/ domingo 3 de octubre de 2021

De 14 mil, quedan 230 haitianos en Ciudad Acuña, Coahuila

En cuestión de días autoridades de ambos países fueron cercando al grupo hasta reducirlo

El campamento asentado debajo del puente internacional que comunica a Ciudad Acuña, en Coahuila, con la ciudad texana de Del Río, pasó de albergar a 14 mil migrantes haitianos a 230 en tan sólo unos días.

Dos académicos de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), que siguieron de cerca a los haitianos, relataron cronológicamente cómo en cuestión de días autoridades de ambos lados de la frontera fueron cercando al grupo hasta reducirlo a menos de un cuarto de millar y encapsularlo en un salón de fiestas con capacidad para mil personas.

“Las autoridades en Ciudad Acuña nos hablaron de cómo se sorprendieron al ver el incremento de población que pasó de 500 a mil 500. Luego cinco mil, ocho mil y para el día 18 de septiembre había 14 mil personas del lado americano, según sus autoridades... Fue una confluencia concertada”, relató Felipe Uribe, profesor-investigador del Departamento de Estudios de Población de El Colef, sede Piedras Negras. Durante el webinar Sin destino fijo: migrantes haitianos atrapados en la frontera. Trabajo de campo en Ciudad Acuña, Coahuila, el catedrático detalló cronológicamente el seguimiento que fue dando a este desplazamiento inusitado de personas migrantes haitianas junto a otros colegas de Monterrey y Matamoros.

LA CRONOLOGÍA DEL CERCO

El 17 de septiembre, cuando la llegada de haitianos en Del Río ya se contaba por miles, las autoridades norteamericanas cerraron el puente internacional.

Para el 18 de septiembre, del lado mexicano se establecieron filtros policíacos en las carreteras de acceso a Coahuila: en la carretera 2, que va de Nuevo Laredo a Piedras Negras; la 53, que viene de Monterrey y la 54, que viene de Zacatecas.

Respecto a los operativos, el investigador explicó que se conformaron grupos de Operaciones Mixtas con personal del Ejército, la Guardia Nacional, autoridades estatales y del Instituto Nacional de Migración (INM). El principal objetivo era revisar la documentación de los haitianos.

El 19 de septiembre empezaron a detener autobuses en Allende para revisar si las personas acreditaban su estancia legal. Los indocumentados quedaban libres, pero sin transporte, y se veían obligados a caminar 100 kilómetros a través de la carretera para llegar a Ciudad Acuña.

Más tarde, se endureció la medida.

Fueron 33 camiones con 491 migrantes en su mayoría de Haití, pero también de Cuba, Honduras y El Salvador, los detenidos.

Para el 20 de septiembre iniciaron los vuelos de deportación.

Se empezó a distribuir a los extranjeros a otros lugares de la frontera y se realizaron operativos en Ciudad Acuña en bares y en hoteles, sobre todo en la noche. En los operativos se aseguraron migrantes que no acreditaron su estancia en el país.

El 22 de septiembre se indicó a las líneas de autobuses y a las agrupaciones de taxis que no podían transportar migrantes, como publicó El Sol de México.

También montaron un cerco de vigilancia a autos particulares en los 38 municipios de Coahuila.

El 23 de septiembre las autoridades de México y Haití acordaron abrir consulados en Tabasco y Chiapas. Entonces, los vuelos fueron hacia Tabasco. Ese día también se realizó un operativo policíaco en el Parque Braulio Fernández Aguirre, en Acuña, donde había una población importante de migrantes.

Las autoridades del INM hablaban con los migrantes de opciones para regularizar su situación migratoria llevándolos a Tapachula, alternativa que los haitianos rechazaban tras haber pasado muchas penalidades para poder llegar a la frontera norte.

Hubo sobrevuelos de helicópteros, cortes de luz en el parque. “Todo esto complicó la comunicación, desgastó el ánimo de las personas migrantes y diluyó la confianza en las autoridades”, añadió Camilo Contreras, profesor-investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colef, sede Monterrey.

El 23 de septiembre, con el operativo policíaco, se cerró la brecha. “Nos tocó presenciar el cierre de la brecha con las camionetas, en el paso a Del Río. Y de un lado al otro de la frontera, ya no se pudo caminar”, relata Felipe Uribe. Del lado norteamericano de la frontera también se impidió el paso de las personas.

El 24 de septiembre se desalojó a los migrantes del parque y se les alojó en un centro de fiestas que se llama El Fandango, donde quedaron finalmente 230 personas. El 25 de septiembre, se reanudaron las actividades en el puente internacional.

