/ viernes 6 de mayo de 2022

El feminicidio de María Paula y la continuidad que no encaja

En Tequixtepec, el apacible poblado mixteco, la justicia también tarda en llegar

Oaxaca.- La muerte es el final de una persona y la continuidad cotidiana donde no todo encaja. La muerte por un feminicidio lo destruye todo. El semblante de abandono está presente en la casa. El tiempo, un año, llenó de polvo y telarañas todos los rincones. La llave del agua gotea, es como si la casa llorara inconsolable. Las ollas de barro colgadas de una viga, tienen huellas del tizne de cuando eran útiles, hoy siguen en el mismo lugar donde María Paula las dejó. El patio luce descuidado, la tierra donde antes había un sembradío es un pequeño llano de pasto crecido y seco, tostados por el sol.

El semblante de abandono está presente en la casa de María Paula. Foto: Cortesía

Al otro lado de la mesa de madera y con un mantel de plástico descolorido en el corredor desde el que se observa ese patio triste y un enorme cerro, Silverio está sobrio, algo que no es usual en él, ha pasado muchos días hundido en el alcohol, porque no soporta la verdad. Su piel quemada y arrugada, contrastan con su camisa roja a cuadros que hoy, y solo por hoy, luce bien planchada.

Sus ojos se ponen rojos, las lágrimas lo amenazan, pero se aguanta cuando recuerda que un 5 de mayo encontró a su hermana tirada en el piso de la cocina de palma de su casita en el rancho, en el cerro, a donde acudían para cuidar sus chivos, algunas vacas y sus dos burritos. Cuando llegó aquel medio día después de pastorear a sus animales, vio a Raymundo correr y esconderse entre los cultivos. Silverio le gritó para que supiera que lo había visto. Guardó a sus animales en el corral, vio a un pequeño chivito salir asustado de la cocina y detrás de él a sus perros.

La mesa de madera con un mantel de plástico descolorido en el corredor, desde el que se observa ese patio triste y un enorme cerro. Foto: Cortesía

La voz de este hombre dedicado al campo, como su hermana María Paula, se quiebra. El feminicidio de su hermana está ahí en todo su ser, en las tierras desoladas y su casa de adobe, es su cotidianidad.

Después de guardar a sus animales entró y vio a María Paula llena de sangre. Se asustó y salió corriendo a buscar ayuda, no encontró a su primo en un ranchito cercano. Volvió a correr, angustiado y desesperado hasta el pueblo durante dos horas. En San Pablo y San Pedro Tequixtepec, avisó a las autoridades. Que salieron de regreso y subiendo y bajando laderas hasta el ranchito de los hermanos María Paula y Silvero. Cuando volvieron se dio cuenta que su hermana no tenía un brazo ni su largo cabello. Ella tenía el cabello casi hasta las rodillas, se lo dejó apenas sobre los hombros.

Un 5 de mayo, Silverio encontró a su hermana tirada en el piso de la cocina de su casita en el rancho. Foto: Cortesía

Yo creo que primero le cortó el cabello, dice muy triste, la hizo repelar y luego la mató a machetazos. Cuando salí a buscar ayuda él volvió, quizá quería encontrarme ahí y entonces, creo, fue cuando se llevó el brazo.

Cortar una parte de la víctima fue acto por demás macabro que de acuerdo a una creencia servirá al asesino para no ser atrapado, como dicen en el pueblo.

365 días después

Sobre el libramiento frente a la Vice Fiscalía de Huajuapan, integrantes de Marea Verde de Huajuapan y de Acatlán, Puebla, Madres contra el Feminicidio y la Impunidad, algunos vecinos de Tequixtepec y la familia de María Paula toman la carretera para protestar y exigir justicia. Silverio sostiene una lona con el rostro dibujado de María Paula, no grita, permanece en silencio, contiene la rabia y al mismo tiempo su desolación, mientras las mujeres exigen justicia para María Paula.

Tequixtepec, en Oaxaca, es una hondonada, como un pequeño valle, rodeado de cerros, donde el feminicida se ha estado escondiendo. Foto: Cortesía

Los transportistas se detienen sin decir nada, guardan silencio; algunos automovilistas preguntan hasta qué hora se reabrirá la circulación, los motociclistas buscan resquicios para pasar y enfrentan a las jóvenes mujeres de pañoletas moradas y ropa negra. Una patrulla de la Guardia Nacional se acerca de forma temeraria y con velocidad y se detienen en seco a dos metros de valla de mujeres con pancartas. Las muchachas gritan: ¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas! Sin decir nada dan media vuelta con todo y patrulla. Un taxista pone su automóvil Nissan detrás de la valla de mujeres para evitar que las atropellen. Otra cuelga sobre su antena de radio una pañoleta color morado.

