizoracon los primeros pasos de la reforma urbana en México.

Tal vez, pasado algún tiempo empiecen a cambiar los paisajes delas cartolandias citadinas. Quizás se modifiquen las cifrasactuales, porque a nivel nacional, señalan estudios oficiales, 11por ciento de las viviendas en localidades urbanas se ubican cercao sobre el cauce de un río; 2.3 por ciento se encuentra sobrerellenos sanitarios, cuevas o minas y nueve por ciento sobrebarrancas.

Es posible, porque hoy las manifestaciones más dramáticas dela presencia de población en zonas de alto y muy alto riesgo,precisan dichos estudios, se ven reflejadas en fenómenos como elhundimiento del terreno en calles y casas, reportado como un hechofrecuente en cuatro por ciento de los hogares urbanos, cuarteadurasde muros por reblandecimiento reportado por cinco por ciento de loshogares y deslaves y derrumbes de cerros por lluvias reportado porcuatro por ciento.

El puntal para enfrentar la realidad en el siglo XXI de un paíspredominantemente urbano, donde tres cuartas partes de lapoblación habitan en 384 ciudades de 15 mil y más habitantes,integradas al Sistema Urbano Nacional, dio principio con laaprobación en la Cámara de Diputados de la minuta enviada por elSenado de la República para la expedición de la Ley General deAsentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbanoy la Reforma al Artículo Tercero de la Ley de Planeación.

Han pasado más de 60 años desde que empezó la expansión delas ciudades mexicanas. Fue en la década de los 50, aseguran losurbanistas, cuando el estrecho vínculo entre el desarrolloeconómico y el crecimiento urbano comienza a reflejarse en elincremento acelerado de la migración del medio rural hacia elurbano. Hace más de 30 años que México es eminentementeurbano.

Y solo hay que revisar, en 1900 la nación contaba con 33ciudades de más de 15 mil habitantes, en donde existían 1.4millones de personas (10.4 por ciento de la población total); parala década de los 80, 36.7 millones de personas, que representabanmás de la mitad de la población, residía en localidades urbanas.En el 2000 existían 343 ciudades, de más de 15 mil habitantes,las cuales alojaban a 66.6 millones de personas que representaban63.3 por ciento de la población nacional; y finalmente, para elaño 2010 el número de ciudades aumentó a 384, albergando 71.6por ciento de la población total del país. Las tendencias indicanque el proceso de urbanización continuará, aunque a menorvelocidad que en las décadas anteriores, de manera que entre 2010y 2030, la población urbana en México pasará de 71.6 por cientoa 83.2 por ciento, de acuerdo a la Organización para laCooperación y Desarrollo Económico.

El problema es que las ciudades no estaban preparadas pararecibir tal cantidad de población y el proceso migratorio no fueasimilado de forma ordenada. Tampoco existía una oferta suficientede suelo apto y accesible, por lo que millones de mexicanos seasentaron de manera irregular.

Y como si no fuera suficiente, en toda la República surgieronlos líderes de los denominados “paracaidistas” que mediantepromesas asentaban (y asientan) a cientos de familias en terrenosprohibidos o riesgosos para después exigir a los gobiernos nosolamente regularización, sino servicios.

Hasta nuestros días, la falta de certeza jurídica sobre lapropiedad es un problema común entre los habitantes deasentamientos irregulares los cuales son, en algunos casos, laúnica opción para que las familias en condiciones de pobrezapuedan acceder a suelo para construir su vivienda. Esta situaciónimpide que los hogares se beneficien plenamente del uso y usufructode su propiedad, dijo en su momento la Sedesol.

LOS ACTORES DE LA OCUPACIÓN IRREGULAR

Estudios de la UNAM han señalado a los actores involucrados enla ocupación del suelo irregular.

“A grandes rasgos se puede decir que el primer actorinvolucrado es el propietario original del suelo, posteriormente uncomprador especulador y/o fraccionador, quien vende al que seríaun segundo comprador que termina por ser el habitante del suelo,finalmente aparecen las autoridades quienes se encargan de ofrecerservicios, equipamiento e infraestructura, así como laregularización de la tenencia de la tierra.

“Cuando el terreno de origen ilegal se ocupa vía invasión,los líderes sociales se convierten en una figura relevante, ya quemuchas veces son ellos quienes planean y ejecutan el proceso depoblamiento del predio, reclutando a la gente, acomodando a loscolonos, cobrando cuotas de afiliación a la organización querepresentan y gestionando la provisión de servicios yequipamiento.

“En otras ocasiones se ha observado la acción de un actoradicional representado por las instancias promotoras de lotes, queaún cuando son inmobiliarias reconocidas no dejan de serinstituciones informales, pues realizan acciones al margen delmarco normativo.

“Estas instancias adquieren el suelo al propietario originalusualmente a un precio mucho menor al que ellos posteriormentevenden al segundo comprador, aunque no se tiene información de lascondiciones de pago y cuál sería el incremento del precio en elmomento de la reventa”.

Un segundo efecto del proceso de urbanización en México,agregan, es la expansión desproporcionada de la mancha urbana. Enlas ciudades mexicanas el crecimiento del territorio urbano nosiempre ha respondido a la tendencia del crecimiento poblacional.Así, mientras la población urbana se duplicó durante losúltimos 30 años, la superficie urbana se multiplicó porseis.

