/ viernes 5 de marzo de 2021

El sistema de salud discrimina a las mujeres: Mónica Jasis

La especialista en Salud Pública concluye que la pandemia puso en sus términos al sistema de salud, jerárquico, discriminatorio y misógino, donde las mujeres no cuentan

La pandemia puso en sus términos al sistema de salud, jerárquico, discriminatorio y misógino, donde las mujeres no cuentan, por eso tienen hijos en sus casas o a la intemperie, creció la muerte materna, cerraron los servicios ginecológicos, se olvidaron de la violencia obstétrica y se anularon los programas para cánceres femeninos, “esto es un retroceso”, dice la médica Mónica Jasis, desde Baja California Sur, responsable del Centro de Mujeres y consejera del Instituto Nacional de las Mujeres.

Para la especialista en Salud Pública, encima se multiplicaron los embarazos no deseados, sobre todo por la violencia en casa. Sin embargo, médicos y hospitales se resisten a cumplir con la norma 046 que los obliga a realizar un aborto cuando hay violación. La norma está integrada a la ley general de víctimas. Tener un hijo por violación, es una condena, dijo, y eso se llama embarazo forzado, que resulta de la violencia sexual. Esa norma es nacional, y se resisten a cumplirla. “Hay que creer en la buena fe de la palabra de las mujeres”.

Y, aunque las autoridades declararon que la atención a embarazadas debía considerarse como servicios esenciales, eso no sucedió y muchas mujeres, cuyo cáncer debe atenderse en casa, no tuvieron apoyo. Las otras enfermedades ¿quién sabe? De acuerdo con la especialista, la atención a la salud de las mujeres debe ser integral, no sólo materna, ginecológica, sexual. Pero eso no se ha conseguido en años.

Cuando habla de retroceso, se refiere a importantes avances logrados para construir un sistema de salud que considerara las diferencias entre hombres y mujeres, un problema que se arrastra por muchos años. Ahora avances en pausa.

Cree que algunos servicios sí estuvieron disponibles, pero no hubo, menos en la contingencia, un sistema de difusión capaz de acercar a las mujeres y entonces ellas no saben dónde acudir, ni a qué tienen derecho.

PRECARIA INFRAESTRUCTURA

Médica feminista por muchos años, afirma que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibió un sistema de salud desmantelado en infraestructura, con muchos recursos humanos, pero sin mirada de género. Un sistema que dio poca importancia a la inversión y a la prevención, todo ello “rebota en las mujeres”

La tremenda situación de la pandemia a pesar de la enorme cantidad de médicas, enfermeras, personal femenino en salud, dejó en claro que en un sistema con profundos problemas de discriminación de género, rebota en el trato a las mujeres, no se les da importancia. Así llegamos a la contingencia a pesar de contar con un centro de equidad de género de salud sexual y reproductiva insuficiente.

Se habían logrado algunas cosas, como bajar las estadísticas en cáncer servicio uterino, en cáncer mamario, pero la infraestructura es precaria, la pobreza, implica además mala nutrición, las mujeres no son instruidas en cómo cuidarse, hacer ejercicio, no fumar y evitar otras conductas.

Asegura que “lo que logramos con la pandemia” resultado de la presión del movimiento feminista y la buena negociación y gestión de funcionarias muy conscientes, es que los servicios para las mujeres en específico, que tienen que ver con salud reproductiva y sexual, fueran considerados esenciales. Aunque no hay datos que lo confirmen. lo que Mónica Jasis atribuye a que la gente no acude.

Sostiene que hubo la intención de seguir el control prenatal para las embarazadas, la aplicación de vacunas de papiloma, los servicios para las y los adolescentes, asuntos de urgencia, métodos anticonceptivos, vacuna del VIH, lo que en otros países no se ha logrado, dijo.

Si, en el curso de la entrevista, Mónica Jasis, reconoció que en 2020 hubo un 38 por ciento más de muertes maternas que en 2019, por lo que llegó el año pasado a 46.6 por cien mil nacimientos y por ejemplo en 2012 eran 42 por cada cien mil nacimientos.