Norma Hernández Burgos, prima hermana de María Paula, viajó desde la ciudad de México para estar en el cabo de año y para saber por qué no pueden detener a Raymundo N.N., quien en algún momento fuera compadre y vecino de su prima. Sí, dice Silverio, mi hermana y yo le llevamos a confirmar a sus hijos.

Integrantes de colectivos feministas y contra la impunidad toman una carretera para protestar por la muerte de María Paula. Foto: Cortesía

En el pueblo dicen que por ahí anda, los seis o siete operativos hechos por la Vice Fiscalía no han dado resultados. El feminicidio sigue impune, su familia con muchas complicaciones porque Silverio sigue sumido en la depresión, el tiempo pasa y hay mucho desánimo entre la familia y buena parte del pueblo porque saben que el presunto feminicida es un hombre peligroso “recorre los cerros cercanos, las cuevas de los alrededores o se mete tranquilamente a su casa a dormir cada noche.

Ese es un dicho que recorre las casas y las calles del pequeño poblado que aparenta paz de tanto silencio, gente que afable saluda y de otras que observan en silencio. Pocos habitantes en realidad, la mayoría han emigrado y regresan de vez en cuando a su pueblo atravesado por un río, hoy casi seco. Como ahora cuando festejan al Señor de Tejalpa, justo en el novenario de María Paula.

El sol y el aire caliente no importan, las mareas verdes siguen clamando justicia, como lo hicieron desde que supieron de la tragedia de María Paula y fueron a hasta Tequixtepec para apoyar a la familia, marcharon en el pequeño parque y gritaron, como lo hicieron la mañana de este 4 de mayo frente a la vice fiscalía.

"¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas!". La familia de María Paula acusa que los operativos hechos por la Vice Fiscalía no han dado resultados. Foto: Cortesía

La búsqueda infructuosa

La reunión con la vice fiscal tardará varias horas en hacerse realidad. Por lo pronto, la ministerio público que lleva la carpeta de investigación explica que lo han buscado infructuosamente, “han peinado los cerros y una cueva” sin encontrar al presunto feminicida.

La familia insiste: dicen que lo han visto, que ahí llega, que lo oyeron… pero nada, no ha sido detenido. Norma Hernández, prima de María Paula, dice que en cuatro horas es imposible “peinar” los cerros. Y explica que Tequixtepec es una hondonada, como un pequeño valle, rodeado de cerros, por eso pide más tiempo, mejorar la búsqueda.

El presunto asesinado llamado Raymundo aún no ha sido detenido. Foto: Cortesía

Describe que el pueblo es pequeño, que todos se conocen, que algunos son parientes y que toda la gente tiene alguna relación, nada se mueve sin que otra persona no lo sepa. Quizá, sostiene “alguien le avisa” (a Raymundo), quien seguramente se esconde o se va entre los cerros a otros municipios cercanos, donde las personas dicen que lo han visto tomado. Explica que el prófugo es familiar de una integrante del cabildo, por eso pide que las cosas se hagan con cuidado.

Un altar para María Paula

En la casa de los primos paternos de Paula y Silverio, en una pieza mediana se ha puesto un altar, al centro una foto de María Paula. La foto, dice Norma, fue un regalo de una vecina de la población.

Los primos paternos de Paula y Silverio colocaron un altar para recordarla. Foto: Cortesía

Paula era una mujer tranquila, muy trabajadora tanto en su casa como en la siembra y el cuidado de sus animalitos. Tenía unos 10 años cuando su madre murió, así que se convirtió en la mujer de la casa, una hermana-madre para Silverio, entonces un niño que se acercaba a los cinco años. Cocinó y lavó la ropa para su padre y su hermano durante el resto de su vida, sin descuidar su ranchito. Nunca se casó. Ya tenía una familia que cuidar. Una historia que asumen muchas mujeres cuando falta la madre.

