Solos en el departamento en Houston, Texas, Raúl ingresa al cuarto en donde está Alessandra, intenta darle un beso y el rechazo de ella provoca que él se le abalance, la empiece a tocar y entre empellones la despoja de su ropa interior; 14 años de silencio han pasado y la joven decidió denunciar la tentativa de violación y el abuso sexual, convertir su caso en la diferencia para que quienes quieran ocupar un cargo político en México pasen filtros mínimos.
“Yo no quiero seguir protegiendo la identidad de un abusador”, dice Alessandra Cavazos Galas, quien al igual que 79 mil 826 mujeres —de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública— ha sufrido por ser víctima de un presunto delito de violación.
En los últimos cinco años, de acuerdo con la cifra anterior, 37 mujeres al día enfrentaron conductas como las que presuntamente cometió Raúl Jaime Pérez, hasta hace unos días diputado federal suplente del PAN y director de Investigación y Estadística Legislativa en el Congreso de Querétaro en la legislatura pasada.
“Debería haber más filtros para elegir a alguien a un cargo político. Yo no tengo nada en contra de un partido político, a mí no me interesa en lo absoluto la política, pero sí digo cómo una persona con este perfil tan conocido en Querétaro como un acosador de mujeres lo pongan en la política”, dice Alessandra de quien fue parte de la campaña presidencial del panista Ricardo Anaya en 2018.
Para enfrentar este tipo de casos, el Colectivo de feministas Las Constituyentes CDMX impulsa la iniciativa 3 de 3 Contra la Violencia.
Esto, para que en la elección de 2021 todos los candidatos a cargos de elección popular o a cargos en la administración pública presenten como requisito obligatorio no ser deudores de pensión alimenticia, no tener denuncias por acoso sexual o comisión de delitos sexuales y delitos de violencia familiar, afirma Yndira Sandoval.
Después de la denuncia que Alessandra hizo en redes sociales otras 15 mujeres le acercaron breves relatos de situaciones en las que Raúl es protagonista: “sí, este tipo siempre ha sido un mano larga, siempre ha sido así”, “una vez a mí me agarró la pompa”, “a mí siempre me jalaba”, “a mí siempre me tiraba la onda incluso cuando estaba casado”, “qué bonitas piernas”.
Con estos testimonios y una denuncia más radicada en Colorado por “sex misconduct”, Alessandra busca fortalecer la denuncia interpuesta el 29 de julio ante la Fiscalía General de la República, bajo el número FED/QRO/QRO/ 0001684/2020. Este diario buscó a Raúl Jaime Pérez, pero no obtuvo respuesta.
“Lo importante para mí es inspirar a mujeres a que alcen la voz (...) Que se deje de normalizar el abuso en nuestra sociedad, precisamente en mi círculo social, que es el que más lo calla”, afirma.
Por años guardó lo ocurrido y además tuvo que convivir con Raúl en fiestas de amigos. Subió 40 kilos de peso y tuvo que hacer terapia y enfrentar trastornos y traumas. “Todo el tiempo tenía miedo. Modificó mi manera de relacionarme porque era la primera vez que yo experimentaba algún encuentro sexual con algún hombre y fue en manos del abuso”.
Tras la conmoción política y social que provocó al salir su denuncia en Querétaro, Alessandra afirma que terminó el silencio porque fueron muchos años en los que “sentía asco, culpa, pena (para no contarlo), yo no tenía la conciencia de que era un abuso sexual. Me daba miedo que mi papá se fuera a volver loco y lo fuera a matar, que no me creyera la familia de mi amiga, que pensaran que yo era una puta”.
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