Con un promedio de 163 litros por persona al año, México logró ser el primer consumidor de refrescos en el mundo, con un 40% más que en Estados Unidos, que consume 118 litros por persona al año, de acuerdo con datos de la Universidad de Yale.
Al dictar la conferencia La construcción cultural del consumo de los refrescos en Méxicoen el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), Florence L. Théodore, del Instituto Nacional de Salud Pública, dijo que "en promedio, una familia mexicana destina 10 por ciento de sus ingresos totales a la compra de refrescos; 24% a otros alimentos y bebidas; y 66% a vivienda, educación y vestimenta, entre otros".
Esta situación es preocupante, señala, pues "según la asociación civil El Poder del Consumidor, las bebidas azucaradas provocan la muerte de 24 mil mexicanos al año debido a la ingesta calórica, y son quienes fallecen más en la región".
Por si fuera poco, la investigadora reveló que, en comunidades rurales, "siete de cada 10 niños desayunan con refresco", y además indicó que "el anclaje del refresco en la dieta del mexicano es desde la cuna hasta la tumba, pues persiste la dificultad y hasta el rechazo a renunciar a estas bebidas, incluso entre personas con diabetes".
Ahí se advirtió que ingerir refrescos o bebidas endulzadas en exceso se asocia con padecimientos como obesidad, diabetes tipo 2, derrames cerebrales, gota, asma, cáncer, artritis reumatoide, enfermedades arteriales coronarias y óseas, problemas dentales y de conducta, trastornos psicológicos, envejecimiento prematuro y adicción, afirmó la especialista.
Señaló también que el consumo de refrescos en México es resultado de procesos económicos, políticos y culturales, con consecuencias alarmantes: entre 1999 y 2006 se triplicó el consumo de bebidas azucaradas entre los adultos mexicanos, y de este sector, 15% de los que beben refrescos de manera ocasional son más propenso a padecer obesidad.