Paula era una mujer menuda, no era de pleitos, al terminar de dar de comer, dice Silverio, ella se iba a la iglesia, ubicada a unos 600 metros de su casa, donde no sólo rezaba el rosario, sino que ayuda en tareas de cuidado del templo del Señor del Perdón, que este año cumplió 104 de adoración.

Paula era una mujer tranquila, muy trabajadora tanto en su casa como en la siembra y el cuidado de sus animalitos. Foto: Cortesía

María Paula descubrió que su vecino y compadre le robaba los chivos y decidió acudir con el síndico municipal -Diego Constantino Soriano Aragón-, quien asumió que había conciliado entre ambos con sus palabras y pidió que se respetaran mutuamente. Solo eso.

La respuesta fue sin duda el principio de la impunidad. Si a Raymundo lo hubieran castigado por el robo de los chivos y otras agresiones, la cosa hubiera sido distinta, por eso Raymundo perseveró en su mala conducta que sabía no tenía ningún tipo de implicaciones. María Paula, el 27 de mayo de 2021, insistió cuando las cosas se volvieron a repetir. El síndico, los volvió a citar, esta vez sería el 6 de mayo, cita que no se cumplió, un día antes Silverio la había asesinado, afirman sus familiares.

Una carta escrita desde Londres

Delfina Ramírez vive desde hace años en Londres, tras enterarse del feminicidio de María Paula escribió una carta fechada en mayo de 2021, en ella cuenta que sus familias se conocieron porque sus ranchitos estaban uno frente al otro muy cerca del cerro de Tequixtepec.

“Ella siempre nos recibía con una amplia sonrisa, su ranchito siempre estaba floreciendo, había plantas, árboles frutales y milpa ya que tenía agua todo el año que sacaba del río…había leche en abundancia y hacía quesos…

“A pesar de la nostalgia de perder a su padre, María continuó en el arduo trabajo de sacar adelante su rancho…hacia una larga jornada a pie desde su rancho a Tequix. Caminó senderos solitarios, rodeado de altos y misteriosos cerros y disfrutó de la hermosa naturaleza. Hasta que la muerte le tocó la puerta y su vida fue acortada brutalmente por un hombre que sintió derecho de quitarle la vida tan bestialmente…

“Después de este crimen tan despreciable y espantoso, las mujeres de Tequix se sienten inseguras, intimidadas de caminar por el campo…”

Cita con las autoridades

Por razones de trabajo de la vice fiscal regional de la Mixteca, Hilda Cabrera Domínguez, después de la protesta la familia fue recibida por la encargada de agente del Ministerio Público, Teresa Cruz Vásquez, ella informó que la última búsqueda se realizó el 1 de mayo pasado, pero como en las anteriores Raymundo no fue localizado.

La familia insistió en hablar con la vice fiscal Cabrera Domínguez, quien los atendió a las 9 de la noche de este 5 de mayo. La funcionaria se comprometió a elaborar un plan de actuación y aseguró que habrá justicia para María Paula. Norma y Silverio esperan que así sea.

De igual forma, se entregó a nombre de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y de Madres contra el Feminicidio y la Impunidad, la sentencia emitida por las juezas ciudadanas del Tribunal Feminista contra el Feminicidio en Oaxaca, realizado a finales de noviembre pasado.

En dicha sentencia, las juezas de ese ejercicio ciudadano ante la falta de justicia - María de la Luz Estrada Mendoza, del OCNF; Ruth Fierro Pineda, del Centro de Derechos Humanos para las Mujeres (CEDHEM); Norma González Benítez, de Amnistía Internacional; Ana Yeli Pérez Garrido, de Justicia Propersona/OCNF, y Karla Micheel Salas Ramírez, del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social-, documentan las diversas violaciones a los derechos humanos de las siete víctimas de feminicidio que se presentaron en el Tribunal y sus familias por parte del sistema de justicia.

Señalaron, de acuerdo al documento que, en el caso de María Paula Burgos, de 63 años de edad, era resultado de un continuum de violencias por parte de su vecino. Pidieron medidas de protección para su hermano Silverio y de manera prioritaria la detención de Raymundo M.M. Por lo que plantearon como necesario revisar la actuación de los servidores públicos que habían intervenido, incluyendo al síndico.

La muerte

La muerte hace su espacio en el tiempo que no le pertenece, el de Silverio que sigue esperando que la justicia sea una realidad y cuya vida sigue impactada en todos sus sentidos. El de Norma que comparte su vida personal, su miedo, su necesidad de abrazar a María Paula, con la lucha porque su prima descanse en paz y con justicia.

