Luego de siete años de no verse, Cristopher y su madre Xóchitl pudieron encontrarse pero a través del cerco fronterizo. Ella en Calexico, California, y él en Mexicali, Baja California
Es la familia Avalos separada y a la vez unida a través de la frontera que ha permanecido cerrada por más de 15 meses a los denominados "cruces no esenciales"
Cristopher vino a Baja California desde Puerto Vallarta, Jalisco, junto a otros miembros de su familia huyendo de la violencia desatada por los cárteles de la droga para buscar asilo político, pero una desagradable experiencia con policías de Tijuana los hizo cambiar de opinión.
"En la garita de Otay policías nos detuvieron, nos esposaron y nos pusieron una pistola de toques, no lo volvimos a intentar por que nos dijeron que si nos volvían a ver ahí nos detenían”.
Cristopher y su madre acordaron verse en la frontera entre Calexico y Mexicali.
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Una parte de la familia en el territorio estadounidense y la otra parte en tierras mexicanas, ambos bajo la vista de elementos de la Patrulla Fronteriza en la vigilancia diaria del cerco internacional.
“Yo tenía siete años sin ver a mi mamá, ella logró tener asilo junto a mis hermanas”.
Cristopher dijo sentirse decepcionado de las autoridades mexicanas.
Para el encuentro familiar ni los intensos rayos del sol que impactaron con casi 40 grados centígrados y mucho menos el cerco fronterizo de 9 metros de altura fueron impedimento.
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