Por MargaritaRodríguez
En el foro“Impuestos a las bebidas azucaradas: tendencia mundial”,convocado por la Alianza por la Salud Alimentaria (ASA),especialistas de México y Estados Unidos señalaron que elgravamen se está convirtiendo en una directriz internacional, puesla medida no solo ayuda a mitigar la obesidad y la diabetes, sinoque es una fuente de ingresos para proyectos sociales.
Lynn Silver, del Instituto de SaludPública de California, alertó que la humanidad en la actualidadse encuentra en medio de una epidemia de obesidad, lo que hacuadriplicado los casos de diabetes.
La industria refresquera en EstadosUnidos gastó al menos 67 millones de dólares en acciones paraechar abajo al impuesto y alrededor de 120 millones para cabildearen Washington contra las políticas de salud pública. Tienen miedoa perder grandes fortunas, indicó la doctora Silver.
Hannah Lawman, del Departamento deSalud de la Ciudad de Filadelfia, explicó que esa localidad es unade las más pobres del territorio estadounidense y ocupa el segundolugar en obesidad y diabetes, por lo que el impuesto se implementótanto en bebidas azucaradas, como en las que cuentan conendulzantes sin calorías. El gravamen es de 1.5 centavos de dólarpor onza.
“Los ingresos están destinados abeneficiar a niños y familias de bajos recursos, con el subsidioen educación preescolar, mejoras en parques, centros recreativos,bibliotecas y escuelas”, dijo.
Por su parte, Alejando Calvillo,director de El Poder del Cosumidor (EPC), dijo que el impuesto abebidas azucaradas ya existía en otros países, antes que enMéxico, sin embrago, se ha extendido con éxito en los últimosaños en Portugal, Noruega, Reino Unido, Bélgica, Chile, ciudadesde España e India y algunas de Estados Unidos como Filadelfia,Berkeley, Oakland, Boulder, Albany, Chicago y Seattle.
“Es un problema demasiado grande ydemasiado costoso para dejar de hacerle