Oaxaca.- La muerte es el final de una persona y la continuidad cotidiana donde no todo encaja. La muerte por un feminicidio lo destruye todo. El semblante de abandono está presente en la casa. El tiempo, un año, llenó de polvo y telarañas todos los rincones. La llave del agua gotea, es como si la casa llorara inconsolable. Las ollas de barro colgadas de una viga, tienen huellas del tizne de cuando eran útiles, hoy siguen en el mismo lugar donde María Paula las dejó. El patio luce descuidado, la tierra donde antes había un sembradío es un pequeño llano de pasto crecido y seco, tostados por el sol.

El semblante de abandono está presente en la casa de María Paula. Foto: Cortesía

Al otro lado de la mesa de madera y con un mantel de plástico descolorido en el corredor desde el que se observa ese patio triste y un enorme cerro, Silverio está sobrio, algo que no es usual en él, ha pasado muchos días hundido en el alcohol, porque no soporta la verdad. Su piel quemada y arrugada, contrastan con su camisa roja a cuadros que hoy, y solo por hoy, luce bien planchada.

Sus ojos se ponen rojos, las lágrimas lo amenazan, pero se aguanta cuando recuerda que un 5 de mayo encontró a su hermana tirada en el piso de la cocina de palma de su casita en el rancho, en el cerro, a donde acudían para cuidar sus chivos, algunas vacas y sus dos burritos. Cuando llegó aquel medio día después de pastorear a sus animales, vio a Raymundo correr y esconderse entre los cultivos. Silverio le gritó para que supiera que lo había visto. Guardó a sus animales en el corral, vio a un pequeño chivito salir asustado de la cocina y detrás de él a sus perros.

La mesa de madera con un mantel de plástico descolorido en el corredor, desde el que se observa ese patio triste y un enorme cerro. Foto: Cortesía

La voz de este hombre dedicado al campo, como su hermana María Paula, se quiebra. El feminicidio de su hermana está ahí en todo su ser, en las tierras desoladas y su casa de adobe, es su cotidianidad.

Después de guardar a sus animales entró y vio a María Paula llena de sangre. Se asustó y salió corriendo a buscar ayuda, no encontró a su primo en un ranchito cercano. Volvió a correr, angustiado y desesperado hasta el pueblo durante dos horas. En San Pablo y San Pedro Tequixtepec, avisó a las autoridades. Que salieron de regreso y subiendo y bajando laderas hasta el ranchito de los hermanos María Paula y Silvero. Cuando volvieron se dio cuenta que su hermana no tenía un brazo ni su largo cabello. Ella tenía el cabello casi hasta las rodillas, se lo dejó apenas sobre los hombros.

Un 5 de mayo, Silverio encontró a su hermana tirada en el piso de la cocina de su casita en el rancho. Foto: Cortesía

Yo creo que primero le cortó el cabello, dice muy triste, la hizo repelar y luego la mató a machetazos. Cuando salí a buscar ayuda él volvió, quizá quería encontrarme ahí y entonces, creo, fue cuando se llevó el brazo.

Cortar una parte de la víctima fue acto por demás macabro que de acuerdo a una creencia servirá al asesino para no ser atrapado, como dicen en el pueblo.

365 días después

Sobre el libramiento frente a la Vice Fiscalía de Huajuapan, integrantes de Marea Verde de Huajuapan y de Acatlán, Puebla, Madres contra el Feminicidio y la Impunidad, algunos vecinos de Tequixtepec y la familia de María Paula toman la carretera para protestar y exigir justicia. Silverio sostiene una lona con el rostro dibujado de María Paula, no grita, permanece en silencio, contiene la rabia y al mismo tiempo su desolación, mientras las mujeres exigen justicia para María Paula.

Tequixtepec, en Oaxaca, es una hondonada, como un pequeño valle, rodeado de cerros, donde el feminicida se ha estado escondiendo. Foto: Cortesía

Los transportistas se detienen sin decir nada, guardan silencio; algunos automovilistas preguntan hasta qué hora se reabrirá la circulación, los motociclistas buscan resquicios para pasar y enfrentan a las jóvenes mujeres de pañoletas moradas y ropa negra. Una patrulla de la Guardia Nacional se acerca de forma temeraria y con velocidad y se detienen en seco a dos metros de valla de mujeres con pancartas. Las muchachas gritan: ¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas! Sin decir nada dan media vuelta con todo y patrulla. Un taxista pone su automóvil Nissan detrás de la valla de mujeres para evitar que las atropellen. Otra cuelga sobre su antena de radio una pañoleta color morado.

