Es la mujer por quien votó en las pasadas elecciones federales, a manera de homenaje y reconocimiento simbólico, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Para mí y mis compañeras de lucha, mis queridas ‘Doñas’, representó una ilusión muy grande. Ese acto simbólico nos llenó de esperanza. Interpretamos en esa acción, el compromiso del hoy presidente López Obrador, de investigar a fondo el paradero de nuestros familiares”, confía.
Desde su casa en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, donde descansa en su sillón favorito de la sala, Rosario Ibarra, quien fuera asesora de López Obrador, le advierte al primer mandatario “que se cuide de los simuladores y oportunistas”.
Nacida en Saltillo, Coahuila, en 1927, Rosario Ibarra recibirá del Poder Legislativo la Medalla al Mérito Cívico por su destacada trayectoria política y social.
Aunque dice agradecer profundamente la distinción, reitera que “hubiera preferido ser totalmente desconocida, y vivir en la tranquilidad de mi hogar al lado de mi marido y de todos mis hijos”.
A sus cercanos 92 años de edad, asegura que su misión en la vida estará cumplida “cuando conozcamos la verdad sobre nuestros familiares”.
“¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!”, es el grito de batalla de Rosario Ibarra desde hace casi medio siglo y en la actualidad, cobró fuerza en las madres y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
“Es un grito que hicieron suyo por solidaridad hacia nosotros. Ahora resuena lamentablemente por sus compañeros. ¡Nunca debió ser así!”, asegura.
A esas madres, que como ella, siguen sin saber el paradero de sus hijos, les dice que sigan adelante, que no dejen de buscarlos como lo han hecho hasta ahora.
El hijo de Rosario Ibarra de Piedra, Jesús Piedra, desapareció en 1974; un año antes fue acusado de pertenecer a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
“La desaparición forzada es terrorismo de Estado y de lesa humanidad que no prescribe hasta que aparece la persona detenida”, subraya.
Rosario Ibarra es la primera mujer candidata, y por dos ocasiones, a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario de los Trabajadores, (1982 y 1988); asegura que todas las normales rurales, en especial la Isidro Burgos de Ayotzinapa, siempre estuvieron “en la mira del mal gobierno de México”.
Subraya que, en el caso Ayotzinapa, “quienes ordenaron y cometieron este crimen de una magnitud terrible no podrán cubrirse con el velo de la impunidad”.
Señala que a la vista de la sociedad “son delincuentes perversos que usaron todo el poder del Estado para acallar a la disidencia y amedrentar a la población”.
“Deberán ser juzgados por los encargados de la impartición de justicia, si es que se quiere erradicar de una vez por todas de este país la desaparición forzada", asegura.
El 17 de abril de 1977, Rosario Ibarra de Piedra fundó el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, conocido como el Comité ¡Eureka! que agrupa a personas desaparecidas durante los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.
-¿Si tuviera enfrente a los expresidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, qué les diría?
-Uno está bien muerto y el otro consumiéndose. Ya lo hice en el pasado y no hay diferencia ahora. Nunca hablamos el mismo idioma. Como presidentes siempre fueron monigotes represivos y asesinos al igual que todos los que los sucedieron. Sicarios del gobierno gringo y del poder económico nacional.
Y es que esa simulación, junto con la corrupción y la impunidad de las autoridades, han llevado al país a las deplorables condiciones de violación a los derechos humanos que conlleva, entre otros delitos, a las desapariciones forzadas.
Considera que para establecer en México un verdadero Estado de derecho es necesario erradicar “estas lacras – simulación, impunidad y corrupción -”. Además, explica que es preciso cambiar las condiciones de bienestar, salud, educación, de vida y justicia de nuestro pueblo: “todo esto traerá avances en materia de derechos humanos”.
Mientras que para alcanzar la paz en México, señala Rosario Ibarra, cuatro veces nominada al Premio Nobel de la Paz (1986, 1987,1989 y 2006), es necesaria la justicia, y acabar con los “insultantes” contrastes sociales.
Por eso espera que con el actual gobierno federal el panorama para los más desprotegidos, como las comunidades indígenas, sea de justicia y equidad.
Cuestionada respecto a la herencia que deja como activista a las nuevas generaciones de México y el mundo que también luchan por la justicia, indica que la mayoría de los desaparecidos en México eran jóvenes cuando los detuvieron.
La luchadora social considera que un verdadero activista político es aquel que se indigna contra cualquier injusticia que se cometa en su contra, o en contra de sus semejantes y es capaz de denunciarlas y luchar hasta encontrar justicia.
Entre estos luchadores se encuentran estudiantiles, sindicatos, por vivienda digna, en defensa del ambiente, por los derechos de las mujeres, las demandas de los profesores democráticos, las luchas de los pueblos indígenas y las campesinas.
“Indígenas y campesinos, en particular, han resistido durante décadas los embates y agresiones de los malos gobiernos. Las cárceles de México están llenas de activistas y luchadores sociales”, asegura Ibarra de Piedra. Sostiene que la lucha por la democracia ha sido larga y difícil, lo que hace que múltiples sectores se organicen para defender sus derechos.
-¿Cuál cree que sea su misión en la vida? ¿La ha cumplido?
-Quisiera que los estragos del paso del tiempo no afectaran mis fuerzas y energía para seguir luchando con el ímpetu de la juventud. Tengo la conciencia tranquila. He luchado todo lo que he podido por encontrar a los nuestros. Mi misión estará cumplida cuando conozcamos la verdad sobre nuestros familiares.