En la comunicación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador “no hay transparencia”, hay una falta de consistencia dentro del propio mensaje gubernamental y en el manejo de las cifras, datos y medidas para llevar a cabo ante la epidemia de la enfermedad de Covid-19, coincidieron expertas en temas de transparencia en México
Para Jacqueline Peschard, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a los expertos en el manejo de epidemia, como el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, lo han llevado a ser un malabarista con la información ante su papel de subordinado.
“¿Qué le toca a López-Gatell? Un malabarismo entre lo que es conocimiento que él tiene del caso y ser un subordinado del presidente. Imagínese qué mal papel, por eso es que a veces no hay claridad en el propio López Gatell”.
La expresidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información y experta en el manejo de la información gubernamental afirmó que “no hay transparencia en este asunto y entonces la comunicación del Gobierno, que debiera ser la guía para toda la población no genera certeza y claridad de cómo enfrentar (este momento)".
Consideró que el manejo se debe hacer como lo ha planteado el Presidente, dejarlo en manos de los expertos, sin embargo, el propio Andrés Manuel López Obrador contradice con sus mensajes y acciones.
Ahí es donde está la contradicción, y hace que las acciones de la Secretaría de Salud (SSa), en voz de un experto como Hugo López-Gatell queden de lado.
“El problema con la falta de transparencia en una situación crítica como en esta materia es que deja incertidumbre a la población. En lugar de la población sólo como dicen los expertos, solo seguir la voz de la autoridad para que no estés expuesto a las redes sociales que inventan cosas, etcétera, pero para eso debe haber consistencia en el mensaje del gobierno, consistencia y claridad y datos claros”.
Explicó que los datos que está dando la SSa son los datos que ellos tienen, que no necesariamente son los casos reales porque puede haber muchos casos que no estén detectados por la falta de pruebas. Ello provoca la falta de transparencia que se suma a la falta de consistencia dentro del manejo del mensaje gubernamental.
Al final lo que construye es una “una comunicación política. No califico a lo político como algo negativo, empieza a ser negativo cuando lo que está en juego es un enfrentamiento de unos partidos y otros, una corriente y otra, pero aquí el problema es una falta de consistencia dentro del propio mensaje gubernamental”.
Consultada al respecto y por separado, Marieclaire Acosta dijo que el que no haya un manejo transparente de la información y la comunicación “puede generar una parálisis y una pérdida de confianza en el gobierno y eso es gravísimo”, porque este problema va para largo y, si hay que endurecer las medidas, se va a necesitar que el ciudadano coopere, por lo tanto, se vislumbran problemas si no se atiende esta “disonancia” informativa.
Coincidió con Peschard al afirmar que hasta ahora la comunicación de la SSa “es una información muy sólida, muy correcta; me preocupa como el resto la discrepancia que ha habido entre los mensajes de Salud y los mensajes del Presidente.
Eso ha generado mucha confusión y una pérdida de confianza, que es grave”. Como preocupante por la discrecionalidad que hasta ahora existen calificó el manejo que se hace con el tema de las pruebas diagnósticas, porque no está al alcance de todos por el tipo de requisitos que deben cubrir, eso origina desde ahora que haya un subregistro en las cifras.
Dijo que es momento que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se maneje con “más consistencia y más transparencia”.
Al mismo tiempo planteó que entre todos haya un esfuerzo para acabar con la polarización, “volvernos a unir independientemente de que seamos fifis, chairos, flacos-gordos, ricos-pobres, digo, todos estamos en el mismo barco, eso es lo que más hace falta”.
Para Adriana Reynaga, integrante de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), lo que está ocurriendo es un “manejo discrecional de la información al tener diferentes fuentes de datos, se está haciendo uso de las fuentes más convenientes no necesariamente para no alarmar a la población sino para conveniencia de algunos sectores”.
Consideró que cuando se denosta la actuación de actores como el Presidente se deslegitima a los expertos.
En cambio, aquí, “resulta interesante cómo gobiernos locales (estatales) tienen información que no corresponde a la del gobierno federal”.
La investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales afirmó que “este manejo discrecional de la información sí sería un punto a analizar, y ver cómo en la población, en la sociedad civil y el sector privado, están viendo qué fuente de información deben considerar para tomar decisiones y no sólo el gobierno”.
A pesar de que el presidente se ha rodeado de los profesionales y personal con experiencia en la epidemia de la influenza AH1N1 de 2009, se cuestiona la información que se proporciona debido a la decisión presidencial de su mensaje y al tiempo que le dedica a otros temas.
Mariana Campos, coordinadora del Programa de Gasto Público en México Evalúa, afirmó que hasta ahora el ciudadano no cuenta con la información a detalle que le permita tomar decisiones frente a la enfermedad.