“Detente enemigo que el corazón de Jesús está conmigo, pero no hay ni siquiera enemigos, son adversarios. Yo no tengo enemigos, ni quiero tenerlos”, dijo Andrés Manuel López Obrador mientras mostraba unas estampitas religiosas.
Quienes vieron esa conferencia mañanera quedaron extrañados, no sólo porque el Jefe del Ejecutivo mexicano estaba hablando como un ministro religioso, sino por el contexto: era marzo de 2020, al comienzo de la pandemia por Covid-19.
Mientras el mundo debatía cómo contener la propagación del coronavirus, el presidente de México afirmaba que era cuestión moral.
“El escudo protector es la honestidad. Eso es lo que protege, el no permitir la corrupción”, dijo ese mismo día. Por cierto, López Obrador enfermó dos veces.
George Bush, Ronald Reagan o Adolf Hitler son algunos de los políticos a nivel internacional que recurrieron a este tipo de ayudas sobrenaturales para gobernar
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“Pero este presidente (López Obrador) lo ha hecho, ha hecho rituales, decenas de veces ha hecho referencias a la biblia y a Jesucristo para este apoyar su mensaje y con evidentemente contextos políticos y electorales”, dijo José Gil Olmos, autor del libro El pastor de masas. AMLO: una religión populista.
La ambición del poder
Desde las primeras civilizaciones, la religión y los rituales a su alrededor tienen una influencia tan grande en los poderosos como las armas o el dinero. Egipto, Grecia, Mesoamérica, no hay época ni región que quede exenta de la influencia de los designios divinos entre los poderosos, incluido el siglo XXI.
“Hay una relación histórica y universal (entre poder y religión) con eso quiero decir que tiene mucho tiempo, ciclos y que además es en todos los países, no tiene nada que ver con países desarrollados o con pueblos ignorantes, sino que es universal cómo se ha vinculado el pensamiento mágico, el esoterismo, brujería o como quieran llamarle (...) con los políticos son gente que toman decisiones, gente que se hace de poder y que toma decisiones que tienen implicaciones para mucha gente”, dijo Gil Olmos.
Si en la Edad Media el poder provenía del Anillo Papal, en la actualidad la seguridad de los políticos no necesariamente viene de las urnas o el consenso con las demás fuerzas políticas.
El especialista en la relación de lo místico con los políticos explicó que tener un cargo de alto nivel requiere de seguridad, y en más de una ocasión, han recurrido a rituales fuera de las religiones comerciales.
Desde las primeras civilizaciones, la religión y los rituales a su alrededor tienen una influencia tan grande en los poderosos como las armas o el dinero
“La ambición por el poder, buscan en el pensamiento mágico un asidero para lograrlo para conquistarlo para tenerlo. Vemos cómo es que estos personajes lo hacen (rituales). En otros países también hay este tipo de personajes que con sus accesorios espirituales o esotéricos toman decisiones”.
George Bush, Ronald Reagan o Adolf Hitler son algunos de los políticos a nivel internacional que recurrieron a este tipo de ayudas sobrenaturales para gobernar.
Por ejemplo, la esposa de Ronald Reagan, Nancy, tenía un calendario en el que marcaba los días en los cuales su marido, el hombre más poderoso del mundo, debía tomar decisiones, sin importar coyunturas o urgencias.
Lo mismo George Bush, quien para sus estrategias en la primera Guerra del Golfo recurría a una astróloga para ganar el conflicto. Y de Hitler, versiones históricas señalan que el líder nazi tenía una biblioteca de esoterismo, ideas que influyeron en su mandato y manejo de la estrategia durante la Segunda Guerra Mundial.
En México, uno de los casos más conocidos es el de Francisco I. Madero. El apóstol de la democracia era un médium reconocido y hasta certificado, ya que a principios del siglo XX el espiritismo entraba dentro de las ciencias certificadas. Incluso hay un libro editado por Porrúa que recopila todas las cartas que escribió el expresidente de México como espiritista.
“Madero influye en el gran movimiento que fue la Revolución Mexicana, vemos cómo es que este gran cambio en el país tuvo también una influencia de este tipo de creencias. Yo veo que está claramente vinculado con la historia del país. Ese es un caso, el otro caso muy claro fue el propio Plutarco Elías Calles, el general, no el caudillo. Era espiritista, hacía mismas reuniones para poder tomar decisiones importantes”, comentó Gil Olmos.
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Los rituales a la 4T
En su primer día de gobierno, López Obrador recibió el bastón de mando de 68 pueblos originarios. En la plaza pública más importante del país, el presidente en funciones de México se sometió a una limpia y el bastón que lo convirtió en el líder de los pueblos indígenas.
Este mismo bastón fue el que entregó el presidente a Claudia Sheinabum hace unas semanas, en símbolo de que ahora ella (virtual candidata de Morena a la presidencia) es la nueva líder de los pueblos indígenas.
“Con orgullo y compromiso, con humildad, pero con la plena responsabilidad de continuar el rumbo trazado por nuestro pueblo, el de la transformación que ha iniciado el presidente AMLO. Tengan la certeza, que voy a estar a la altura de las circunstancias, que vamos a caminar juntas y juntos en unidad y que jamás traicionaré el anhelo de seguir construyendo un México aún más justo, fraterno, soberano, libre y democrático”, dijo ese día Sheinbaum.
El problema de la relación de López Obrador con la religión es que ha convertido ese discurso en una bandera política, lo que lo convierte en un populista
Gil Olmos, autor del libro "El pastor de masas. AMLO: una religión populista"
Para Gil Olmos, este es sólo uno de los ejemplos de cómo López Obrador pone a los rituales en la agenda pública.
El especialista recordó que en su primer día como presidente, Vicente Fox recibió un crucifijo en un acto público, Felipe Calderón tampoco ocultó sus creencias religiosas, algo en lo que se parecen al de Macuspana.
“Está más apegado al evangelismo que va adventista (religión protestante) porque la escuela donde él estudió la primaria era de este corte y y él ha dicho que sigue al cristianismo, pero a Jesús lo ve como un líder político social desde que hace muchas referencias a la Biblia”, dijo.
En agosto de 2019, el gobierno Federal llegó a un acuerdo con un grupo de iglesias evangélicas para que distribuyeran la Cartilla Moral, un documento con el que pretendía combatir las desigualdades e inseguridad a partir del cambio de valores de la sociedad.
“Nuestra propuesta para lograr el renacimiento de México busca hacer realidad el progreso con justicia y promover una manera de vivir sustentada en el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza, a la patria y a la humanidad”, dice la presentación de la Cartilla, escrita por el presidente.
Gil Olmos señaló que el problema de la relación de López Obrador con la religión es que ha convertido ese discurso en una bandera política, lo que lo convierte en un populista.
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“Andrés ha hecho uso de la religión en este caso, el evangelio cristiano, un mensaje con fines políticos electorales desde que empezó como líder social”, finalizó.