A unos días del comienzo de la Cuaresma, la Arquidiócesis primada de México llamó a los feligreses católicos a reflexionar sobre la situación por la que pasa el país para así emprender los cambios necesarios para enfrentar los problemas que nos aquejan.
México necesita de una sana autocrítica, en la que participemos el gobierno, la Iglesia, las empresas y todos los ciudadanos en general. Una autocrítica empujada por una reflexión profunda y auténtica, de dentro hacia fuera, y no una simulación que menosprecie a los demás y haga un eco egoísta que sólo incluya a unos cuantos dice el editorial del semanario Desde la Fe.
La Cuaresma comienza esta semana con la celebración del Miércoles de Ceniza, un espacio para que los fieles católicos reflexionen no sólo sobre su fe, sino la manera de ayudar al prójimo de la manera como Dios entiende.
“La Iglesia nos ofrece para ello tres prácticas que pueden guiar este cambio: la oración, la penitencia y la caridad, que no se limitan solamente a un rezo, a una confesión o a dar limosna”, añade el texto publicado en Desde la Fe.
En el caso de la oración, comenta la Arquidiócesis, es la manera de acercarnos a Dios mediante el diálogo, de que él entienda las inquietudes como lo hace un padre con su hijo, con la confianza de que encontraremos la respuesta requerida.
En cuanto a la penitencia y caridad, éstas deben ser oportunas en su acción, con sacrificios en las cosas que nos causan placer para entender el verdadero valor de las cosas, creando amor adquirir el domino del espíritu sobre el cuerpo, y dejar atrás la vanidad y el egoísmo.
“La caridad, en un nivel más profundo, esta práctica nos permite hacer un compromiso hacia los demás: ¿Qué podemos hacer por los más necesitados?, ¿cómo podemos mejorar su modo de vida? Es aquí donde viene nuestra mayor aportación a la sociedad para hacer este cambio posible”, finaliza la Arquidiócesis Primada de México.
El Miércoles de Ceniza se celebra este 6 de marzo, dando comienzo a la Cuaresma que a su vez, es la antesala de la Semana Santa, la celebración más importante del catolicismo