Norma Hernández Burgos, prima hermana de María Paula, viajó desde la ciudad de México para estar en el cabo de año y para saber por qué no pueden detener a Raymundo N.N., quien en algún momento fuera compadre y vecino de su prima. Sí, dice Silverio, mi hermana y yo le llevamos a confirmar a sus hijos.

Integrantes de colectivos feministas y contra la impunidad toman una carretera para protestar por la muerte de María Paula. Foto: Cortesía

En el pueblo dicen que por ahí anda, los seis o siete operativos hechos por la Vice Fiscalía no han dado resultados. El feminicidio sigue impune, su familia con muchas complicaciones porque Silverio sigue sumido en la depresión, el tiempo pasa y hay mucho desánimo entre la familia y buena parte del pueblo porque saben que el presunto feminicida es un hombre peligroso “recorre los cerros cercanos, las cuevas de los alrededores o se mete tranquilamente a su casa a dormir cada noche.

Ese es un dicho que recorre las casas y las calles del pequeño poblado que aparenta paz de tanto silencio, gente que afable saluda y de otras que observan en silencio. Pocos habitantes en realidad, la mayoría han emigrado y regresan de vez en cuando a su pueblo atravesado por un río, hoy casi seco. Como ahora cuando festejan al Señor de Tejalpa, justo en el novenario de María Paula.

El sol y el aire caliente no importan, las mareas verdes siguen clamando justicia, como lo hicieron desde que supieron de la tragedia de María Paula y fueron a hasta Tequixtepec para apoyar a la familia, marcharon en el pequeño parque y gritaron, como lo hicieron la mañana de este 4 de mayo frente a la vice fiscalía.

"¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas!". La familia de María Paula acusa que los operativos hechos por la Vice Fiscalía no han dado resultados. Foto: Cortesía

La búsqueda infructuosa

La reunión con la vice fiscal tardará varias horas en hacerse realidad. Por lo pronto, la ministerio público que lleva la carpeta de investigación explica que lo han buscado infructuosamente, “han peinado los cerros y una cueva” sin encontrar al presunto feminicida.

La familia insiste: dicen que lo han visto, que ahí llega, que lo oyeron… pero nada, no ha sido detenido. Norma Hernández, prima de María Paula, dice que en cuatro horas es imposible “peinar” los cerros. Y explica que Tequixtepec es una hondonada, como un pequeño valle, rodeado de cerros, por eso pide más tiempo, mejorar la búsqueda.

El presunto asesinado llamado Raymundo aún no ha sido detenido. Foto: Cortesía

Describe que el pueblo es pequeño, que todos se conocen, que algunos son parientes y que toda la gente tiene alguna relación, nada se mueve sin que otra persona no lo sepa. Quizá, sostiene “alguien le avisa” (a Raymundo), quien seguramente se esconde o se va entre los cerros a otros municipios cercanos, donde las personas dicen que lo han visto tomado. Explica que el prófugo es familiar de una integrante del cabildo, por eso pide que las cosas se hagan con cuidado.

Un altar para María Paula

En la casa de los primos paternos de Paula y Silverio, en una pieza mediana se ha puesto un altar, al centro una foto de María Paula. La foto, dice Norma, fue un regalo de una vecina de la población.

Los primos paternos de Paula y Silverio colocaron un altar para recordarla. Foto: Cortesía

Paula era una mujer tranquila, muy trabajadora tanto en su casa como en la siembra y el cuidado de sus animalitos. Tenía unos 10 años cuando su madre murió, así que se convirtió en la mujer de la casa, una hermana-madre para Silverio, entonces un niño que se acercaba a los cinco años. Cocinó y lavó la ropa para su padre y su hermano durante el resto de su vida, sin descuidar su ranchito. Nunca se casó. Ya tenía una familia que cuidar. Una historia que asumen muchas mujeres cuando falta la madre.

Paula era una mujer menuda, no era de pleitos, al terminar de dar de comer, dice Silverio, ella se iba a la iglesia, ubicada a unos 600 metros de su casa, donde no sólo rezaba el rosario, sino que ayuda en tareas de cuidado del templo del Señor del Perdón, que este año cumplió 104 de adoración.