No se logró parar la mortalidad materna, la inclusión de parteras tradicionales y a las parteras profesionales, ahora cien mil dentro de un sistema de salud, aunque tienen prácticas que conducen a la violencia obstétrica.

Otro problema, heredado, es que 45 por ciento de los nacimientos en este país son por cesárea, las que sólo debían realizarse atajar y prevenir la muerte materna en una situación de emergencia. La OMS acepta hasta 14 por ciento y máximo 17 por ciento. Esto es parte, señaló, de problemas estructurales. Ahí están.

Lo que es cierto, es que antes de la pandemia, en los institutos nacionales cerraron los programas de cánceres femeninos, el primero fue el de reconstrucción mamaria, por “no prioritario” y se pregunta ¿habría que ver que tanto los recursos eran tan importantes como para cerrar ese programa? Afirmó que la atención en casa, para estos cánceres, en México no existe. Como no existe un sistema de salud comunitario, eso es una quimera, está abandonado el primer nivel de la atención.

LAS MUJERES NO ACUDIERON A LOS SERVICIOS

De acuerdo a su análisis, las cifras se dispararon porque las mujeres no acudieron a los servicios. Porque estaban confinadas, en escenarios de violencia –que también es un problema de salud pública-, mujeres con problemas de salud mental, a quienes difícilmente les llega el mensaje. Insistió, hace falta difusión. Los servicios ahí están. “te dices, quien puede acceder a eso donde está, cierto no lo habíamos pensado, nos preguntaban a las compañeras que trabajamos derechos humanos y salud”. Se resolvería con ir y perifonear a las comunidades, poner en las despensas los mensajes, para llegar a las mujeres.

Aseguró que las autoridades si les preguntan a las mujeres que están trabajando con mujeres, y “nuestros programas”, no dependen de los recursos nacionales, aunque muchas otras si fueron impactadas por la falta de recursos públicos. Muchísimas organizaciones sociales, desde los años 70, han sido quienes van a las mujeres, reparten anticonceptivos, reparten información. Eso, dice Mónica Jasis, sigue existiendo.

También reconoce que “aunque no queramos reemplazar el estado hay cosas circunstancias, que por cuestiones políticas se deciden no priorizar y desdeñar; que es desdeñar la salud de las mujeres y la seguridad.




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La pandemia puso en sus términos al sistema de salud, jerárquico, discriminatorio y misógino, donde las mujeres no cuentan, por eso tienen hijos en sus casas o a la intemperie, creció la muerte materna, cerraron los servicios ginecológicos, se olvidaron de la violencia obstétrica y se anularon los programas para cánceres femeninos, “esto es un retroceso”, dice la médica Mónica Jasis, desde Baja California Sur, responsable del Centro de Mujeres y consejera del Instituto Nacional de las Mujeres.

Para la especialista en Salud Pública, encima se multiplicaron los embarazos no deseados, sobre todo por la violencia en casa. Sin embargo, médicos y hospitales se resisten a cumplir con la norma 046 que los obliga a realizar un aborto cuando hay violación. La norma está integrada a la ley general de víctimas. Tener un hijo por violación, es una condena, dijo, y eso se llama embarazo forzado, que resulta de la violencia sexual. Esa norma es nacional, y se resisten a cumplirla. “Hay que creer en la buena fe de la palabra de las mujeres”.

Y, aunque las autoridades declararon que la atención a embarazadas debía considerarse como servicios esenciales, eso no sucedió y muchas mujeres, cuyo cáncer debe atenderse en casa, no tuvieron apoyo. Las otras enfermedades ¿quién sabe? De acuerdo con la especialista, la atención a la salud de las mujeres debe ser integral, no sólo materna, ginecológica, sexual. Pero eso no se ha conseguido en años.

Cuando habla de retroceso, se refiere a importantes avances logrados para construir un sistema de salud que considerara las diferencias entre hombres y mujeres, un problema que se arrastra por muchos años. Ahora avances en pausa.

Cree que algunos servicios sí estuvieron disponibles, pero no hubo, menos en la contingencia, un sistema de difusión capaz de acercar a las mujeres y entonces ellas no saben dónde acudir, ni a qué tienen derecho.

