/ miércoles 22 de marzo de 2023

México realizó 128 compras de fentanilo para uso médico en los últimos 10 años

Pide ampolletas y parches del opioide; experto ve consecuencias de sustituirse el fentanilo medicinal, como sugirió el Presidente

En los últimos diez años, las instituciones de salud en México realizaron 128 procesos de compra de fentanilo en parches e inyectables para administrarlas a pacientes con algún tipo de cáncer, como parte de la anestesia e incluso para tratar la emergencia de Covid-19, reporta la plataforma de Compranet.

De los 128 procesos de compras, como licitaciones nacionales, internacionales y adjudicaciones directas, 82, es decir, 64 por ciento, corresponden al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y fueron lanzados entre 2019 y 2022.

El pasado miércoles, el presidente López Obrador dijo que pedirá a médicos y científicos mexicanos analicen la posibilidad de sustituir el fentanilo con fines médicos por otros analgésicos, para dejar de utilizarlo, “a ver si es posible, porque antes se usaban otros analgésicos”.

Dicho anuncio se hizo en el marco de las presiones de diversos sectores en Estados Unidos, que piden a México hacer más para frenar el tráfico de fentanilo que mata a decenas de miles en ese país.

En el primer semestre del año pasado, la presente administración, a través del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), lanzó un proceso para comprar hasta cuatro mil 545 medicamentos, cuyos costos van de 89.90 pesos por una caja de solución inyectable, con seis ampolletas, a 233.05 pesos por otra caja de cinco ampolletas con citrato de Sufentanilo.

Respecto a contratos por institución en 2022, el IMSS solicitó el mayor número de piezas, pidió hasta dos mil 408; y con menor cantidad, la Sedena, con 291 fármacos.

En los registros que tiene el IMSS en su portal de adquisiciones destaca una compra multianual, en el gobierno del priista Enrique Peña Nieto y previo al arranque de la Cuatroté, por 14.7 millones de pesos.

El contrato, producto de una licitación nacional (LA19GYR47E5217), correspondió a 145 mil 248 cajas de fentanilo en solución inyectable, con seis ampolletas de 10 mililitros.

La vigencia del contrato fue del 3 de octubre de 2017 al 31 de diciembre de 2018.

Respecto a la valoración del Presidente de sustituir el fentanilo medicinal por otro analgésico, Camilo Ríos, especialista en farmacología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, advirtió que se debe hacer ese planteamiento “con cuidado”, pues al tener “un fentanilo bueno: el farmacéutico; y otro malo, fentanilo ilegal, los pacientes que requieran de un medicamento de esta naturaleza podrían provocar un mercado negro, para atender el dolor que generan enfermedades como el cáncer”.

En entrevista con El Sol de México, indicó que son los anestesiólogos quienes han dado uso terapéutico al fentanilo, bajo medidas de control y dosis en específico y, en contraste, al que “hay que poner en control es el fentanilo que se produce de forma ilícita en laboratorios, que no tienen control y hace que los consumidores no tengan dosis señaladas, además de que se mezcla con otros estupefacientes, como la heroína o la cocaína”.

Alertó que la adicción al fentanilo es muy rápida, dado que una dosis o dos son suficientes para que las personas se vuelvan dependientes.

Comentó que prohibir el fentanilo “se debe pensar bien, porque sustituir el fentanilo farmacéutico por otros es recurrir a otros de la misma familia de opiáceos, como la morfina o la oxicodona, pero con menos potencia, 50 veces menos”.

El investigador dijo que en el área farmacéutica “no tenemos una alternativa para tratar el dolor y, en su caso, se tendrían que ofrecer dosis más grandes o suministrar los que tenemos en formas diferentes para poder controlar el padecimiento; sin embargo, eso también puede generar mayor adicción”.

El fentanilo farmacéutico contribuye a inducir, mantener la anestesia general y prevenir o aliviar el proceso de recuperación operatorio.

En el caso de pacientes en condiciones críticas, que han estado intubados o sedados por largos períodos, está indicado en su proceso de recuperación.

Entre las contraindicaciones señala hipersensibilidad y “dolor agudo o postoperatorio e incluso depresión respiratoria significativa”.

Actualmente, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) tiene autorizados ocho medicamentos de fentanilo, tres de referencia y cinco genéricos.

Las empresas que se registraron como fabricantes son seis: Glaxo, Pisa, Janssen, Vitalis, Grossman y Psicofarma y ninguna elabora los fármacos en sus plantas de nuestro país; los producen en Italia, Bélgica, Argentina, Colombia y EU.

Hasta ahora, el único proceso en contra del uso terapéutico del fentanilo en México se registró en mayo de 2021, en contra de Marisa Brito, una especialista que formaba parte del equipo de atención Covid-19 en el Hospital General Municipal de Iguala, Guerrero.

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La médico fue imputada por la Fiscalía General de la República (FGR) luego de promover la compra de una caja con seis ampolletas para el tratamiento de sus pacientes, en medio de una de las olas más largas de la pandemia en nuestro país.

