“La fiesta brava representa una industria que, de acuerdo con datos corroborados por la Secretaría de Agricultura, generó en 2019, previo a la pandemia, una derrama económica de más de 6 mil 900 millones de pesos”, señala Manuel Sescosse, presidente de Tauromaquia Mexicana (TMX), organización con fines no lucrativos que tiene como objetivos difundir y defender la fiesta brava en el marco legal ante los ataques de animalistas y antitaurinos, así como promover sus valores inherentes.
Para el empresario zacatecano criador de toros de lidia, se trata de una actividad que produce empleos directos e indirectos para más de 220 mil familias en todo el país, cuya estabilidad estaría en riesgo de generarse cualquier prohibición, asegura.
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“En 2018 se vendieron 68 mil 227 cabezas de ganado, las cuales fueron criadas en las 258 ganaderías de toros de lidia del país que abarcan poco más de 160 mil hectáreas, lo cual representa casi la mitad de la extensión del estado de Tlaxcala”, explica Sescosse.
“La derrama fiscal de esta industria es de 800 millones de pesos al año, lo cual es un reflejo de la fortaleza de esta industria. Las aportaciones de las tres principales asociaciones taurinas a la Secretaría de Hacienda fueron de 3 millones 750 mil 590 pesos, por parte de los ganaderos de lidia; 11 millones 98 mil 387 pesos, de los matadores; y 2 millones 710 mil 980 pesos, de los subalternos. Por cada peso invertido en el producto primario, se generan 17.15 pesos”.
Otros datos relevantes corresponden a los ingresos fiscales derivados de la tauromaquia: “ISR, 396 millones 412 mil 218 pesos; IVA, 398 millones, 658 mil 577 pesos; IEPS, 106 millones 85 mil 306 pesos; e Impuesto sobre hoteles, 227 mil 83 pesos”.
El empresario taurino profundiza en sus números “primero, retomando el sector del empleo en lo general, la cadena productiva de la tauromaquia generó ese año: 81 mil 20 empleos directos y 146 mil 385 indirectos; en cuanto al sector de las ganaderías fueron 2 mil 64 empleos directos y mil 26 indirectos”.
“Segundo, recientemente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó el carácter nacional de la fiesta brava, tomando en cuenta su alta penetración en las comunidades del país, ya que el 80 % de los festejos que se celebran cada año se llevan a cabo en el marco de festividades cívicas, religiosas y de santos patronos, tomando en cuenta usos y costumbres de nuestros pueblos originarios”.
En ese sentido, ejemplifica con los festejos que se realizan anualmente en la Península de Yucatán.
“Cada año se organizan más de 2 mil 500 festejos taurinos que forman parte de la riqueza cultural mexicana, y se celebran en el marco de las fiestas patronales de las comunidades mayas. Es por eso que consideramos que es deber de todos preservar los empleos, así como mantener esta actividad cuyo carácter mexicano ha sido reconocido por la Corte y que tiene en las comunidades una de sus principales expresiones”.
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Y Sescosse Varela remata asegurando que “tercero, el ganado de lidia es una raza pura reconocida por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) a través de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia. Se instituye el 12 de marzo de 1946. Es importante destacar que el toro de lidia ha heredado una diversidad genética traducida en encastes y líneas puras y cerradas, dignas de ser preservadas como genes de gran valor”.
