Como un homenajee, Rosario Ibarra de Piedra recibió hoy la medalla Belisario Domínguez, sin embargo, la activista decidió dejarla en custodia al presidente López Obrador, momento histórico en la entrega.
Ibarra dijo que esperaba le fuera devuelta la medalla "junto con la verdad" sobre el paradero de hijos y familiares, desaparecidos en la guerra sucia de los años 70.
Cautivos y torturados
Ante un presidente de izquierda que acude por primera vez como testigo de honor a la medalla Belisario Domínguez, Claudia de Piedra recordó que por más de cuatro décadas el Comité Eureka “ha transitado azorado por el terror oficial, sintiendo el dolor de saber cautivos y torturados a nuestros seres queridos, recibiendo como tremendas bofetadas en la cara la palabra hueca, la declaración engañosa o el discurso falso”.
Y mientras transcurría el discurso de la activista, y se escuchaban los gritos de “vivos los queremos’’, la presidenta del Senado Mónica Fernández sorprendió a todos los asistentes al estar “lagrimeando’’ y aguantando el sollozo, que arrancó murmullos.
Y en tribuna se escuchaba que el “el mal gobierno mexicano, transgrediendo todas las leyes, privo de su libertad, de su dignidad y de justicia a nuestros familiares, desparecidos políticos. La violencia alcanzó a nuestras familias completas, arrasó con poblados enteros donde se detuvo a todos los hombres y mujeres viejos que, por casualidad, portaban el mismo apellido de alguno de los insurrectos que eran buscados y perseguidos.
“Estos señores del poder quisieron borrar todo rastro de sublevación y rebeldía, pero no pudieron. Siempre queda algo, siempre hay alguien que prosigue por la brecha para seguir abriendo los caminos. Nosotros, entonces, supimos que no podíamos buscar a los nuestros sin pelear también sus batallas, teníamos los mismos motivos y las mismas justas razones para hacerlo”, manifestó Claudia Piedra.
“La justa ira de mi nieto es el resultado de saber que las familias de Eureka, hoy seguimos igual que hace tantos años, recibiendo escarnio y burla de los funcionarios”, refrendó.
Arrebatan hijo a una madre
Después de destacar la lucha, trayectoria de Rosario Ibarra de Piedra y la deuda moral que tiene el Estado mexicano, la senadora Ifigenia Martínez aseguró que con este acto de justicia plena se rinde homenaje a una mexicana lastimada por la violencia; “a una madre a la cual le fue arrebatado su hijo sin siquiera tener la certeza de su destino”.
A nombre de la Cámara de Senadores, la legisladora de Morena señaló que se trata de una distinción republicana a una mujer firme que hizo de la ausencia de su hijo, Jesús, una bandera permanente en favor del derecho, la justicia y disidencia democrática, una condena cabal a los abusos del poder y una defensa ilimitada de la vida.
Ella, recordó, padeció una tragedia irreparable, que la lanzó a una búsqueda incansable en 1973, cuando su hijo fue detenido, al margen de todas las disposiciones legales, bajo la acusación de pertenecer a un grupo armado. Sus captores, señaló, lo desaparecieron en 1974.
Indicó que en esa búsqueda desesperada, Rosario Ibarra convocó a otras madres que, como ella, sufrían por la desaparición de sus hijos, y en 1977, integraron el Comité pro-Defensa de Presos Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, Comité ¡Eureka!
Previamente la secretaria de la Mesa Directiva, Verónica Delgadillo García, dio lectura a la histórica proclama del senador Belisario Domínguez.