Brito es anestesióloga y en su intervención en la zona de emergencia trató a sus pacientes con fentanilo. Luego de ocho meses la Fiscalía cerró el caso, porque no había delito que perseguir.

En los últimos diez años, las instituciones de salud en México realizaron 128 procesos de compra de fentanilo en parches e inyectables para administrarlas a pacientes con algún tipo de cáncer, como parte de la anestesia e incluso para tratar la emergencia de Covid-19, reporta la plataforma de Compranet.

De los 128 procesos de compras, como licitaciones nacionales, internacionales y adjudicaciones directas, 82, es decir, 64 por ciento, corresponden al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y fueron lanzados entre 2019 y 2022.

El pasado miércoles, el presidente López Obrador dijo que pedirá a médicos y científicos mexicanos analicen la posibilidad de sustituir el fentanilo con fines médicos por otros analgésicos, para dejar de utilizarlo, “a ver si es posible, porque antes se usaban otros analgésicos”.

Dicho anuncio se hizo en el marco de las presiones de diversos sectores en Estados Unidos, que piden a México hacer más para frenar el tráfico de fentanilo que mata a decenas de miles en ese país.

En el primer semestre del año pasado, la presente administración, a través del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), lanzó un proceso para comprar hasta cuatro mil 545 medicamentos, cuyos costos van de 89.90 pesos por una caja de solución inyectable, con seis ampolletas, a 233.05 pesos por otra caja de cinco ampolletas con citrato de Sufentanilo.

Respecto a contratos por institución en 2022, el IMSS solicitó el mayor número de piezas, pidió hasta dos mil 408; y con menor cantidad, la Sedena, con 291 fármacos.

En los registros que tiene el IMSS en su portal de adquisiciones destaca una compra multianual, en el gobierno del priista Enrique Peña Nieto y previo al arranque de la Cuatroté, por 14.7 millones de pesos.

El contrato, producto de una licitación nacional (LA19GYR47E5217), correspondió a 145 mil 248 cajas de fentanilo en solución inyectable, con seis ampolletas de 10 mililitros.

La vigencia del contrato fue del 3 de octubre de 2017 al 31 de diciembre de 2018.

Respecto a la valoración del Presidente de sustituir el fentanilo medicinal por otro analgésico, Camilo Ríos, especialista en farmacología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, advirtió que se debe hacer ese planteamiento “con cuidado”, pues al tener “un fentanilo bueno: el farmacéutico; y otro malo, fentanilo ilegal, los pacientes que requieran de un medicamento de esta naturaleza podrían provocar un mercado negro, para atender el dolor que generan enfermedades como el cáncer”.

En entrevista con El Sol de México, indicó que son los anestesiólogos quienes han dado uso terapéutico al fentanilo, bajo medidas de control y dosis en específico y, en contraste, al que “hay que poner en control es el fentanilo que se produce de forma ilícita en laboratorios, que no tienen control y hace que los consumidores no tengan dosis señaladas, además de que se mezcla con otros estupefacientes, como la heroína o la cocaína”.

Alertó que la adicción al fentanilo es muy rápida, dado que una dosis o dos son suficientes para que las personas se vuelvan dependientes.

Comentó que prohibir el fentanilo “se debe pensar bien, porque sustituir el fentanilo farmacéutico por otros es recurrir a otros de la misma familia de opiáceos, como la morfina o la oxicodona, pero con menos potencia, 50 veces menos”.

El investigador dijo que en el área farmacéutica “no tenemos una alternativa para tratar el dolor y, en su caso, se tendrían que ofrecer dosis más grandes o suministrar los que tenemos en formas diferentes para poder controlar el padecimiento; sin embargo, eso también puede generar mayor adicción”.

El fentanilo farmacéutico contribuye a inducir, mantener la anestesia general y prevenir o aliviar el proceso de recuperación operatorio.

En el caso de pacientes en condiciones críticas, que han estado intubados o sedados por largos períodos, está indicado en su proceso de recuperación.

Entre las contraindicaciones señala hipersensibilidad y “dolor agudo o postoperatorio e incluso depresión respiratoria significativa”.

Actualmente, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) tiene autorizados ocho medicamentos de fentanilo, tres de referencia y cinco genéricos.

Las empresas que se registraron como fabricantes son seis: Glaxo, Pisa, Janssen, Vitalis, Grossman y Psicofarma y ninguna elabora los fármacos en sus plantas de nuestro país; los producen en Italia, Bélgica, Argentina, Colombia y EU.

Hasta ahora, el único proceso en contra del uso terapéutico del fentanilo en México se registró en mayo de 2021, en contra de Marisa Brito, una especialista que formaba parte del equipo de atención Covid-19 en el Hospital General Municipal de Iguala, Guerrero.

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La médico fue imputada por la Fiscalía General de la República (FGR) luego de promover la compra de una caja con seis ampolletas para el tratamiento de sus pacientes, en medio de una de las olas más largas de la pandemia en nuestro país.

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