PRECARIA INFRAESTRUCTURA

Médica feminista por muchos años, afirma que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibió un sistema de salud desmantelado en infraestructura, con muchos recursos humanos, pero sin mirada de género. Un sistema que dio poca importancia a la inversión y a la prevención, todo ello “rebota en las mujeres”

La tremenda situación de la pandemia a pesar de la enorme cantidad de médicas, enfermeras, personal femenino en salud, dejó en claro que en un sistema con profundos problemas de discriminación de género, rebota en el trato a las mujeres, no se les da importancia. Así llegamos a la contingencia a pesar de contar con un centro de equidad de género de salud sexual y reproductiva insuficiente.

Se habían logrado algunas cosas, como bajar las estadísticas en cáncer servicio uterino, en cáncer mamario, pero la infraestructura es precaria, la pobreza, implica además mala nutrición, las mujeres no son instruidas en cómo cuidarse, hacer ejercicio, no fumar y evitar otras conductas.

Asegura que “lo que logramos con la pandemia” resultado de la presión del movimiento feminista y la buena negociación y gestión de funcionarias muy conscientes, es que los servicios para las mujeres en específico, que tienen que ver con salud reproductiva y sexual, fueran considerados esenciales. Aunque no hay datos que lo confirmen. lo que Mónica Jasis atribuye a que la gente no acude.

Sostiene que hubo la intención de seguir el control prenatal para las embarazadas, la aplicación de vacunas de papiloma, los servicios para las y los adolescentes, asuntos de urgencia, métodos anticonceptivos, vacuna del VIH, lo que en otros países no se ha logrado, dijo.

Si, en el curso de la entrevista, Mónica Jasis, reconoció que en 2020 hubo un 38 por ciento más de muertes maternas que en 2019, por lo que llegó el año pasado a 46.6 por cien mil nacimientos y por ejemplo en 2012 eran 42 por cada cien mil nacimientos.

No se logró parar la mortalidad materna, la inclusión de parteras tradicionales y a las parteras profesionales, ahora cien mil dentro de un sistema de salud, aunque tienen prácticas que conducen a la violencia obstétrica.

Otro problema, heredado, es que 45 por ciento de los nacimientos en este país son por cesárea, las que sólo debían realizarse atajar y prevenir la muerte materna en una situación de emergencia. La OMS acepta hasta 14 por ciento y máximo 17 por ciento. Esto es parte, señaló, de problemas estructurales. Ahí están.

Lo que es cierto, es que antes de la pandemia, en los institutos nacionales cerraron los programas de cánceres femeninos, el primero fue el de reconstrucción mamaria, por “no prioritario” y se pregunta ¿habría que ver que tanto los recursos eran tan importantes como para cerrar ese programa? Afirmó que la atención en casa, para estos cánceres, en México no existe. Como no existe un sistema de salud comunitario, eso es una quimera, está abandonado el primer nivel de la atención.

LAS MUJERES NO ACUDIERON A LOS SERVICIOS

De acuerdo a su análisis, las cifras se dispararon porque las mujeres no acudieron a los servicios. Porque estaban confinadas, en escenarios de violencia –que también es un problema de salud pública-, mujeres con problemas de salud mental, a quienes difícilmente les llega el mensaje. Insistió, hace falta difusión. Los servicios ahí están. “te dices, quien puede acceder a eso donde está, cierto no lo habíamos pensado, nos preguntaban a las compañeras que trabajamos derechos humanos y salud”. Se resolvería con ir y perifonear a las comunidades, poner en las despensas los mensajes, para llegar a las mujeres.

Aseguró que las autoridades si les preguntan a las mujeres que están trabajando con mujeres, y “nuestros programas”, no dependen de los recursos nacionales, aunque muchas otras si fueron impactadas por la falta de recursos públicos. Muchísimas organizaciones sociales, desde los años 70, han sido quienes van a las mujeres, reparten anticonceptivos, reparten información. Eso, dice Mónica Jasis, sigue existiendo.

También reconoce que “aunque no queramos reemplazar el estado hay cosas circunstancias, que por cuestiones políticas se deciden no priorizar y desdeñar; que es desdeñar la salud de las mujeres y la seguridad.




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