El campamento asentado debajo del puente internacional que comunica a Ciudad Acuña, en Coahuila, con la ciudad texana de Del Río, pasó de albergar a 14 mil migrantes haitianos a 230 en tan sólo unos días.

Dos académicos de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), que siguieron de cerca a los haitianos, relataron cronológicamente cómo en cuestión de días autoridades de ambos lados de la frontera fueron cercando al grupo hasta reducirlo a menos de un cuarto de millar y encapsularlo en un salón de fiestas con capacidad para mil personas.

“Las autoridades en Ciudad Acuña nos hablaron de cómo se sorprendieron al ver el incremento de población que pasó de 500 a mil 500. Luego cinco mil, ocho mil y para el día 18 de septiembre había 14 mil personas del lado americano, según sus autoridades... Fue una confluencia concertada”, relató Felipe Uribe, profesor-investigador del Departamento de Estudios de Población de El Colef, sede Piedras Negras. Durante el webinar Sin destino fijo: migrantes haitianos atrapados en la frontera. Trabajo de campo en Ciudad Acuña, Coahuila, el catedrático detalló cronológicamente el seguimiento que fue dando a este desplazamiento inusitado de personas migrantes haitianas junto a otros colegas de Monterrey y Matamoros.

LA CRONOLOGÍA DEL CERCO

El 17 de septiembre, cuando la llegada de haitianos en Del Río ya se contaba por miles, las autoridades norteamericanas cerraron el puente internacional.

Para el 18 de septiembre, del lado mexicano se establecieron filtros policíacos en las carreteras de acceso a Coahuila: en la carretera 2, que va de Nuevo Laredo a Piedras Negras; la 53, que viene de Monterrey y la 54, que viene de Zacatecas.

Respecto a los operativos, el investigador explicó que se conformaron grupos de Operaciones Mixtas con personal del Ejército, la Guardia Nacional, autoridades estatales y del Instituto Nacional de Migración (INM). El principal objetivo era revisar la documentación de los haitianos.

El 19 de septiembre empezaron a detener autobuses en Allende para revisar si las personas acreditaban su estancia legal. Los indocumentados quedaban libres, pero sin transporte, y se veían obligados a caminar 100 kilómetros a través de la carretera para llegar a Ciudad Acuña.

Más tarde, se endureció la medida.

Fueron 33 camiones con 491 migrantes en su mayoría de Haití, pero también de Cuba, Honduras y El Salvador, los detenidos.

Para el 20 de septiembre iniciaron los vuelos de deportación.

Se empezó a distribuir a los extranjeros a otros lugares de la frontera y se realizaron operativos en Ciudad Acuña en bares y en hoteles, sobre todo en la noche. En los operativos se aseguraron migrantes que no acreditaron su estancia en el país.

El 22 de septiembre se indicó a las líneas de autobuses y a las agrupaciones de taxis que no podían transportar migrantes, como publicó El Sol de México.

También montaron un cerco de vigilancia a autos particulares en los 38 municipios de Coahuila.

El 23 de septiembre las autoridades de México y Haití acordaron abrir consulados en Tabasco y Chiapas. Entonces, los vuelos fueron hacia Tabasco. Ese día también se realizó un operativo policíaco en el Parque Braulio Fernández Aguirre, en Acuña, donde había una población importante de migrantes.

Las autoridades del INM hablaban con los migrantes de opciones para regularizar su situación migratoria llevándolos a Tapachula, alternativa que los haitianos rechazaban tras haber pasado muchas penalidades para poder llegar a la frontera norte.

Hubo sobrevuelos de helicópteros, cortes de luz en el parque. “Todo esto complicó la comunicación, desgastó el ánimo de las personas migrantes y diluyó la confianza en las autoridades”, añadió Camilo Contreras, profesor-investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colef, sede Monterrey.

El 23 de septiembre, con el operativo policíaco, se cerró la brecha. “Nos tocó presenciar el cierre de la brecha con las camionetas, en el paso a Del Río. Y de un lado al otro de la frontera, ya no se pudo caminar”, relata Felipe Uribe. Del lado norteamericano de la frontera también se impidió el paso de las personas.

El 24 de septiembre se desalojó a los migrantes del parque y se les alojó en un centro de fiestas que se llama El Fandango, donde quedaron finalmente 230 personas. El 25 de septiembre, se reanudaron las actividades en el puente internacional.

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