Explican que otra faceta del proceso de urbanización enMéxico, es el efecto de la dinámica de migración actual. “Elpatrón de migración ha generado despoblamiento de muchaslocalidades y ciudades, al mismo tiempo que genera flujosimportantes hacia los centros de población más dinámicos. Estefenómeno se ha vuelto muy notorio y ha impactado, tanto al ámbitorural como al urbano, incluyendo a las grandes zonas metropolitanasque décadas atrás fueron polos de atracción para lapoblación”.

Los ejemplos sobran. Entre 2000 y 2010, municipios de zonasmetropolitanas de gran importancia perdieron población; en el casode la Zona Metropolitana del Valle de México, el municipio deJaltenco, fue el que resintió la mayor pérdida con un decrementode 16.7 por ciento. También destacan los municipios deNezahualcóyotl y Tlalnepantla de Baz con pérdidas equivalentes a9.4 por ciento y 7.9 por ciento de su población,respectivamente.

En el Distrito Federal, las delegaciones de Azcapotzalco,Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Venustiano Carranza,tuvieron tasas de crecimiento negativas, siendo Venustiano Carranzala de mayor pérdida de población.

Otras ciudades también perdieron población durante el periodo.Sobresalen los municipios de Guadalajara que registró una pérdidade 9.1 por ciento y de San Nicolás de los Garza (10.8 por ciento),al igual que otras ciudades de menor tamaño como Jiquilpan deJuárez en Michoacán (0.6 por ciento), Gabriel Leyva, en Sinaloa(0.5 por ciento), Zacatepec de Hidalgo, en Morelos (0.1 porciento), Tenancingo de Degollado, en el Estado de México (2.2 porciento), Atencingo-Chietla, en Puebla (0.9 por ciento) y Tuxpan, enNayarit (0.2 por ciento).

LO QUE HAY Y LO QUE NOS CUESTA

La Comisión Nacional de Vivienda ha dicho que, las ciudades demás de un millón de habitantes, presentan densidades promedio de36 viviendas por hectárea; las de 500 mil a un millón promedian27; las de 100 mil a 500 mil, 21; y las de 50 a 100 mil presentanen promedio densidades de 19. El promedio general nacional es de 23viviendas por hectárea.

El modelo de ciudad extendida, poco densa y periférica generaaltos costos tanto para la ciudadanía como para el país en suconjunto. Por un lado, la provisión de servicios básicos porparte del Gobierno se vuelve más costosa, problema que aunado a ladebilidad financiera de las recaudaciones locales, se traduce endesigualdades en la calidad y oportunidad con la que los gobiernoslocales proveen bienes públicos a los ciudadanos.

Se ha estimado que el costo de introducción de serviciospúblicos, una vez que se han consolidado los asentamientos humanosque no fueron planeados, es 2.7 veces mayor. La provisión deservicios básicos, como estrategia para conectar desarrollosalejados de las ciudades, sumado al abandono de los centros de lasciudades debido al deterioro de inmuebles, provoca subutilizacióndel equipamiento e infraestructura e incluso genera incentivos parala especulación del suelo.

“Por otra parte, la distancia que millones de mexicanos debenrecorrer diariamente para acceder a sus trabajos, generainversiones significativas en dinero y tiempo. El 15 por ciento delos hogares en zonas urbanas reporta que gasta aproximadamenteentre 51 y 200 pesos diarios para trasladarse de su casa altrabajo.

“En el Valle de México, el porcentaje de hogares que pagadicha cantidad aumenta a 16 por ciento y en las ciudades de más deun millón de habitantes aumenta a 21 por ciento. En cuanto altiempo de traslado se refiere un 62 por ciento de los hogaresencuestados reportan que a la persona que más aporta al gastofamiliar le toma entre 23 y 38 minutos llegar a su centro detrabajo”, aseguran.

Se considera que el principal reto que enfrentan las ciudades ymetrópolis en los próximos años es hacer frente al aumento yconcentración de la población urbana, que pasará de 80.4millones en 2010 a 103.3 en 2030. Ello implica planear y gestionarciudades con la capacidad de asentar de manera segura, sustentable,responsable y eficiente a las nuevas y actuales generaciones, através de la oferta de soluciones adecuadas de vivienda, coberturade servicios, impulso a las actividades económicas, promoción dela vida comunitaria y alternativas adecuadas de movilidad.

La advertencia es: Si prevalece el patrón territorial actual enlas ciudades mexicanas, esta concentración provocará incrementosen las distancias y los trayectos, así mismo crecerán lasexternalidades negativas o costos sociales por el imperativo demayor conectividad espacial, afectando el medio ambiente yagudizando la inequidad y la desigualdad socio-económica.

Por lo tanto…

Las ciudades mexicanas requieren el impulso a nuevosinstrumentos de planeación que promuevan la cooperación entredistintos órdenes de Gobierno y la participación de la sociedadcivil. La población que habita las ciudades hoy más que nuncacuenta con una amplia conciencia acerca de la importancia derealizar acciones en favor de la sustentabilidad ambiental.

(Continuará)

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