Paula era una mujer tranquila, muy trabajadora tanto en su casa como en la siembra y el cuidado de sus animalitos. Foto: Cortesía

María Paula descubrió que su vecino y compadre le robaba los chivos y decidió acudir con el síndico municipal -Diego Constantino Soriano Aragón-, quien asumió que había conciliado entre ambos con sus palabras y pidió que se respetaran mutuamente. Solo eso.

La respuesta fue sin duda el principio de la impunidad. Si a Raymundo lo hubieran castigado por el robo de los chivos y otras agresiones, la cosa hubiera sido distinta, por eso Raymundo perseveró en su mala conducta que sabía no tenía ningún tipo de implicaciones. María Paula, el 27 de mayo de 2021, insistió cuando las cosas se volvieron a repetir. El síndico, los volvió a citar, esta vez sería el 6 de mayo, cita que no se cumplió, un día antes Silverio la había asesinado, afirman sus familiares.

Una carta escrita desde Londres

Delfina Ramírez vive desde hace años en Londres, tras enterarse del feminicidio de María Paula escribió una carta fechada en mayo de 2021, en ella cuenta que sus familias se conocieron porque sus ranchitos estaban uno frente al otro muy cerca del cerro de Tequixtepec.

“Ella siempre nos recibía con una amplia sonrisa, su ranchito siempre estaba floreciendo, había plantas, árboles frutales y milpa ya que tenía agua todo el año que sacaba del río…había leche en abundancia y hacía quesos…

“A pesar de la nostalgia de perder a su padre, María continuó en el arduo trabajo de sacar adelante su rancho…hacia una larga jornada a pie desde su rancho a Tequix. Caminó senderos solitarios, rodeado de altos y misteriosos cerros y disfrutó de la hermosa naturaleza. Hasta que la muerte le tocó la puerta y su vida fue acortada brutalmente por un hombre que sintió derecho de quitarle la vida tan bestialmente…

“Después de este crimen tan despreciable y espantoso, las mujeres de Tequix se sienten inseguras, intimidadas de caminar por el campo…”

Cita con las autoridades

Por razones de trabajo de la vice fiscal regional de la Mixteca, Hilda Cabrera Domínguez, después de la protesta la familia fue recibida por la encargada de agente del Ministerio Público, Teresa Cruz Vásquez, ella informó que la última búsqueda se realizó el 1 de mayo pasado, pero como en las anteriores Raymundo no fue localizado.

La familia insistió en hablar con la vice fiscal Cabrera Domínguez, quien los atendió a las 9 de la noche de este 5 de mayo. La funcionaria se comprometió a elaborar un plan de actuación y aseguró que habrá justicia para María Paula. Norma y Silverio esperan que así sea.

De igual forma, se entregó a nombre de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y de Madres contra el Feminicidio y la Impunidad, la sentencia emitida por las juezas ciudadanas del Tribunal Feminista contra el Feminicidio en Oaxaca, realizado a finales de noviembre pasado.

En dicha sentencia, las juezas de ese ejercicio ciudadano ante la falta de justicia - María de la Luz Estrada Mendoza, del OCNF; Ruth Fierro Pineda, del Centro de Derechos Humanos para las Mujeres (CEDHEM); Norma González Benítez, de Amnistía Internacional; Ana Yeli Pérez Garrido, de Justicia Propersona/OCNF, y Karla Micheel Salas Ramírez, del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social-, documentan las diversas violaciones a los derechos humanos de las siete víctimas de feminicidio que se presentaron en el Tribunal y sus familias por parte del sistema de justicia.

Señalaron, de acuerdo al documento que, en el caso de María Paula Burgos, de 63 años de edad, era resultado de un continuum de violencias por parte de su vecino. Pidieron medidas de protección para su hermano Silverio y de manera prioritaria la detención de Raymundo M.M. Por lo que plantearon como necesario revisar la actuación de los servidores públicos que habían intervenido, incluyendo al síndico.

La muerte

La muerte hace su espacio en el tiempo que no le pertenece, el de Silverio que sigue esperando que la justicia sea una realidad y cuya vida sigue impactada en todos sus sentidos. El de Norma que comparte su vida personal, su miedo, su necesidad de abrazar a María Paula, con la lucha porque su prima descanse en paz y con justicia.

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